Lo correcto es denunciar la guerra económica impuesta por la burguesía
y prepararnos para derrotarla y, sobre sus ruinas, construir la nueva
estructura económica productiva del pueblo y para el pueblo. Es el único camino
para consolidar y seguir construyendo la revolución.
Christian Farías /
Especial para Con Nuestra América
Desde Valencia, Carabobo. Venezuela.
La coyuntura
política-electoral
Las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional de este próximo 6
de diciembre de 2015, tienen una gran importancia estratégica. Se trata de uno
de los cinco (5) Poderes Públicos de la nación, que tiene entre sus múltiples
funciones aprobar o no las nuevas leyes, decretos o medidas constitucionales
del Poder Ejecutivo; el presupuesto anual de la nación; los presupuestos o
financiamientos de nuevos proyectos sociales, económicos, científicos,
deportivos, culturales, militares, para
el desarrollo de nuestro pueblo y del país; desaprobar y remover ministros;
crear o reformar leyes a favor o en contra del presidente de la República. En
fin, la Asamblea Nacional es un poder que tiene la facultad de colaborar,
ayudar y trabajar con el Presidente y su tren ministerial; o por el contrario,
sabotear, conspirar y destruir al gobierno nacional. La fuerza política que
tenga la mayoría absoluta, podrá hacer una de estas dos labores: construir o
destruir, dependiendo si están a favor o en contra del actual presidente legítimo
y constitucional Nicolás Maduro Moros.
En tal sentido, es necesario que los y las chavistas estemos claros
frente a la actual coyuntura política y sepamos mantener nuestra unidad
inquebrantable y victoriosa. Hoy, asistimos a una nueva batalla electoral en el
marco de una situación política general caracterizada fundamentalmente por el
más feroz ataque combinado en lo económico, lo social, lo político, lo
institucional y lo informativo-comunicacional, que ha puesto en marcha el
imperialismo norteamericano a través de la guerra económica, la guerra
mediática, la guerra fronteriza, la guerra para-militar y la guerra diplomática
internacional, con el apoyo de la oligarquía apátrida, los partidos políticos
de la oposición perversa y fascista agrupada en la Mesa de la Unidad
Democrática, MUD, y los agentes contrarrevolucionarios y corruptos infiltrados
en la burocracia del gobierno, para confundir, desmoralizar, dividir y destruir
las fuerzas populares, civiles y militares de la revolución, con el propósito
final de derrocar al presidente Maduro y acabar totalmente con el proceso
bolivariano.
Debemos reconocer la cruel y difícil situación que han logrado
imponernos; en primer lugar, por las condiciones económicas ventajosas que
ellos poseen como propietarios de la producción económica capitalista y como
amos y manipuladores del mercado capitalista e imperialista de los alimentos y
bienes de consumo masivo; y en segundo lugar, por las limitaciones,
debilidades, fallas y errores que ha tenido nuestro proceso revolucionario,
específicamente en lo económico productivo, pues seguimos siendo parásitos de
la renta petrolera. Pero, lo más importante es reconocer la profunda debilidad
de la estructura económica productiva de
nuestro país como tal. Debilidad que no es del nuevo proyecto socialista; sino
del viejo sistema capitalista dependiente, rentista y atrofiado que se impuso
en nuestro país hace cien (100) años con la dictadura de Gómez, se mantuvo y
retroalimentaba con el reparto de la renta petrolera que enriqueció más a la
vieja burguesía y empobreció hasta la miseria a las grandes mayorías. Por esa
razón, lo correcto es denunciar la guerra económica impuesta por la burguesía y
prepararnos para derrotarla y, sobre sus ruinas, construir la nueva estructura
económica productiva del pueblo y para el pueblo. Es el único camino para
consolidar y seguir construyendo la revolución.
En tal sentido, es necesario fortalecer nuestra conciencia política y
tener bien claro de dónde venimos, qué somos y hacia dónde vamos.
¿De dónde venimos?
Si algo nuevo y extraordinariamente valioso ha demostrado tener nuestro pueblo, en esta nueva historia patria
que comenzó a protagonizar con su propia rebelión civil del 27 de febrero de
1989, es precisamente la batalla por sus derechos y su dignidad. A partir de
esa ruptura profunda con el viejo modelo de la democracia
burguesa-representativa, los acontecimientos han demostrado que no hay vuelta
atrás. Con el alzamiento militar encabezado por Hugo Chávez el 4 de febrero de
1992, la ruptura y el vacío se convierten en luz y esperanza. Luego, seis años
después, la indignación se convirtió en emoción con Chávez como candidato
presidencial y a partir de esa victoria
electoral de 1998, nuestro pueblo aprendió a apoderarse de la vía electoral
para el combate por la revolución en el nuevo contexto constitucional de la
democracia participativa y protagónica.
Entre el 11 y el 13 de abril de 2002, nuestro pueblo supo poner en las
calles su propia y legítima voluntad política, históricamente irreversible, a
través de la unidad cívico-militar, para avanzar en su nuevo destino bajo un
liderazgo de nuevo tipo encarnado totalmente en la figura del gigante Hugo
Chávez. En las elecciones del 2006, ya nuestro pueblo hizo suya la propuesta de
ir hacia el socialismo, sin miedos y con
la certeza de que el nuevo socialismo bolivariano del siglo XXI, es la
única alternativa válida para superar definitivamente la pobreza, la
injusticia, la explotación, la miseria,
la violencia y avanzar hacia una vida de trabajo productivo, de justicia y de
paz verdadera. Todo ese recorrido, junto
al comandante Chávez, nos llevó felizmente a la concreción histórica del
proyecto definitivo de refundación de la patria y construcción del nuevo país,
contemplado en el Plan de la patria. Por primera vez, desde la Declaración de
la Independencia de 1810, tenemos un proyecto propio de país independiente,
soberano y socialista.
Y es eso precisamente, lo que el enemigo apátrida y
contrarrevolucionario, ha querido derrotar y liquidar, desde el mismo momento en que nuestro comandante invicto
tuvo que despedirse de este mundo terrenal. Pero, lo que la contrarrevolución
no ha sabido entender es el fenómeno político, psíquico, emocional, amoroso,
históricamente inédito, de la nueva relación pueblo-liderazgo, puesta en marcha
durante esos profundos y prolíficos 20 años de estrecha, intuitiva y rápida
sintonía de la muchedumbre del pueblo combativo y revolucionario con su líder
supremo. De allí emergen dos hechos que marcan irreductiblemente nuestro
presente y orientan nuestro futuro: primero, tener un legado
político-filosófico, ético-moral, práctico-organizativo, sustentado en nuestra
doctrina bolivariana, en la fe auténticamente cristiana y el pensamiento revolucionario dialéctico,
crítico y complejo, abierto a la rosa de los vientos. Segundo, el compromiso
del no retorno, sellado y jurado ante el comandante Chávez, que nuestro pueblo
ha asumido como una auto-obligación, un deber ético y moral de honrar su
sacrificio y su entrega, siguiendo su ejemplo de lucha, de perseverancia y
capacidad para el amor, la hermandad y la solidaridad compartidas en la
práctica del buen vivir, viviendo lo que somos y lo que queremos ser.
¿Qué somos hoy?
Somos millones y una sola voz. Somos los hijos de Guaicaipuro, de José
Leonardo Chirino, de Simón Bolívar y del único comandante invicto de nuestra
historia, el gigante Hugo Chávez. Somos la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Somos la nueva
democracia participativa y protagónica. Somos el Poder Popular, desplegado en
una pluralidad de voces, una diversidad de formas, una múltiple, compleja y
abigarrada multitud de calle, en acción, en movimiento, en alegría, en canto y
ritmos ancestrales y renovados con las miradas intercambiadas y orientadas
hacia un futuro de trabajo liberado en y para la justicia, el amor y la paz.
Somos una unidad cívico-militar, patriótica, popular y revolucionaria,
preparada para la guerra integral por la soberanía y la independencia de
nuestra patria; pero, apostamos siempre por la paz, la autodeterminación, la
convivencia, el respeto y la solidaridad internacionales. Somos electores
permanentes. Somos Consejo Nacional Electoral. Somos Plan de la Patria. Somos
un pueblo de misiones para la educación, la salud, la vivienda, las pensionadas
y los pensionados, la alimentación, la seguridad fronteriza y muchas otras más.
Somos PETROCARIBE. Somos ALBA. Somos UNASUR. Somos MERCOSUR. Somos CELAC. Somos
un ejemplo y un modelo para toda la América y el mundo. Somos Chávez. Somos un
pueblo maduro y valiente. Somos los guardianes y las guardianas del legado de
Chávez. Somos los defensores del hijo elegido de Chávez, del primer presidente
obrero y chavista de nuestra historia. Somos defensores del presidente de
nuestra patria más atacado y asediado por el imperio y la burguesía. Somos un
pueblo valiente con una sola voz que sigue el camino de Chávez. Somos Nicolás
Maduro.
¿Hacia dónde
vamos?
Vamos hacia donde iba siempre Chávez en unidad, batalla, lucha y
victoria. Vamos con él, con su voz y su fuerza. Vamos hacia la realización del
Plan de la Patria con la Constitución y con nuestro propio poder, Vamos hacia
la derrota de la guerra económica y la construcción del socialismo. Vamos a la
victoria electoral porque vamos hacia el reencuentro de la patria que nos
quieren arrebatar. Vamos todos y todas, bajo el mismo modelo de liderazgo que
construyó y encarnó el comandante eterno y que hoy sigue fielmente nuestro
presidente Nicolás Maduro. Vamos a votar el 6 de diciembre por los candidatos y
candidatas de la unidad chavista representada en el Gran Polo Patriótico.
Valencia, Carabobo, 10 de noviembre de 2015
* El autor es profesor de
Teoría y análisis literario del Pre-grado de la Facultad de Educación de la
Universidad de Carabobo y de Metodología de la investigación y trabajo de grado
de la Maestría en Literatura Venezolana de la misma Facultad. Igualmente, del
Postgrado de la UBV Núcleo Aragua-Carabobo y profesor de Castellano y
Literatura del Liceo Enrique Bernardo Núñez de Valencia. Militante
del Partido Socialista Unido de Venezuela y miembro del equipo de facilitadores
de la Escuela de Formación de Cuadros "Hugo Chávez" del PSUV del estado
Carabobo. Escribe poesía y ensayos de política, educación y literatura. Ha
publicado trabajos de investigación en revistas científicas especializadas y
tiene dos libros publicados: La vanguardia literaria
subversiva (El techo de la ballena, Víctor Valera Mora y Tarek William Saab) y En el borde del
oleaje, ganador del primer premio en el concurso anual del IPASME año
2009.
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