¿Qué lectura tiene la
actitud de vecinos como Colombia y Guyana? La más inquietante. No la de vecinos
respetuosos. Colaboradores. Todo lo contrario. En Colombia se extrema una
actitud de desprecio hacia lo venezolano; hacia sus instituciones, su política
y los procesos sociales que se cumplen. Todo ello con una ambigüedad grosera.
José Vicente Rangel /
Aporrea.org
1. Creo que fue la canciller Rodríguez la que utilizó el término con el
propósito de graficar lo que cada día es más evidente. Me refiero a la
situación que afronta Venezuela con dos de sus vecinos, Colombia y Guyana, en
momento de dificultades. Porque no hay duda de que Venezuela es un objetivo
asediado. Factores poderosos, internos y externos, tienen al país en la mira.
No pasa un día sin que haya algún tipo de agresión en su contra. Quien escribe
no recuerda algo similar en el pasado. De una nación acosada por múltiples
factores que emplean vastos recursos para llevar a cabo la desestabilización.
La coordinación de esfuerzos en el mundo y el cinismo de dirigentes políticos,
empresarios, parlamentarios, ex presidentes y ex jefes de Estado,
instituciones, sin información debidamente verificada, acerca de lo que sucede
en el país, no tiene precedentes. La conjura no tiene fronteras. Acentuada
ahora con motivo de la celebración, en pocas semanas, de unas elecciones a las
que los detractores le asignan connotaciones que van más allá de lo que
institucionalmente representan. Por eso es que las expectativas en torno a
ellas conducen a que un triunfo de la oposición equivaldría a un cambio
inmediato de gobierno y al fin del proceso bolivariano. Que en el fondo es lo
que persiguen.
2. Ante esta situación, ¿qué lectura tiene la actitud de vecinos como
Colombia y Guyana? La más inquietante. No la de vecinos respetuosos.
Colaboradores. Todo lo contrario. En Colombia se extrema una actitud de
desprecio hacia lo venezolano; hacia sus instituciones, su política y los
procesos sociales que se cumplen. Todo ello con una ambigüedad grosera.
Mientras por un lado repiten el manual de los abrazos hipócritas, por otro
auspician el contrabando de productos venezolanos, petróleo, comida, artículos
del hogar, sin importarles el desabastecimiento que generan en Venezuela, y
deliberadamente ignoran el desplazamiento de paramilitares o facilitan el
ataque al bolívar. A lo anterior hay que agregar las voces guerreristas que se
manifiestan en medios de comunicación que no ocultan su antivenezolanismo. Pero
también, y quizá sea lo que más importa: el rearme de la Fuerza Armada
colombiana -justo cuando está a punto de culminar la guerra interna-; la
adquisición de sofisticados y costosos equipos bélicos; la asesoría
norteamericana, in situ, en las bases que funcionan del otro lado de la
frontera, y la manera como el alto mando castrense asume un plan elaborado por
el Pentágono -Minerva- para alcanzar mayor operatividad y eficacia ante la
amenaza exterior. ¿Contra quién se arma cuando prácticamente concluye la guerra
interna?
3. Guyana, nación que siempre gozó del aprecio del Estado venezolano y con
la cual existe un diferendo territorial manejado con respeto, tanto por los
gobiernos venezolanos como por anteriores gobiernos guyaneses, se lanza ahora a
una ofensiva desafiante contra Venezuela recurriendo a la mentira. Su actual
presidente, David Granger, oficial entrenado en la Escuela de las Américas,
vinculado a EEUU, no solo utiliza una agresiva campaña verbal contra su vecino,
de distorsión de hechos y realidades, sino que ha optado por reorganizar su
Fuerza Armada; entrena en el Esequibo con asesoría norteamericana; potencia su
aviación y ya anuncia una política armamentista para repeler un supuesto ataque
militar venezolano. Que solo existe en los planes que elabora, conjuntamente,
con el Pentágono. Tutelaje evidente, como también lo es el propósito de servir
de instrumento de provocación. Lo que describo es para alertar al pueblo y al
Gobierno venezolanos sobre la "operación tenaza". Nada más.
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