En el ajedrez
estratégicamente injerencista de Washington, los peones son presentados
históricamente como reyes y reinas. El caso del jaque mate al peón/rey Ollanta
Humala está sentenciado.
José Toledo
Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
Ollanta Humala, presidente de Perú. |
El fracaso, no de la
gestión, sino del modelo económico es inobjetable. La transformación del otrora
candidato de los frentes progresistas y amigo cercano de la orientación
bolivariana fue sin lugar a dudas una de las ultimas estafas que ha sufrido el
pueblo peruano que confió en el mandatario castrense.
El mandatario
neoliberal Humala ha sido expectorado por la derecha burguesa peruana a la cual
él y familia no pertenecen. Sus incapacidades personales y de liderazgo
político no solo juegan en contra del agobiante modelo sino exacerban y
empoderan las fuerzas opositoras progresistas las cuales claramente se perfilan
contrarias a los planes de la Casa Blanca y asociados.
Fracasado contexto
peruano llevado a la deriva por un régimen que traicionó sus planes electorales,
por más que, contra toda lógica, el flamante presidente del Consejo de
Ministros, Pedro Cateriano Bellido, sostiene
que el mandatario Humala respetó la ruta de la Gran Transformación propuesta en el inicio de la campaña. Obscena
mentira y grotesco insulto a la confianza de las millones de personas y cientos
de organizaciones que apostaron por un rumbo político diferente al fracasado
modelo existente. Insistimos, la gestión o los gestores no son aquellos que
fracasan sino el modelo económico. Agenda política anquilosada por deficiente,
inicua e inmoral. En el plan A, la partida de ajedrez entre Keiko Fujimori y
Ollanta Humala sin lugar a dudas, Washington, apostó por Fujimori contra viento
y marea. La millonaria campaña demoledora del grupo El Comercio, quien a través de su emporio comunicacional (Tv,
periódicos y radios), de igual forma como las aliadas CONFIED y ADEX, así como
de políticos como Pedro Pablo Kuczynski Godard quien con Fujimori ensayaron una mediocre y grosera revolución
de colores al mero estilo del Este Europeo. En ese contexto, las órdenes
de Washington eran eliminar cueste lo que cueste a Humala por representar el
camino contrario al modelo del nefasto capitalismo popular.
Dentro del esquema del
plan B la consigna fue anular a los representantes de las fuerzas progresistas
como Salomón Lerner, Aida García Naranjo, Sinesio López, y emprender la cacería
contra líderes regionales. Anular el plan de la Gran Transformación
reemplazándolo por la colonizadora agenda impuesta por Washington y
robotizar ideológicamente al mandatario y cía. con el guion “apolítico”,
“anti-ideológico” y tecnócrata que caracteriza la pos-moderna retórica
demagógica de los leales peones del modelo. Así fue, como buen militar cumplió
las órdenes impuestas por sus “superiores”, actitud sofisticadamente reforzada en la Escuela de
las Américas. Ahora llegó el momento de cambiar el peón obedeciendo las mismas
reglas de juego. En el marco electoral de posibles peones y peonas, el peón
perfecto seria Alan García Pérez. Siervo idóneo y contrario al creciente
empoderamiento del proyecto Bolivariano, así como un claro defensor de los
planes de saqueo de los recursos naturales y aliado acérrimo de la farsa lucha
antidrogas militarizando el territorio nacional y regional.
El plan C claramente
definido por la jugada estratégica al querer limpiar el amplio prontuario
judicial que arrastra el ex mandatario García. Una larga lista de acusaciones
por corrupción se encuentra en las comisiones de investigación del Congreso de
la Republica. Acusaciones que serian eliminadas en caso el Congreso – en los
próximos treinta días – niegue el voto de confianza al actual gabinete
ministerial y Ollanta Humala decida disolver el Congreso convocando a nuevas
elecciones, hecha la ley, hecha la trampa.
A todas luces, entre los peones Fujimori, García y Toledo – por mencionar los
que abrieron las puertas de par en par a Washington – el peor de todos por lo
tanto menos útil, desde todo punto de vista, es el actual mandatario. Sin
olvidar, dentro del un marco geoestratégico más amplio, que el Perú es el peón
fundamental dentro los planes expansionistas y conspiratorios de la región.
La Casa Blanca juega a
la disolución del Congreso. Su vocero “oficial” el diario El Comercio ya emitió pronunciamiento incidiendo en la disolución
del Congreso. No olviden que la idea es limpiar al peón García y postularlo a
los comicios presidenciales del 2016.[1]
La astucia del juego es que al disfrazar de rey al peón (principal) en el
momento del escándalo hacen caer al peón o peona sin disfraz, en este caso la
ex presidenta del Consejo de Ministros Ana Jara. El que debiera dar un paso al
lado es el mandatario Humala y ser censurado por responsabilidad directa de los
actos de espionaje del la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) de los
cuales es acusada de complicidad Jara. Actos de los cuales el mandatario está
perfectamente al tanto despachando reuniones con sus altos directivos. Verbi gratia como lo estuvo en su
gestión el otrora mandatario y reo por crímenes de lesa humanidad Alberto
Fujimori Fujimori y su irrefutable relación con el ex Servicio de Inteligencia
Nacional conducido por su brazo derecho Vladimiro Montesinos.
Todos estos peones con
disfraces de reyes, perfectos mientras duran, en un juego en donde,
paradójicamente, siempre pierden y nunca ganan aquellos que juegan. Esperemos
ver la entrada en escena del peón perfecto y al mismo tiempo acompañemos la
reactivación de las fuerzas progresistas quienes asumirían el reto de plantear
las reglas del juego en donde el único soberano debe ser el pueblo por siglos
saqueado y vejado en todos sus derechos el cual se alinee con las necesidades del pueblo peruano y con las
esperanzas en construcción ya lideradas en la región por UNASUR, ALBA-TPC Y
CELAC.
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