El pasado lunes 28 de
julio se cumplieron 100 años del inicio de la primera guerra mundial. Esta
conflagración significó en su momento, el conflicto bélico de mayores
dimensiones de la ya iniciada época imperialista del sistema capitalista
mundial.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
Aunque la
historiografía tradicional ha señalado como causa del conflicto el asesinato
del Archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, en realidad ese fue
el motivo de la misma. Las causas profundas dicen relación con los cambios en
la base productiva, -en particular la militar-industrial- que vivían las
potencias en pleno desarrollo del imperialismo. Tal fenómeno produjo respuestas
particulares de los poderes mundiales de acuerdo a factores geopolíticos, estratégicos
y a sus características socio culturales. Esto comenzó a generar
transformaciones en las alianzas políticas existentes , las que condujeron al
rompimiento del equilibrio económico y al potencial bélico de los factores de
poder global y sus coaliciones.
Debe recordarse que la
definición más conocida de guerra es aquella de Clausewitz que señala que la
misma es la continuación de la política por otros medios. En esa medida, hacer
referencia al conflicto solo en su desarrollo
bélico es algo válido para aquellos estudiosos o interesados en la historia
militar, sin embargo en el trasfondo de la conflagración subyacen una serie de
condicionantes de orden económico y político donde se debe buscar el origen de
esta guerra y de cualquier otra.
Más allá del desarrollo
de las hostilidades en el escenario de combate, la primera guerra mundial y el
colapso de las potencias centrales (imperio austro-húngaro, Alemania, e imperio
otomano) se debió a su incapacidad de desarrollar las fuerzas productivas a fin
de forjar un proceso de producción económica e industrial que les permitiera
mantener su status.
Al finalizar el
conflicto, surgió un poder diferente en Rusia alternativo a los existentes a
partir de la toma del poder por los bolcheviques. Así mismo las potencias
centrales desaparecieron, dando paso a otros
países, que consumaron un nuevo reparto del mundo, en particular de
Medio Oriente y el norte de África, dando origen a la mayor parte de los males
que esa región ha vivido en los últimos cien años y que ha tenido desde
entonces -dada su importancia como mayor fuente de energía del mundo- valor
estratégico en el tablero mundial.
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