Estar por el cambio y poner por delante las diferencias, los protagonismos personales o de grupo y no al país y sus mayorías es incoherente e irresponsable. Los que están por el cambio son muchos, pero requieren articularse, no mantenerse fragmentados.
(Fotografía: Susana Villarán, candidata del partido Fuerza Social a la Alcaldía de Lima)
El 3 de octubre millones de personas votaron por un rumbo distinto. Lo muestra Lima –al abrirse un resquicio entre los candidatos continuistas de una derecha corrupta y aparecer una figura nueva, Susana Villarán [Fuerza Social, FS]– en un triunfo que 60% de encuestados califica de izquierda. Lo evidencian los triunfos de candidatos por el cambio en Cajamarca, Junín, Piura, Cusco, San Martín, Arequipa, entre otros, y nuevas posibilidades en segunda vuelta regional.
¿Es un salto al vacío, como dice la prensa de la derecha continuista? ¿Eso hicieron Lula, Mujica, Morales, Correa, Funes en América Latina, o Barrantes en Lima? ¡Vamos! El cambio implica asuntos básicos.
1) La inclusión de amplios sectores sociales, hoy excluidos, en los beneficios del crecimiento económico. La gente quiere sentirlo en su calidad de vida, sus ingresos y salarios: redistribuir la riqueza concentrada en pocas manos y transnacionales con privilegios tributarios y concesiones injustas.
2) El cambio es también respeto, trato digno. Mucha gente está harta de atropellos y abusos, de ser “perros del hortelano”, ciudadanos de segunda, ineptos “para poner en valor su propiedades” y de ver cómo sus terrenos comunales, su pequeña propiedad o su esfuerzo laboral son entregados a grupos de poder sin consulta previa, sin cuidar el medio ambiente, el agro o el agua, por derechos míseros, salarios minúsculos y sin derechos laborales: “cholo barato”, desprecio a los pueblos indígenas y maltrato a los emprendedores que producen para el mercado interno, mientras la riqueza sale del país sin industrializarnos ni invertir en educación, salud, ciencia y tecnología o generar empleo digno.
3) Cambio es reconocernos como país multicultural, pluriétnico y multinacional.
4) Es transparencia y control ciudadano a la gestión de las autoridades elegidas y su manejo del dinero público. Terminar con la corrupción generalizada desde Fujimori y democratizar la representación política que hoy manipulan los lobistas de los grupos de poder.
5) Es desarrollo económico descentralizado y aprovechamiento de nuestros recursos naturales con respeto al medio ambiente, rentas justas al Estado y recuperar soberanía y decisión acerca del uso y destino de estos recursos, evitando nuevas vergüenzas como Camisea.
6) Es promover la Unidad Sudamericana para negociar desde una plataforma común en el mundo junto a Brasil.
Las fuerzas políticas y sociales que están por el cambio tienen gran responsabilidad en lograrlo. Deben levantar un programa común, concordado, y demostrar que pueden ser UNA alternativa de gobierno. Unirse para unir a gran parte del país por el cambio.
Frente a la derecha dividida por sus cuotas de poder, los que apuestan por el cambio deben poner por delante lo que los une a favor de la gente. Ninguno defiende un mercado sin controles ni un estatismo trasnochado. Ninguno puede sostener que no busca una reforma tributaria que distribuya mejor la riqueza y financie la educación, la salud, la vivienda, el agro, la generación de empleo, el apoyo a los emprendedores y a las mypes. Todos hablan de una democracia participativa y comunitaria, control ciudadano y transparencia, revocatoria de autoridades electas, para enfrentar la corrupción y legitimar una democracia desprestigiada e ilegítima. Nadie puede obviar el recuperar soberanía sobre nuestra economía y nuestros recursos naturales para el progreso y desarrollo para todos.
Estar por el cambio y poner por delante las diferencias, los protagonismos personales o de grupo y no al país y sus mayorías es incoherente e irresponsable. Los que están por el cambio son muchos, pero requieren articularse, no mantenerse fragmentados. Los principales son el PNP [Partido Nacionalista], las izquierdas, FS, los indigenistas, ambientalistas y movimientos regionales. Hay millones de independientes por el cambio. En la unión está la fuerza de la victoria. Quienes la obstruyan asumirán el costo de dar curso al continuismo.
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