Las recientes sanciones a la aerolínea Conviasa
han hecho más visible para el ciudadano común la naturaleza del conflicto en el
que se encuentra envuelto nuestro país, ya que muestra de forma más específica
una acción que afecta a la población y que proviene del extranjero.
Leopoldo Puchi / El Universal
No estamos en presencia de una confrontación que
se reduce a elementos internos, sino que de manera simultánea se desarrolla una
disputa de naturaleza geopolítica todavía más difícil de manejar y que complica
la búsqueda de soluciones.
Como se sabe, Venezuela se ha desprendido del
dispositivo geoestratégico estadounidense, una separación que no es fácil de
asimilar por Washington, en la medida que nuestro país está ubicado en lo que
algunos llaman ahora, no el backyard,
sino el garden de Estados Unidos, es
decir, una “zona de influencia” reservada.
ALTERNANCIA
Esta realidad ha conducido a una confrontación
entre dos Estados, que se superpone al conflicto interno entre élites
políticas, grupos sociales y proyectos de país contrapuestos.
Ahora bien, la confrontación interna es más
fácil de encauzar que la de naturaleza geopolítica, ya que las élites
dirigentes con respaldo mayoritario tienen numerosos elementos comunes que les
permitirían crear mecanismos de convivencia y alternancia.
Después de todo, la preminencia de lo popular en
los asuntos del Estado es una horma de la que no pueden escapar con facilidad
las clases dirigentes mientras dependan del voto, sobre todo porque el proceso
de emancipación es difícil de revertir en un país de la guerra federal, el
empuje del AD de los primeros tiempos y del reciente proceso chavista de
visibilización e irrupción de las clases populares.
Al mismo tiempo, la constatación de un
equilibrio en la correlación de fuerzas impide que uno u otro sector, del lado
del Gobierno o de la oposición, pueda imponer su “programa máximo”.
EL JARDÍN
Razones hay, y suficientes, para que se produzca
una alternancia en el Ejecutivo. Mala gestión pública, desinstitucionalización,
arbitrariedades y un prolongado período de permanencia en el poder, que
desgasta.
Sin embargo, un cambio de élites puede
representar la inserción en un mecanismo en el cual Venezuela se integre en
condiciones de subordinación al dispositivo estadounidenses y se resquebraje su
independencia como Estado. Para decirlo con una metáfora, que no sea “un
vecino”, una “casa de enfrente” de EEUU, y sea, efectivamente, “su jardín”.
Estas circunstancias dificultan la alternancia
en el poder, porque ningún Estado ni sus fuerzas armadas pueden abdicar a su
función de preservar la independencia nacional ni abandonar el concepto de
igualdad soberana.
Mientras no se admita que este es un punto
clave, prioritario, para buscar soluciones al conflicto venezolano, no se
avanzará. Al reconocerse el problema, se pueden construir, en un diálogo,
formas de cooperación y de amistad entre las dos naciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario