Las ilusiones se van disipando. La Copa del Mundo no va a generar el desarrollo propuesto. Por el contrario, ya viene demostrando sus efectos maléficos: remociones, aumento del costo de vida apenas con la expectativa de su acontecimiento. Después que los estadios estén hechos, los juegos acaben y los extranjeros se vayan, ¿quién va a emplear los millares de obreros? ¿Qué haremos con los nuevos estadios?
Venancio Guerrero / Especial para Con Nuestra América
Desde Sao Paulo, Brasil
El Estadio Nacional de Brasilia en construcción |
Después de más de 50 años, el pueblo brasileño recibirá nuevamente la Copa del Mundo de Fútbol, deporte reconocido como una pasión nacional. Ahora, vamos a poder ver nuestra selección canarinha, venciendo argentinos, españoles y alemanes. ¿No? Este debe ser un sentimiento común de todo brasileño, después de saber que la Copa del Mundo acontecería en Brasil. Sin embargo, pasado algún tiempo, los brasileños comienzan a temer el futuro y sentir las presiones de recibir este presente de la FIFA. Además, de que no tenemos una selección competitiva, con un fútbol burocrático y ruin, hay una preocupación con los efectos colaterales de la fiesta, principalmente con sus costos.
Cuando hablamos de Copa del Mundo, pensamos luego en alegría, diversión y cultura. Por lo menos aquí, deberíamos descansar del fastidio del mundo del dinero, es decir, de los asuntos de la economía. Sin embargo, desde que la Copa se volvió titular en Brasil, cada vez más se convierte en materia de economía. El fútbol y el mundo del dinero caminan juntos, no solo por los salarios millonarios de los jugadores, sino también por las consecuencias sociales de los grandes proyectos –impulsados por la Copa del Mundo–, sobre el empleo y el costo de la vida.
La Copa llega a Brasil en un momento impar de la economía mundial: crisis financiera mundial. ¿Pero qué tienen que ver ambas cosas? Resumiré, sin entrar en detalles: los Estados Unidos tuvieron problemas, ¿dónde? Ellos invirtieron en una burbuja que no tenía consistencia y explotó, eliminando millones de empleos. ¿Cómo así? ¿Burbuja en la economía? Los estadounidenses inventaron una fábrica de hacer lucro, con el título de propiedad de sus casas prestaban dinero, con este hacían más casas, con estas nuevas casas hacían más préstamos. Los banqueros vendían estos préstamos y hacían ganancias. En un momento, la burbuja estalló, pues alguien debía pagar los préstamos, es decir, la máquina de hacer dinero era una máquina de ilusiones.
El lector puede preguntar: “Pero todavía no explicó la relación entre crisis y Copa del Mundo”. Le pido calma para acompañar mi raciocinio. La crisis de los Estados Unidos hizo que todo el mundo quebrase, pues la economía de allá requería de la economía mundial. En 2009, también hubo desempleo en Brasil. Sin embargo, era necesario crear nuevos sueños, sueños de empleo, producción y lucros. ¿Cuál es el nuevo árbol de dinero? Aparecieron Paulo Coelho, Lula y Xuxa para traer estos nuevos sueños: la Copa del Mundo.
Dijeron: la Copa del Mundo va traer la felicidad general de la nación, así como nuevas inversiones y dólares. Aquí, el progreso vendrá con el consumo y el dinero extranjero, desde el turismo, hasta los dólares para inversiones en el país de la Copa. También, vamos a construir nuevos estadios, lo que va a generar empleos, inversiones y renta. Nuevos salarios estimularán el comercio y las ganancias. ¡Ah! aquí todo mundo gana, el obrero que va a trabajar, el mesero que va trabajar, y así. No solo esto, el Brasil que ya está creando empleo, va aumentar el consumo en general y vamos importar más. Aquí, el mundo entero gana. Pues, si nuestra economía es tan pujante, los banqueros que perdieron sus dólares con la crisis de los Estados Unidos, ahora, van invertir en la máquina de hacer dinero con fiesta, fútbol y estadios. La Copa del Mundo y Brasil pueden ayudar a superar la crisis de los Estados Unidos.
Aquí comienzan nuestros problemas. De la misma forma, que inventaron sueños de dinero fácil con las hipotecas americanas, están inventando dinero fácil con fútbol y estadios. Para hacer estos estadios son necesarios terrenos vacíos, ¿y si no los hubiera? ¡Hacemos! ¡Caramba! Somos creativos, si creamos jugadas fenomenales en el fútbol, inventamos aquí también. ¿Cómo? Sacamos a las familias de aquellas casas, así, no solo encontramos más terrenos para los estadios, sino que también creamos nuevas personas que van a necesitar de casas. Quien se lucra con el mercado inmobiliario solo tiende a ganar, pero quien vive del alquiler o quiere financiar su casa solo tiende a perder. Comenzamos a ver que algunos ganan y otros pierden con la Copa del Mundo. Los millares de obreros –que están contratados en la construcción de los estadios– dejan de trabajar para construir casas, lo que eleva aun más el precio de las viviendas.
Además de la habitación, que va quedando más cara, las otras cosas van aumentando sus precios, pues todos van a querer ganar con este tiempo de bonanza. El dinero público –que podría ir para educación y salud– está siendo drenado para la construcción de estos estadios, además del desviado para la corrupción.
Nuevas líneas del metro están siendo construidas. Las casas localizadas en estos lugares, con la nueva infraestructura se van haciendo caras. Las personas que habitan ahí van a tener que vivir más lejos, pues queda difícil pagar el alquiler. El costo de la vida aumenta, no solo porque todo está mas caro, y tenemos que pagar más para vivir, comer y habitar, sino porque también cuesta más para trasladarse en la ciudad, para ir a trabajar y divertirse.
Por lo menos nos divertiremos viendo los juegos, ver a la selección de Neymar vencer a España. Aquí mismo, el brasileño común no va ganar nada. Apenas la selección de Mano Menezes y Andrés Sánchez vienen mostrando que va a ser difícil ganar a los españoles, que presentan un fútbol deseable y España viene encantando con Xavi e Iniesta. Como los juegos van a ser muy caros, no habrá medio ingreso para nadie, y el brasileño va a tener que comenzar a economizar ahora, y así mismo podrá ver apenas un juego. Quien sabe si podamos divertirnos con un “Corea del Norte versus Canadá”.
Las ilusiones se van disipando. La Copa del Mundo no va a generar el desarrollo propuesto. Al contrario, ya viene demostrando sus efectos maléficos: remociones, aumento del costo de vida apenas con la expectativa de su acontecimiento. Después que los estadios estén hechos, los juegos acaben y los extranjeros se vayan, ¿quién va a emplear a los millares de obreros? ¿Qué haremos con los nuevos estadios?
Los dólares que entraron con las inversiones de los banqueros extranjeros se van, pues la fiesta acabó y ahora es la hora de contar las ganancias. El brasileño verá la Copa por la televisión y con miedo de revivir un nuevo maracanazo, pero ahora sin brasileños en los estadios. Así, la Copa no es para el brasileño común, para el 99% de la población: será hecha para que los del 1% ganen lo que siempre ganan. El pobre trabajador cargará con su costo. La burbuja y la ilusión comenzarán a disiparse. No solo la burbuja de la Copa, sino que otras podrán estallar, pero estas son otras historias.
*Venancio Guerrero es Economista, hincha del Palmeiras y de la Selección Brasileña (infelizmente); además es editor del blog: antesdatempestade@wordpress.com
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