Dos Américas, dos Cumbres;
esta dualidad no ayuda mucho si no se
contextualiza cada cosa y se abre paso a una compresión integral de los
acontecimientos que se dieron en las históricas Cumbres en Panamá (La VII
Cumbre de las Américas y La Cumbre de los Pueblos).
Abdiel Rodríguez Reyes* / Especial para Con Nuestra
América
Desde Ciudad
Panamá
Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama en la Cumbre de las Américas en Panamá. |
Por su parte los movimientos anti-sistémicos
re-configurándose con las nuevas demandas para la construcción de un mundo más
justo y democrático. Cuando hay esperanza hay posibilidades reales.
Los gobiernos que iniciaron una vuelta de tuerca a
los mandatos de la política exterior norteamericana y se re-eligieron
recientemente, siguen su programa de políticas post neoliberales, a pesar de
las desestabilizaciones de diversa índole, con un apoyo popular poco
cuestionable.
Ambas Cumbres hicieron una delimitación bastante
clara en cuanto diferenciar los intereses del norte con los del sur. Desde el
sur hubo posiciones contundentes mediante discursos y declaraciones de rechazo
a la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de los países
latinoamericanos.
El
histórico encuentro Raúl–Obama, dio inicio
a una nueva etapa en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, a contra
corriente de todas las fuerzas que se oponen a cualquier normalización y al fin
del bloqueo a la isla, tanto de la disidencia cubana en Miami como la de los
grupos de poder en el Imperio. Ambos mandatarios comprendieron el desafío del
tiempo y la carga histórica de dar ese paso inicial.
A pesar de las diferencias tan marcadas, de una
cumbre con la otra, de los intereses del norte con los del sur, hay que pensar
integralmente, no seremos libres unos sin los otros.
*Profesor e
investigador
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