"Cada pueblo tiene su momento, y hoy es el momento del pueblo latinoamericano. Por supuesto que cada país tiene sus características distintas que se manifiestan en sus procesos de cambio, pero si vemos el mapa político de América Latina hoy y lo comparamos con el de hace 10 años, la diferencia no solamente es obvia, sino muy emocionante", afirma la abogada y escritora en esta entrevista.
Eva Golinger, doctora en Derecho Internacional, escritora e investigadora social, es autora de numerosos artículos y de ensayos como El Código Chávez; Bush vs. Chávez: La Guerra de Washington Contra Venezuela; La Telaraña Imperial: Enciclopedia de Injerencia y Subversión; y La Mirada del Imperio Sobre el 4F: Los Documentos Desclasificados de Washington Sobre la Rebelión Militar del 4 de Febrero de 1992. Nuestra conversación para rebelión se ha centrado, básicamente, en las nuevas realidades emergentes en América Latina.
Permítame en primer lugar preguntarle por el contenido de algunas de sus publicaciones. Hablaba usted en uno de sus libros de El código Chávez. ¿Qué código es ese? ¿Puede hacer una interpretación sucinta del mismo?
El concepto del “código Chávez” viene por un lado de la metodología de mi trabajo investigativo. Utilizando una ley en Estados Unidos para solicitar desclasificar documentación de las agencias de Washington, la Ley de Acceso a la Información (FOIA por sus siglas en inglés), he obtenido miles de documentos de las distintas entidades estatales estadounidenses que evidencian sus actividades en el caso de Venezuela. En pocos casos existe un documento que explica todo, y muchos vienen con censuras y códigos internos propios de las agencias. Entonces en mi trabajo analítico tengo que descifrar sus códigos y revisar toda esa documentación, contextualizándola y comparándola con fuentes públicas, para ir armando y descubriendo –como un rompe cabezas– las verdaderas estrategias y actividades de Washington contra Venezuela. Y por otro lado, el “código Chávez” es entonces una manera de describir la mezcla de tácticas de intervención que Estados Unidos ha aplicado contra Venezuela para subvertir su democracia y destruir la revolución bolivariana – incluyendo golpes de estado, sabotajes económicos, violencia de calle, guerra mediática, subversión, financiamiento a la oposición, divisiones regionales, intervención electoral, etc.
El concepto del “código Chávez” viene por un lado de la metodología de mi trabajo investigativo. Utilizando una ley en Estados Unidos para solicitar desclasificar documentación de las agencias de Washington, la Ley de Acceso a la Información (FOIA por sus siglas en inglés), he obtenido miles de documentos de las distintas entidades estatales estadounidenses que evidencian sus actividades en el caso de Venezuela. En pocos casos existe un documento que explica todo, y muchos vienen con censuras y códigos internos propios de las agencias. Entonces en mi trabajo analítico tengo que descifrar sus códigos y revisar toda esa documentación, contextualizándola y comparándola con fuentes públicas, para ir armando y descubriendo –como un rompe cabezas– las verdaderas estrategias y actividades de Washington contra Venezuela. Y por otro lado, el “código Chávez” es entonces una manera de describir la mezcla de tácticas de intervención que Estados Unidos ha aplicado contra Venezuela para subvertir su democracia y destruir la revolución bolivariana – incluyendo golpes de estado, sabotajes económicos, violencia de calle, guerra mediática, subversión, financiamiento a la oposición, divisiones regionales, intervención electoral, etc.
¿Qué opinión le merece el socialismo del siglo XXI que promueve el presidente venezolano? ¿Podía dibujarnos sus aristas más esenciales?
Para mi, el socialismo del siglo XXI es la construcción de una nueva sociedad que prioriza el desarrollo humano y social y que también da importancia a la prosperidad económica colectiva como fundamento para alcanzar la soberanía. Es una fórmula que da poder al pueblo – directamente en sus manos – para que manejen los recursos de sus comunidades, regiones y estados y tomen las decisiones más adecuadas para garantizar beneficios para todos. Es un proceso – y un proceso largo, que requiere mucha paciencia – de transformar un país de un modelo capitalista-consumista a uno más justo que realmente asegura el bienestar del colectivo, y no de una pequeña minoría elitesca. En Venezuela, comenzamos durante los primeros 10 años de revolución de construir la estructura del socialismo del siglo XXI, con la nueva constitución de 1999 que garantiza los derechos humanos, la redistribución de la riqueza nacional y la participación popular, y luego desarrollamos las misiones sociales como respuesta a la miseria y la exclusión que afectaba la mayoría del pueblo. Las misiones han logrado voltear la tabla, atacando directamente a los problemas sociales que más afectan a las sociedades pobres – el analfabetismo, la falta de atención y servicios médicos, la educación accesible, trabajos dignos, vivienda, etc – y han llegado más allá de las necesidades básicas para también crear nuevos espacios para recuperar la cultura venezolana, sus tradiciones, la creación de cooperativas, comunas, etc. Ahora, el reto más grande del socialismo del siglo XXI es la formación ideológica del pueblo y el desarrollo tangible del pensamiento revolucionario como base de las futuras generaciones en el país. Es un proceso lento, con muchas fallas, pero es un camino maravilloso que ha resultado hoy en la dignificación de un pueblo antes invisible. Leer más...
Para mi, el socialismo del siglo XXI es la construcción de una nueva sociedad que prioriza el desarrollo humano y social y que también da importancia a la prosperidad económica colectiva como fundamento para alcanzar la soberanía. Es una fórmula que da poder al pueblo – directamente en sus manos – para que manejen los recursos de sus comunidades, regiones y estados y tomen las decisiones más adecuadas para garantizar beneficios para todos. Es un proceso – y un proceso largo, que requiere mucha paciencia – de transformar un país de un modelo capitalista-consumista a uno más justo que realmente asegura el bienestar del colectivo, y no de una pequeña minoría elitesca. En Venezuela, comenzamos durante los primeros 10 años de revolución de construir la estructura del socialismo del siglo XXI, con la nueva constitución de 1999 que garantiza los derechos humanos, la redistribución de la riqueza nacional y la participación popular, y luego desarrollamos las misiones sociales como respuesta a la miseria y la exclusión que afectaba la mayoría del pueblo. Las misiones han logrado voltear la tabla, atacando directamente a los problemas sociales que más afectan a las sociedades pobres – el analfabetismo, la falta de atención y servicios médicos, la educación accesible, trabajos dignos, vivienda, etc – y han llegado más allá de las necesidades básicas para también crear nuevos espacios para recuperar la cultura venezolana, sus tradiciones, la creación de cooperativas, comunas, etc. Ahora, el reto más grande del socialismo del siglo XXI es la formación ideológica del pueblo y el desarrollo tangible del pensamiento revolucionario como base de las futuras generaciones en el país. Es un proceso lento, con muchas fallas, pero es un camino maravilloso que ha resultado hoy en la dignificación de un pueblo antes invisible. Leer más...
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