El papel de Irán en Asia Occidental no se reduce al valor
de sus altas reservas probadas de gas y petróleo, factores claves en su
relación con Europa, China y Rusia. Después de la caída del Shah, el papel de
Irán en las relaciones subregionales ha pasado por la tensión con el
Consejo de Cooperación del Golfo, Egipto e Israel.
José Fortique / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas,
Venezuela
Ante un potencial acuerdo entre las potencias del
G5+1 y la República Islámica de Irán, la negociación como base para la
resolución de los conflictos en el sistema internacional, vuelve al centro de
la acción política. Sin embargo, las tensiones no han cesado en el polvorín
Suroccidental, con la crisis humanitaria desbordada en Siria, se suma la anomía
gubernamental del Yemen. De modo, que la movilización militar de Arabia Saudita
en territorio yemení complejiza el mapa de conflictos, basada en una coalición
regional con el beneplácito estadounidense, la petro-monarquía busca evitar el
avance de las milicias Huthies; de ahí que la crisis actual hace espejo de las
confrontaciones geopolítica entre el arco chiita (Irán) y el wahabismo saudita.
En consecuencia, la eficiencia de la ONU para salvaguardar
la protección humana en estos conflictos está en entredicho, ante una
correlación asimétrica en la toma de decisiones. Dado que la relación centro –
periferia instalada en el Consejo de Seguridad ha reducido la capacidad de
mediación internacional en Asia Occidental, se impone la agenda nacional de los
Estados–potencias basadas en la securitización en detrimento de la
concurrencia internacional. Sirva de muestra, las conferencias de Ginebra I o
Ginebra II sobre Siria que han terminado en un estridente fracaso, ante el
doble rasero Occidental que no cortó las fuentes de suministro al Estado
Islámico por el interés de torpedear a Rusia e Irán.
A pesar de los slogans: Yes, we can o Forward
en las elecciones estadounidense (2008, 2012), que vendieron a Obama como
posibilidad de cambio; no hubo ruptura en la tradición injerencista. Así, por
ejemplo, la permanencia de Guantánamo en su administración revela una extensa
red de prisiones secretas sin jurisdicción clara; del mismo modo se
endurecieron leyes para restringir los derechos a los ciudadanos
estadounidenses bajo la excusa del terrorismo y, en política exterior el
rechazo a sus sanciones en países como Rusia alcanza niveles de impopularidad
que recuerdan la Guerra Fría.
Por otra parte, los fracasos en la imposición planetaria
del modelo neoliberal (TLC) y la disputa con otros actores por la hegemonía
global, parecen abrir la cancha a los think tanks del realismo político,
sobre todo reciclando la weltpolitik en conflictos como el ucraniano o
con las recientes amenazas contra Venezuela. En efecto, ¿cómo interpretar la
negociación estadounidense con Cuba e Irán?, la estrategia del garrote y la
zanahoria no son novedosas, ese borderline es seguido con mesura por la
diplomacia iraní que se ha plantado con rapidez frente el intento de Obama por
prorrogar las sanciones.
Para comprender mejor el ascenso a la presidencia iraní de
Hasán Rohani (2013), es importante rastrear su amplia experiencia en la
política interna y su papel clave de los diálogos de 2003-2005 con la AIEA. Se
debe añadir que su campaña se basó en la metáfora de la esperanza, para
superar los impactos de las sanciones económicas que trabaron el desarrollo del
país; su postura moderada preveía una salida negociada del estancamiento en la
cuestión nuclear, no obstante, el respaldo del Ayatolá Jamenei era cardinal a
lo interno. Sin dudas, la jugada iraní colisiona con Israel y Arabia
Saudita que evitan el reconocimiento del derecho para el uso y explotación de
la energía nuclear de su vecino; aunque la diplomacia iraní durante décadas lo
ha defendido como un punto central de la soberanía nacional.
En síntesis, el papel de Irán en Asia Occidental no se
reduce al valor de sus altas reservas probadas de gas y petróleo, factores
claves en su relación con Europa, China y Rusia. Después de la caída del Shah,
el papel de Irán en las relaciones subregionales ha pasado por la tensión
con el Consejo de Cooperación del Golfo, Egipto e Israel. Indudablemente, el entendimiento
con Occidente señalado por el ministro Yavad Zarif, revela un enfoque
pragmático de Irán pero con reserva ante las interpretaciones de las potencias
occidentales; en una larga ruta entre la caotización subregional y la
transición hegemónica del desorden mundial.
*El autor es
profesor universitario en la Cátedra de Geopolítica. / @jfortique
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