Como ya es habitual en
las principales muestras internacionales,
la producción cinematográfica latinoamericana llega con fuerza a Locarno
2014, que entre el 6 y el 16 de agosto se convierte en una cita europea imprescindible.
Una decena de películas de América Latina animarán las sesiones más
prestigiosas, incluida la competición oficial.
Sergio Ferrari / Especial para Con Nuestra América
Desde Locarno, Suiza
“No hay nada de casualidad en esta fuerte
presencia latinoamericana ya que en Locarno no tenemos cuotas geográficas”,
subraya a este corresponsal Carlo Chatrian, director artístico del
festival.
Ese continente, enfatiza,
cuenta con una producción muy fuerte. A lo que se debe adjuntar un hecho
irrebatible: “es en las creaciones artísticas del sur donde podemos encontrar
más fácilmente filmes que experimenten e innoven en todo el sentido del
término”, sentencia Chatrian. Quien considera a Locarno, “como un lugar de
encuentros fértiles… un cruce de caminos donde las experiencias (fílmicas)
diversas se contactan e intercambian”.
El cine en sí mismo es el
“arte del intercambio”. Se intercambia la realidad con una imagen; una visión
del mundo contra un recorrido personal”, explica.
Viento innovador
Y en ese intercambio
global que se da cita en Locarno – y que se simboliza en la Piazza Grande con
espacio para 8 mil espectadores-
Latinoamérica juega un rol esencial.
Tres de las 17
producciones que animan el Concurso Internacional de esta edición a punto de
comenzar provienen de ese continente. Se trata de la ya laureada película
argentina La Princesa de Francia, de Matías Piñeiro. Quien competirá por
el Leopardo de Oro, entre otros, con su compatriota Martín Rejtman y su Dos
Disparos y con el film brasilero Ventos de Agosto de Gabriel Mascaro.
En la competición
“Cineastas del Presente”, segunda en importancia, tres de los 15 filmes son
producciones latinoamericanas. Los Enemigos del Dolor, del director
uruguayo Arauco Hernández; Los
Hongos, del colombiano Oscar Ruiz Navia y Navajazo del realizador
mexicano Ricardo Silva.
La nueva sección del
Festival, “Signos de Vida”, que busca presentar nuevas formas narrativas o
lenguajes, según los organizadores,
también convoca al cine latinoamericano que ofrece cuatro de las nueve
producciones. Ellas son la brasilera Com os Punhos Cerrados, de Pedro
Diogenes, Ricardo Pretti y Luiz Pretti; la coproducción
argentina-danesa-sueca El
Escarabajo de Oro, de Alejo Moguillansky y Fia-Stina Sandlund; el film
argentino Favula, de Ricardo Perrone y Los Ausentes del mexicano
Nicolás Pereda.
Punto de encuentro de ideas
Cada festival– sin
importar su tamaño- busca presentar al menos una “carta geográfica renovada del
arte y del mundo” que el cine busca representar. Una especie de atlas, explica
Chatrian.
Y si el “atlas prevé un
sistema razonado de signos, cada uno diferente del otro, el programa ( de esta
67 edición) privilegia la superposición, el compartir, el intercambio”, subraya
el Director Artístico insistiendo en la similitud entre Locarno y un gran punto
de encuentro de ideas y de cine.
Y
de personalidades del séptimo arte. Durante los 10 días en el carrusel abierto
y horizontal de la cita locarnesa llegarán personalidades de primer nivel
mundial. Roman Polansky, Mia Farrow, Agnès
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