La resistencia de los artesanos de Chichén Itzá debe ser acompañada por toda la sociedad, pues sus derechos legítimos como cultura indígena, oprimida y olvidada desde siempre por los malos gobiernos, deben ser defendidos, su autonomía y libre determinación debe ser aplicada.
La guerra de conquista iniciada hace más de cinco siglos sobre los pueblos originarios de América, aun hoy continúa. La característica principal de los gobiernos es su desprecio a las culturas indígenas y al patrimonio cultural e histórico de nuestro país. Para los poderosos, los indígenas solo sirven si están muertos, los que están vivos y trabajan son condenados a las peores condiciones de marginación y explotación.
En Yucatán, esta situación es clara, los campesinos mayas son despojados de sus tierras mediante engaños y fraudes, y reprimidos con violencia si deciden denunciar tales acciones del gobierno. Ese es el caso de los ejidatarios de Oxcum que en el 2006 y 2007 resistieron con dignidad tales atropellos. Un caso ejemplar del desprecio hacia la cultura indígena, es el que se desarrolla en la zona arqueológica de Chichén Itzá, donde permanecen en conflicto los artesanos mayas y los intereses privados de los gobernantes y burgueses empresarios.
Herederos de una histórica tradición los artesanos mayas trabajan todos los días en condiciones extremas al interior de Chichén Itzá. Su presencia se remonta al menos a la década de los 20. En la actualidad son aproximadamente 800 artesanos-comerciantes, de los cuales dependen por lo menos 6000 personas. Viven en los alrededores de Chichén Itzá en más de 20 pequeñas comunidades (entre ellas Pisté, Xcalacoop, San Felipe, Tohopkú, Yaxché), donde la situación económica es extrema por las condiciones de abandono en que se encuentran.
Desde años atrás los diferentes gobiernos junto al INAH, han pretendido expulsarlos de su propia tierra, en 1996 la policía los desalojó utilizando gases lacrimógenos, dañando en ese entonces a nuestros niños y algunas mujeres embarazadas. Permanecen en constante amenaza de un nuevo acto violento del gobierno, reciben a diario muestras de desprecio, y hostigamiento por parte de Hans Thies Barbachano quien se hace llamar “legitimo dueño de Chichén Itzá”. Han denunciado por todos los medios su situación, recibiendo por parte del gobierno nula respuesta, pues es evidente la inclinación que las autoridades tienen por Barbachano.
Como si el desprecio a su trabajo y su cultura fuera poco, desde 1997, se ha comenzado a convertir a Chichén Itzá en un centro comercial. Se efectúan grandes eventos “culturales” sin importar el daño que estos ocasionan a los vestigios de la zona arqueológica. Luciano Pavaroti, Placido Domingo, Sara Brightman son los principales artistas que han actuado en dichos eventos.
Para los próximos años han programados la actuación de Elton John y Paul McCartney, además de una función de Box en febrero del próximo año. El descaro es evidente, no hay beneficio para los mayas en estos eventos, solo persecución y violencia contra ellos, pues cada vez que se programa una de estas actividades se les persigue para expulsarlos de la zona arqueología, por considerar las autoridades que dañan el aspecto y estorban a sus planes. Actualmente se pretende construir un complejo turístico en Chichén Itzá, que incluye entre otras cosas 12 hoteles cinco estrellas, playas artificiales, lagos artificiales, campos de Golf, bares y discotecas. Por supuesto los mayas están excluidos de todos estos proyectos.
Ante todos estos atropellos a sus derechos históricos y culturales que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se han organizado desde años atrás para resistir y poner freno a los embates gubernamentales de las autoridades que promueven la cultura maya sin los mayas.
Sus demandas son:
1. Que el INAH y/o las autoridades correspondientes expropien la propiedad privada (de aprox. 796 hectáreas a nombre de la familia Barbachano) enclavados en la zona federal de Chichén Itzá.
2. Que el 15% de los ingresos que capta mensualmente el INAH y el Patronato de Cultura de Yucatán en la zona de Chichén Itzá se destinen para los pueblos circunvecinos a la zona arqueológica. Con esta insistente petición hemos logrado que el Gobierno Federal y el de Yucatán firmen un convenio para que un 5 por ciento de ésos ingresos se destinen de manera retroactiva desde enero del año 2008 para el municipio de Tinum, donde se encuentra asentado Chichén Itzá. Hasta hoy no se conoce como se ha utilizado el dinero.
3. Que se creen leyes que exenten de pago los 365 días del año a todos los mayas de la península de Yucatán para entrar a la zona arqueológica de Chichén Itzá.
4. Los aprox. 800 artesanos-comerciantes pedimos que las autoridades del INAH y/o las que correspondan reconozcan formalmente nuestro espacio de trabajo acostumbrado.
5. Garantías legales y humanas a nuestro favor, es decir que se aplique el convenio 169 de la OIT y demás leyes que favorezcan a las comunidades indígenas, y no seamos desalojados, ni detenidos injustamente; debiendo la autoridad respetar y reconocer nuestro trabajo en el interior de la zona de Chichén Itzá.
La resistencia de los artesanos de Chichén Itzá debe ser acompañada por toda la sociedad, pues sus derechos legítimos como cultura indígena, oprimida y olvidada desde siempre por los malos gobiernos, deben ser defendidos, su autonomía y libre determinación debe ser aplicada.
Es necesario lograr el respeto y reconociendo pleno de los derechos indígenas, un reconocimiento real de la diversidad cultural de todos los pueblos y comunidades de nuestro país es la base para la conformación de un México justo. Se necesita dar fin a la guerra de conquista de los pueblos indígenas y conformar una alternativa a esta sociedad capitalista basada en la explotación y marginación de los sectores trabajadores, para dar paso a la construcción de un mejor país, con la participación de todos los que integran el México de abajo.
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