"Tony Guiteras, un hombre guapo" es un libro sumamente útil para las luchas de hoy en América Latina pues pone de relieve la necesidad del carácter antimperialista que toda revolución o movimiento popular debe poseer en nuestra región si quiere defender la soberanía nacional y realizar trasformaciones sociales, más si intenta marchar hacia el socialismo.
Hay libros muy necesarios en los procesos de debate intelectual de los fenómenos históricos. Este es el caso de Tony Guiteras, un hombre guapo (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009), de Paco Ignacio Taibo II respecto a la Revolución del 30 en Cuba y una de sus figuras cimeras. Esfuerzo biográfico riguroso, el de Taibo sobre Antonio Guiteras deviene un gran fresco de la época y sus personajes principales, cuando se incuba y resulta derrotado ese gran movimiento revolucionario antimperialista del pueblo cubano precursor de la Revolución de 1959.
La obra aborda los actos y el saldo de la actividad de los líderes y organizaciones revolucionarios de esos años con una irreverencia sumamente útil al propósito de desentrañar las claves así como la repercusión del período en la historia posterior de Cuba. Y lo hace desde la posición de respeto y simpatía de un historiador afín a las causas populares y por eso mismo capaz de poner en juego el plus de sensibilidad social capaz de percibir ángulos decisivos que escapan a los historiadores “objetivos”.
Aunque no pretenda decir la última palabra sobre el tema, Taibo pone sobre el tapete a lo largo del texto problemas esenciales que están en el fondo de la derrota de la Revolución del 30. Entre ellas la ausencia de unidad de las fuerzas populares como consecuencia del sectarismo de las organizaciones revolucionarias, en particular pero no únicamente, del Partido Comunista de Cuba (PCC), sujeto, aunque discrepe a menudo de ellas, a las erróneas directrices de la Internacional Comunista. Algunas de ellas aberrantes como la insistencia en luchar contra la burguesía local y no contra las empresas estadunidenses cuando lo primario en la liberación de los países semicoloniales y dependientes, como demostró Lenin dos décadas antes, es el enfrentamiento a la dominación imperialista.
De la misma manera el sectarismo le impide apreciar el papel de vanguardia que, contrariamente al dogma, asume por momentos el movimiento estudiantil y el surgimiento desde la pequeña burguesía de un líder revolucionario profundamente antimperialista y comprometido con el socialismo como Guiteras. El sectarismo conduce también al PCC y a las organizaciones obreras a él vinculadas a desaprovechar la presencia de ese revolucionario excepcional en el Gobierno de los Cien Días e incluso a no identificar las posiciones nacionalistas, por vacilantes y endebles que puedan ser, de personajes como su presidente Ramón Grau. Ello conduce a una errónea caracterización del contenido de las acciones del gobierno Grau-Guiteras, algunas de ellas de gran alcance antimperialista como la confiscación del pulpo eléctrico de propiedad yanqui; o de justicia social, ergo la jornada de ocho horas, la resuelta defensa de los sindicatos por Guiteras frente a los patronos y el voto femenino.
Tony Guiteras… es también un libro sumamente útil para las luchas de hoy en América Latina pues pone de relieve la necesidad del carácter antimperialista que toda revolución o movimiento popular debe poseer en nuestra región si quiere defender la soberanía nacional y realizar trasformaciones sociales, más si intenta marchar hacia el socialismo. Pero no sólo por eso. También porque evidencia que una administración demócrata en Estados Unidos, la de Franklin D. Roosevelt y su política del “buen vecino” puede engendrar un monstruo del tamaño de Fulgencio Batista, autor de masacres contra el movimiento obrero cubano que no tienen nada que envidiar a las que realizó Gerardo Machado, su homólogo y antecesor en la condición de hombre fuerte de Cuba. No es mera coincidencia la semejanza con la situación actual de Obama en la Casa Blanca y su presunta intención de hacer una nueva política hacia América Latina mientras en los hechos apoya el golpe en Honduras y prepara la agresión a Venezuela con la instalación de las bases militares en Colombia. No, expresa la naturaleza imperialista del sistema dominante en Estados Unidos con independencia del partido a que pertenezcan, la retórica o incluso las intenciones de quienes detentan los más altos cargos gubernamentales.
El libro de Taibo nos habla de otros destacados revolucionarios cubanos de esa época y acertadamente puntualiza que Julio Antonio Mella merece un libro aparte. Por lo pronto ha recibido una excelente acogida en Cuba y es de esperar que cumpla su propósito de dar a conocer a Guiteras fuera de las fronteras de la isla.
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