Martí distingue claramente entre la América anglosajona y la América Nuestra, la cultura latinoamericana que, más que una lengua, es parte de una misma cultura, de una misma historia, de una misma sensibilidad, de la misma piel morena, mestiza e indo-española.
Arnoldo Mora Rodríguez* / Para CON NUESTRA AMÉRICA(Ilustración: "Martí", de Aldo Soler)
El nombre que para todos los latinoamericanos representa el fin de este siglo [XIX] y el inicio del nuevo siglo [XX], es decir, que encarna con su acción y su pensamiento el tránsito, la apertura a una nueva era histórica de nuestra América, es el patriota, intelectual y escritor y político cubano, prócer de su patria, de las Américas, José Martí. Su influencia y su presencia es tal que solo se le puede comparar en la historia de nuestro pensamiento latinoamericano, con el Libertador Simón Bolívar.
Este comienza el siglo y lo comienza con la gesta de una nueva era en la historia de nuestra América, nos abre a la historia y nos da la conciencia de nuestra identidad en su plena expresión. Martí, por su parte, culmina la obra de Bolívar no solo logrando la independencia para Cuba de España, de los últimos territorios que aún estaban formando parte del Imperio colonial, sino dando una nueva visión de la política.
Ante todo, Martí es intérprete y heredero y continuador de la gesta de Bolívar. Es el creador de la primera corriente estética que pondrá en el mapa de las culturas y de las letras mundiales, la región caribeña.
Su concepción de la política es diferente e innovadora. No piensa como Bolívar en crear primero un ejército para liberar su patria del yugo colonialista, sino en formar un partido que significativamente titula “Revolucionario”, pues, para él, la dimensión política es, ante todo, ética, pero abarca todos los aspectos de la vida humana: lo social, lo cultural, lo educativo y lo científico-técnico.
La base de toda esta transformación exterior es la de convertir al hombre en ciudadano y hacer que la conducta del ciudadano se funde en los valores cívicos. La idea detrás es central en este pensamiento. Pero también es concebida como identidad cultural. Lo nuestro es toda nuestra cultura: nuestra lengua, nuestra cultura popular, nuestra historia y es lo primero que se debe aprender en la escuela. La patria chica debe conducir a la patria grande.
Martí distingue claramente entre la América anglosajona y la América Nuestra, la cultura latinoamericana que, más que una lengua, es parte de una misma cultura, de una misma historia, de una misma sensibilidad, de la misma piel morena, mestiza e indo-española.
Por eso reclama la solidaridad de todos para la liberación de Cuba. Es toda América Latina la que se ve emancipada con la liberación de Cuba. Organiza un partido político porque la política es lo primero; mas, porque la guerra es necesaria, organiza también un ejército libertador al servicio de los ideales políticos y patrióticos, advertido por la experiencia de los militares latinoamericanos que se arrogan un papel mesiánico y terminan instaurando una dictadura.
En el pensar suyo es ya clásico citar textos como la carta de Jamaica de Bolívar y, en el caso de Martí, el equivalente es su ensayo titulado Nuestra América. Martí quien escribió abundantemente, en este ensayo nos dio lo mejor de su pensamiento y así es considerado en la historia, tanto de nuestras ideas, como de la literatura hispanoamericana.
De este clásico transcribimos algunos conceptos:
“El deber urgente de Nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada solo con la sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños. El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el mayor peligro de nuestra América… Se ha de tener fe en lo mejor del hombre, y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor de que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien los azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad”.
*Filósofo costarricense, ex Ministro de Cultura y miembro de la Academia Costarricense de la Lengua. Este texto forma parte de su libro “LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA”, publicado en el año 2006, en San José de Costa Rica, por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia. Se transcribe con autorización del autor.
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