Después de muchos años de escribir, militar y polemizar sobre cuestiones
políticas, sorprendentemente me encuentro ahora en duda acerca de lo que
significa "ser progresista".
Norberto Galasso /
Tiempo Argentino
En países como el nuestro, donde existe una larga historia de
intromisión del capital extranjero y donde la cuestión nacional adquiere
importancia fundamental, entendí siempre que la incomprensión de este hecho era
uno de los flancos débiles del llamado "progresismo" pero, a pesar de
ello, estimé que su defensa de los Derechos Humanos, de las leyes de
mejoramiento social, del rechazo al oscurantismo (por ejemplo, apoyo al aborto gratuito,
al divorcio, etcétera), su abominación del franquismo, el fascismo y el
nazismo, podrían llevarlo, en algunas ocasiones, a acompañar a las mayorías de
los sectores económicamente postergados en su lucha por el ascenso social.
A pesar de las experiencias del 45 y del 55 -y de tantas otras veces- mi
buena voluntad me llevó a suponer que en determinadas ocasiones podían ser
aliados circunstanciales de las mayorías populares, aunque fuera para alejarse
del mundo de los privilegiados. Ponía también mi esperanza en que generalmente
son sectores politizados y sopesan bien las consecuencias de su voto cuando
están en el cuarto oscuro. Pero frente a las próximas elecciones estoy
perplejo. En nombre del progresismo y ante la disyuntiva Scioli-Macri, sectores
autodenominados "progresistas" sostienen que votarán en blanco o se
abstendrán pues no advierten diferencia alguna entre ambos candidatos.
Por esta razón –y para que no incurran en un error del cual luego se
lamentarán- considero conveniente recordarles algunas cosas.
Dejando por ahora las cuestiones nacionales, ¿Olvidan quiénes son los
amigos de Mauricio en el campo internacional? Se los recuerdo: en 2008, se
reunieron los integrantes de la Fundación Libertad y según Pagina/12 (24 de
febrero) fueron: "Un agente de la CIA, un egresado de las Escuela de las
Américas, buena parte de los expresidentes de derecha de Sudamérica de los
últimos 20 años incluido el mejicano Vicente Fox, un grupo de intelectuales
liberales, anticastristas y antichavistas, el halcón Roger Noriega, el ex
mandatario de la derecha española José María Aznar y por la derecha vernácula,
Mauricio Macri." Se juntaron con motivo de ser el aniversario de la
fundación Libertad y el encuentro "tuvo por objetivo aglutinar a los
partidos de derecha ante lo que consideran un avance de los gobiernos
populistas de la región". Además, participaron tres intelectuales, también
de derecha: Rosendo Fraga, Marcos Aguinis y Mario Vargas Llosa, y un periodista
clave del diario La Nación: Claudio Escribano.
Poco después, de regreso en Buenos Aires, Macri condecoró a José María
Aznar, que junto con Mariano Rajoy, ha hundido a España en la desgraciada
situación que sufre hoy.
Otra reunión semejante se dio en octubre de 2010 en Buenos Aires,
organizada por la fundación para el "Análisis y los Estudios
Sociales", presidida por el mismo Aznar, en conjunto con la
"Fundación Pensar" de Mauricio Macri. Allí participó el antichavista
venezolano Ledesma Díaz quien declaró entusiasta: "Queremos defender el
derecho de propiedad." Y también participó el representante de la derecha
chilena Sebastián Piñera, quien sostuvo que en la región hay dos modelos: uno
es el bolivariano y otro, el de la libertad.
En ese encuentro también estuvo Laura Alonso, quien a su vez, es asidua
visitante de la embajada de Estados Unidos en la Argentina, cuya fundación
recibe financiación de Paul Singer, uno de los multimillonarios buitres que
acosa a la Argentina, por su deuda externa. Un periódico comentó que
"todas estas entidades tienen el apoyo y han recibido donaciones de la
poderosa Fundación Nacional por la Democracia que concentra todos los fondos
del congreso estadounidense y apoya la línea del Departamento de Estado"
(17/10/2012). Otros participantes de ese cónclave fueron Iván Petrella, de la
fundación "Pensar", del PRO, quien sostuvo la necesidad de terminar
con la gratuidad de la enseñanza universitaria y Vicente Massot, un troglodita
de La Nueva Provincia de Bahía Blanca, hombre tan audaz que, en otra
oportunidad, llegó a sostener la necesidad de aplicar torturas a los detenidos.
En la misma época, visitaron a Macri, en Buenos Aires, los chilenos
Jovino Novoa y Felipe Salaberry, pinochetistas, quienes le trajeron el aplauso
de la UDI (Unión Democrática Internacional), considerada como la organización
de partidos de centro derecha –lo de "centro" es sólo un decir- con
más de 80 países miembros. Un periódico los definió como "herederos del
Plan Cóndor, de Pinochet a Unión-Pro" (Sur, 13/10/2009).
No sería extraño que en estas reuniones donde concurrió el PRO
gozosamente, hubiese concurrido también el candidato a concejal por el macrismo
de la localidad santafesina de Gálvez, el veterinario Julio Fornari quien tuvo
amables referencias para las villas cercanas a su casa, según informó Clarín el
3/9/2009: "Hay que ir y prenderles fuego para evitar que crezcan por que
son como las ratas, tienen cría todos los días. Y las autoridades permiten que
viva esa montonera de ratas… La única solución es juntarnos 100 vecinos, y
prenderles fuego. Quemarlos."
Esta suposición mía no es aventurada porque seguramente las mismas
inclinaciones alentaron las acciones de la UCEP (Unidad de Control del Espacio
Público) inventadas por Mauricio para resolver los problemas sociales en la
Ciudad de Buenos Aires.
Esto sería suficiente para que un verdadero progresista, después de
revisar minuciosamente los archivos de Scioli, comprendiese que los dos
candidatos no son lo mismo y que votar en blanco implica apoyar concretamente a
Macri junto a todos estos personajes.
Entonces, ¿de qué progresismo hablan? ¿En qué consiste el
"progresismo" de Victoria Donda, capaz de pasearse por las playas
marplatenses de la manito de Prat- Gay, asesor del grupo Loma Negra (Fortabat)
y detectado por haber facilitado la salida de divisas del país, después de
haber sido funcionario del FMI? ¿Se trata de un "progresismo yanqui"
que hasta sería capaz de acompañar en su campaña eleccionaria a Donald Trump,
junto al Tea Party y lo más reaccionario de Estados Unidos, quien fue socio de
Macri en el negocio de Lincoln West, en Manhattan?
¡Como para no estar perplejo!
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