Varios gobiernos en América Latina entusiasmados por la tecnología están apostando a ella gran parte de las opciones para elevar la calidad de la educación sin tener claridad acerca de sus límites y de las necesarias restricciones cuando se trata de la formación humana.
Manuel Barrera Romero / Especial para Con Nuestra América
Desde Santiago de Chile
De todas las novedades que ha traído la globalización sin duda la que tiene un mayor impacto en la vida de todos es el despliegue rápido, masivo y avasallador de las tecnologías de la comunicación y la información (TICs). El conjunto de ellas ha dado origen a la expresión Sociedad de la Información, porque se ha generado un cambio en las conductas familiares, en la relación interpersonal, en la entretención, en la frecuencia y modalidades de la comunicación, y en la participación ciudadana. La vida política se ha transformado. Ha nacido el “e-goverment”, facilitando la gestión pública y el contacto de los servicios públicos (también los privados) con el usuario. El “e-mail” se ha convertido en una herramienta de comunicación instantánea cuasi universal. De todos los nuevos “gadgets” tecnológicos que han traído las nuevas tecnologías sobresale la universal acogida que ha tenido el teléfono móvil o celular.
El teléfono móvil ha sido recepcionado por todas las clases sociales con gran entusiasmo, al punto de existir, en varios países, tantos de estos aparatos habilitados como personas. Para las familias de menores ingresos ha sido una gran solución para sus necesidades de comunicación. Lo mismo se puede decir de los jóvenes, quienes son los más entusiastas en utilizarlos y no sólo como medio de comunicación sino también de entretención.
Las TICs tienen una característica que ha sido fundamental para su rápida expansión y aceptación por parte de las más diversas sociedades y culturas. Se trata de su capacidad para penetrar en el lado imaginario de la estructura psicológica que poseen todos los seres humanos. Es necesario advertir que esta dimensión de la vida individual y social ha acompañado desde siempre a las sociedades humanas.
En efecto, como dice el filósofo social Cornelius Castoriadis[1]:
“El hombre es un animal inconscientemente filosófico, que se planteó las cuestiones de la filosofía en los hechos mucho tiempo antes de que la filosofía existiese como reflexión explícita; y es un animal poético que proporcionó en lo imaginario (lo mitos, por ejemplo, MB) unas respuestas a esas cuestiones” (p.237).
Ocurre que las nuevas tecnologías han acentuado esta especial dimensión imaginaria y, mediante ello, estarían transformando profundamente tanto la vida social como la individual. Es el impacto psicológico que significa el trato continuado con imágenes audiovisuales. ¿Son ellas reales o no? ¿A qué tipo de realidad pertenecen? Están frente a nosotros, pero su realidad es evanescente. ¿Qué es el ciberespacio? ¿Cuál su materialidad?
De los contenidos de Internet se dice que se encuentran en el ciberespacio. “El término ciberespacio alude a una realidad llamada virtual que se encuentra dentro de los computadores y las redes a las que han dado lugar.”[2]
Se infiere de ello que dichos contenidos no se encontrarían en el espacio de los países en los que sus autores los crean o donde se ubican los servidores de Internet que permiten conectarse a la red de redes. Entonces, acontece que se produce una separación instantánea de los contenidos respecto del espacio en que se halla su autor. La localización física de los usuarios de Internet sería, así, irrelevante. En la misma medida en que los tiempos en la comunicación se han acortado hasta la instantaneidad, el espacio se ha constreñido hasta desaparecer como obstáculo para ella. Los contenidos de la comunicación no pertenecen a parte alguna. Y, a la vez, pertenecen a todas las partes. Se han globalizado.
Las relaciones sociales que promueven las TICs prescinden de la presencia de los participantes. Estos pueden relacionarse obviando el espacio, la distancia. Ellas no tienen, sin embargo, la densidad que emana del hecho de que las personas estén unas y otras reunidas en un espacio común. Desde un punto de vista afectivo, humano, sentimental la relación vía celulares, TV, Internet es una relación empobrecida, comparada con la presencial.
Es cierto que existe, desde otra perspectiva, una ganancia en cuanto las TICs posibilitan una relación a distancia, sea de un kilómetro o de miles de ellos. Un fenómeno que ha preocupado a psicólogos y padres es que los jóvenes (en especial, aunque no únicamente) se exponen a experimentar una interacción interpersonal empobrecida al privilegiar al ciberespacio, como vehículo de su vida social, por sobre la realidad aún tratándose de personas geográficamente cercanas. Las TICs tienden a alejar a los cercanos y a acercar a los lejanos. El correo electrónico, las video conferencias, el celular, Internet están reemplazando a las reuniones presenciales.
Es fácil observar en la movilización colectiva de cualquier ciudad que el celular ha reemplazado al libro como objeto preferido para entretenerse durante el viaje, sobretodo entre los jóvenes. Este dispositivo está omnipresente, va adherido a la persona. Realiza ahora un imprescindible acompañamiento permanente. Sirve tanto para una rápida comunicación con personas como para escuchar música, entretenerse con juegos, conectarse a Internet. En suma, permite evadirse del medio ambiente circundante toda vez que pone la realidad virtual a la mano.
Estas posibilidades de instantánea evasión de las circunstancias presentes tiene diversas ventajas: psicológicas, económicas, ahorro de tiempo. También tiene sus desventajas que hay que estudiar con detención.
Hoy se está moldeando la figura del solitario conectado. Del solitario que se relaciona con mucha gente. Del solitario sociable, aunque medianamente sociable. Es la sociabilidad mediada por las TICs. Ejemplo elocuente de ello son las redes sociales que tanto éxito tienen entre la juventud. Suele escucharse la siguiente declaración: “Yo tengo en Facebook miles de amigos” ¿Cuál es la substancia de esta amistad? Generalmente tal amistad no va más allá de una relación superficial que se alimenta de contenidos superficiales. Puede haber excepciones, por supuesto, aunque a veces (no todas) ellas son no sólo indeseables sino incluso peligrosas. Desde el punto de vista psicológico hay todo un campo de investigación cuando el ciberespacio se transforma para los cibernautas en un exclusivo, privilegiado y demandante cibermundo. Cuando el mundo subjetivo provisto por las TICs se transforma en el espacio psicológico que habita el sujeto durante gran parte de su existencia consciente. Sobre este tipo de problemas especialmente en niños y adolescentes, la investigadora Sherry Turkle del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha publicado su último libro, Alone Together: Why we expect more from technology and less from each other? [3] Ella afirma en parte de la crónica citada: “Nos sentimos solos, pero tenemos miedo a la intimidad. La conectividad nos ofrece una ilusión de compañía sin las exigencias de la amistad” Y agrega “Este es el nuevo tipo de relaciones que se está formando. Es hora de empezar a conversar”. Muy interesante sería replicar en la realidad latinoamericana algunas secciones de estas investigaciones. Varios gobiernos en América Latina entusiasmados por la tecnología están apostando a ella gran parte de las opciones para elevar la calidad de la educación sin tener claridad acerca de sus límites y de las necesarias restricciones cuando se trata de la formación humana. Sin embargo es preciso considerar que, como lo saben los educadores, la confusión de los medios y los fines, del instrumento y el contenido, es asaz peligrosa en materia educacional. Las TICs están cambiando las modalidades de nuestra sociabilidad y éste es un terreno escasamente conocido.
NOTAS
[1] Se trata de la obra de filosofía social y política: La institución imaginaria de la sociedad; Buenos Aires: Tusquets Editores; 2007.
[2] Véase “ciberespacio” en Wikipedia. Ahí se agrega: “El término‘ciberespacio’proviene de la novela de William Gibson; Neuromante; (1949). El ciberespacio en un tema recurrente en la literatura de ciencia ficción”.
[3] Sobre la trayectoria y los temas de interés de la Dra.Turkle, Directora del programa de Tecnología y Personas del MIT, puede verse el artículo “La conectividad nos ofrece una ilusión de compañía”El Mercurio; Santiago: 29 de enero de 2011; p.A10.
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