Por más que busque
salir del laberinto que fue formando a través de los años, se le hace
cada vez más difícil a la OEA encontrar
la salida. Una organización que se dijo nació para “el diálogo y la
integración”, ha terminado siendo el instrumento para intentar derrocar
gobiernos que no son del agrado de algunos de sus miembros.
Juan Félix Montero Aguilar / Especial para Con Nuestra
América
“No
aceptes lo habitual como cosa natural. Porque en tiempos de desorden, de
confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar”. Bertolt Brecht
“La Organización de los
Estados Americanos (OEA) es una organización internacional panamericanista de
ámbito regional y continental creada el 30 de abril de 1948, con el objetivo de
ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la
integración de América”. Así reza una definición
oficial de esta organización fundada en la Conferencia de Bogotá en momentos
que en ese país se daban dos acontecimientos históricos: La visita del joven
estudiante Fidel Castro y el asesinato del candidato presidencial Jorge Eliécer
Gaitán, el primer magnicidio presidencial de una cadena de cinco, el cual fue
el inicio de una guerra civil de más de cincuenta años en Colombia y que aún perdura pese a diferentes esfuerzos
por lograr la paz.
Lo que no dice esa
definición es que su creación significó un viraje de 360* en la política de la
post guerra mundial, ni más ni menos que
el advenimiento de la guerra fría al continente Americano, el final de los
Frentes populares, el fin de la colaboración entre Estados Unidos y la Unión Soviética
contra los nazis, la llegada del nuevo enemigo prefabricado: “la lucha contra
el comunismo”.
Aunque algunos no lo
quieran reconocer así, este hecho tuvo repercusiones en el desenlace de la guerra civil en Costa
Rica, polémico tema que sería para otro artículo y tarea para los historiadores.
La OEA, creada por
iniciativa de EEUU con esa cobertura que se dice en la definición inicial, pero
en realidad con el objetivo de poner un dogal a todos los países de América
Latina y el Caribe, atándolos a la política
y hegemonía de ese país. No en vano el
canciller cubano en los años sesentas del siglo pasado, Raúl Roa, conocido como
el canciller de la dignidad, se refirió a la OEA como el Ministerio de Colonias
de los EEUU.
En los años posteriores
a la fundación de la OEA, cuando cundieron las dictaduras militares, nunca la
vimos asumir una actitud beligerante
ante las invasiones y golpes de Estado para instaurarlas, ni mucho menos
condenar sus masacres, ruptura del orden constitucional y atropellos a los derechos humanos, todo lo
contrario, poco tiempo después eran recibidas y legitimadas las nuevas
autoridades golpistas en las asambleas de la organización. En varios casos
inclusive fue patrocinadora de ellos. Todo era asumido con gran normalidad bajo la justificación de que
eran, como ahora dicen “daños colaterales” en la lucha contra el comunismo.
Actitud muy diferente
asumió la OEA en las conferencias de San José y en Punta del Este con el
gobierno que asumió el poder en Cuba después de derrotar la dictadura de
Fulgencio Batista, expulsando esa nación de la organización con una ajustada
votación y el honroso voto en contra de México, “porque la mayoría de los
miembros la consideraban incompatible con el sistema interamericano debido
a sus fuertes vínculos con los países del bloque chino-soviético de
tendencia marxista-comunista”.
Cuba se pasó cincuenta
años aislada de Latinoamérica, bloqueada por USA, hasta que lograron abrirse
campo en la ONU, organización esta que en el transcurso de 20 Asambleas
Generales condenó dicho bloqueo. Progresivamente los países, después del
triunfo de la revolución sandinista, la revolución bolivariana y el surgimiento
de una diversidad de gobiernos progresistas, fueron restableciendo las
relaciones diplomáticas y como siempre Costa Rica fue prácticamente el último
en hacerlo. Al final de esta historia, la OEA aprobó una moción para solicitar
a Cuba su reingreso, pero Cuba dijo:
- NO! JAMÁS!!...NUNCA!!
Ya son dos países, muy
importantes en la región (Cuba y Venezuela) que han hecho efectiva su decisión
de no pertenecer al denominado Ministerio de Colonias de los Estados Unidos.
Latinoamérica dejó pasar la oportunidad de asestar un duro golpe a este resabio
del colonialismo, cuando pudieron hacer
una deserción casi masiva. Todo lo contrario, se abocaron a fortalecer la tesis
de que la OEA seguía siendo un foro importante para el diálogo entre
Latinoamérica y el Caribe vs Estados
Unidos y Canadá. Paralelamente crear una nueva institucionalidad
latinoamericanista y caribeña bolivariana, independiente: CELAC, ALBA, UNASUR,
PETROCARIBE, BANCO DEL SUR, MERCOSUR.
Hoy día, con el
advenimiento de regímenes de derecha en muy importantes países de la región,
fieles a los Estados Unidos, que lograron desplazar a gobiernos
progresistas y latinoamericanistas, han venido destruyendo el andamio
que construyeron mentes brillantes como Kirchner, Lula, Hugo Chávez y Fidel
Castro.
Así es que la OEA, como
proyecto de integración, lo ha sido no como unidad de las naciones integrantes,
sino como subordinación a las iniciativas surgidas de los intereses
de Estados Unidos, tal fue el caso del ALCA, proyecto de TLC
continental lanzado por la presidencia
de George W Bush y que fuera derrotado en la Asamblea realizada en Chile de
manera magistral por Lula, Kirchner y Hugo Chávez.
ESTADO DE EXCEPCIÓN: donde la legalidad no vale.
La agonía de la OEA se
ha venido manifestando en los momentos en que
se han “visto a palitos” para rejuntar los votos necesarios para aplicar
la llamada “carta democrática” a Venezuela y a Nicaragua. Venezuela solicitó en
el año 2017 su retiro de la OEA, trámite que debe respetar una espera de dos
años para hacerse efectiva, la cual se cumple el 27 de abril de 2019. Por su
parte, mediante un cuestionado trámite, el Consejo Permanente de la OEA decidió
nombrar en lugar del representante del gobierno que ganó las elecciones en mayo
de 2018, a un representante de una persona que se autonombró presidente
interino de Venezuela. Será un representante de Guaidó y sus seguidores pero
nunca un representante del legítimo gobierno de la República bolivariana de
Venezuela.
All options are on the table.
En fin, por más que la
OEA trate de reinventarse promoviendo iniciativas como la Alianza Pacífico y el
grupo de Lima, más conocido como el “Cártel de Lima”, su declive es notorio e
inevitable. Este “Cártel de Lima”( en el cual, para vergüenza histórica
metieron a Costa Rica), en su último comunicado muestra su desesperación ante
la resistencia del gobierno y pueblo venezolanos, se debaten entre su deseo que
de que EEUU acabe con Venezuela mediante bombardeos sangrientos como lo
hicieron con Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, convirtiéndolos en Estados
fallidos, pero muy conscientes que tal extremo incendiaría toda la región
recientemente declarada por la CELAC como ZONA DE PAZ, lo cual podría ser para
ellos un búmerang. “Todas las opciones
están sobre la mesa, repiten de manera incesante Trump, Bolton y Pompeo, pero
los aliados de Venezuela, particularmente China y Rusia ya le han advertido: no
permitiremos tal desenlace por lo brutal
y criminal.
Por más que busque
salir del laberinto que fue formando a través de los años, se le hace
cada vez más difícil a la OEA encontrar
la salida. Una organización que se dijo nació para “el diálogo y la
integración”, ha terminado siendo el instrumento para intentar derrocar
gobiernos que no son del agrado de algunos de sus miembros. Pero si es cierto
que han sabido aplicar religiosamente el precepto “divide y vencerás”,
afectando seriamente el avance que se venía dando en los últimos veinte años en la construcción de una
política unitaria latinoamericanista y caribeña independiente.
Analista político.
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