Juan J. Paz y Miño Cepeda / El Telégrafo (Ecuador)
(Fotografía: militares y policías sublevados en Ecuador)
¿Por qué América Latina es una región en la cual todavía algunos gobiernos están bajo el riesgo de un golpe de Estado?
Al menos existen tres causas históricas. Primera: la democracia institucional fue el resultado de un largo camino, en el que hubo que vencer las viejas prácticas de los sistemas oligárquico-terratenientes del pasado y de la vigencia de los caudillismos, bajo cuya hegemonía las confrontaciones políticas podían solucionarse “normalmente” a través de golpes de Estado. Esa democracia a veces resulta frágil para evitar las arremetidas de los tradicionales grupos de poder. En Ecuador las fases de gobiernos institucionales solo son tres: entre 1916-1924; entre 1948-1960 y, la más larga, entre 1979-hoy, con dos momentos: entre 1979-1996 cinco gobiernos y entre 1996-2006 siete gobiernos y un intento de golpe de Estado.
Segunda: porque a los intereses de las grandes potencias capitalistas no les ha convenido la existencia de regímenes políticos capaces de llevar adelante programas nacionalistas y de reforma social. La historia de América Latina está plagada de intervencionismos, particularmente norteamericanos, para interrumpir e impedir gobiernos reformistas, radicales o de “izquierda”. La CIA operó en Chile contra el gobierno de Salvador Allende (1970-1973) y en Ecuador contra Carlos Julio Arosemena (1961-1963). Pueden citarse decenas de casos iguales.
Tercero: porque en la actualidad las desigualdades sociales y económicas internas son de tal magnitud que cualquier gobierno que intenta modificar la pirámide existente, agudiza la conflictividad política y polariza la “lucha de clases”.
En Europa, las desigualdades sociales traídas por el capitalismo son las que atizaron la “lucha de clases” que puso en auge al movimiento obrero contra los capitalistas. Las mejores condiciones de vida general en los distintos países europeos occidentales sólo se consiguieron en el siglo XX y particularmente después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando se generalizó la “economía social de mercado”, con fuerte intervención del Estado, educación pública, seguridad social universal, amplios derechos laborales y disciplinada organización de la vida social.
Si los países latinoamericanos gozaran de sociedades con mejor calidad de vida para sus sectores populares, hace tiempo habrían evitado las confrontaciones políticas agudas que hoy dividen a varios de los Estados en la región. No es extraño que en Venezuela, Bolivia y ahora Ecuador ronde el “golpismo”. La polarización se radicalizó en estos países durante las décadas de los ochenta y noventa del pasado siglo por la reconcentración de la riqueza y el poder en minorías sociales. Y son los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa los que más disgustan a los actores de aquellos tres factores históricos que han provocado los golpes de Estado en la región: las viejas oligarquías, los países “imperialistas” y las derechas económicas y sociales de la actualidad, resistentes a todo cambio en el que pierdan sus privilegios. Solo que los instrumentos del “golpismo” siempre aparecen en otras manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario