Operaciones clandestinas,
investigaciones secretas, acusaciones criminales, financiamiento
multimillonario, guerra psicológica y provocaciones militares. Es la emboscada
desde Estados Unidos contra Venezuela.
Eva Golinger / Actualidad RT
Durante el último año, el
Gobierno de Estados Unidos ha gastado más de 18 millones de dólares en financiamiento
público para grupos antigubernamentales en Venezuela, alimentando el conflicto
en el país suramericano y manteniendo viva una oposición sin unidad ni apoyo
significativo. Solo desde la Fundación Nacional para la Democracia (National
Endowment for Democracy, NED) durante el año 2014-2105, casi 3 millones de
dólares fueron
entregados a organizaciones opositoras en Venezuela, enfocadas
en la campaña para las elecciones parlamentarias previstas para el próximo 6 de
diciembre. Por ejemplo, 125.000 dólares fueron entregados al grupo opositor
Súmate, creado por la NED en Venezuela en 2003 para liderar un referéndum
revocatorio contra el presidente Hugo Chávez. Ahora esos 125.000 dólares están
financiando la iniciativa de Súmate de influir sobre los miembros de centros
electorales a nivel nacional durante las próximas elecciones en diciembre, una
injerencia flagrante. Otros 400.000 dólares han sido entregados a un programa
para "apoyar miembros de la Asamblea Nacional y el desarrollo de
políticas". Y hay más de 40.000 dólares dedicados a "monitorear la
Asamblea Nacional de Venezuela". ¿Qué derecho tiene un organismo
extranjero de 'monitorear' el cuerpo legislativo de otro país? Peor aún es
cuando grupos internos reciben el dinero de un Gobierno extranjero para espiar
en contra de su propio Gobierno.
Los aportes de la NED
para alimentar el conflicto en Venezuela también incluyen casi medio millón de
dólares (410.155 dólares) para "mejorar las capacidades estratégicas
comunicacionales de organizaciones políticas a través de medios
alternativos". En particular, esta enorme cantidad de dinero está
financiando el uso de redes sociales para proyectar la visión antigubernamental
en espacios que influyen a nivel internacional. Otros 73.654 dólares de la NED
han sido utilizados para "fortalecer la capacidad técnica y promover la
libertad de expresión y derechos humanos a través de Twitter". Y 63.421
dólares para "entrenar sobre el uso efectivo de redes sociales y medios
alternativos". Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla
en Venezuela, donde tanto el Estado como la oposición las utilizan para
promover sus agendas. No obstante, el dinero de la NED revela que detrás de la
supuesta oposición "independiente" en Venezuela, está el Gobierno de
Estados Unidos.
No es coincidencia que
durante el último año, Estados Unidos y sus aliados han criticado fuertemente
al Gobierno del presidente Nicolás Maduro por presuntas violaciones de derechos
humanos. Pues hay más de 474.000 dólares de la NED dedicados a financiar grupos
opositores en Venezuela que "documentan y diseminan" información
sobre la "situación de derechos humanos", incluyendo la preparación
de denuncias contra el Gobierno venezolano en instancias internacionales, entre
otras tareas. Cuando un Gobierno extranjero financia a supuestas ONG para
montar informes contra su propio Gobierno con la intención de desacreditarlo a
nivel internacional, no es objetivo ni confiable.
Además de los millones de
dólares entregados de la NED, una fundación creada por el Congreso de Estados
Unidos en 1983 para "hacer el trabajo que la CIA ya no podía hacer
públicamente", el Departamento de Estado y su Agencia Internacional de Desarrollo
de Estados Unidos (USAID), ha dedicado más de 15 millones de dólares a la
oposición en Venezuela durante el periodo 2014-2015. En el presupuesto de
Operaciones Exteriores del Departamento de Estado para el año fiscal 2016, que
comenzó en octubre 2015, están apartados 5,5 millones de dólares para
"defender y fortalecer prácticas democráticas, instituciones y valores que
apoyan los derechos humanos en Venezuela". Según el presupuesto ya
aprobado por el Congreso, gran parte de esos 5,5 millones de dólares serán
utilizados para "ayudar a la sociedad civil promover la transparencia
institucional, el proceso democrático y la defensa de los derechos
humanos".
El uso del término
'sociedad civil' por parte del Gobierno de Estados Unidos en referencia a
Venezuela significa 'la oposición'. Estas mismas agencias estadounidenses
también financiaron y apoyaron a la llamada 'sociedad civil' en Venezuela
durante el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez en abril 2002, una
'sociedad civil' que utilizó francotiradores para matar a personas inocentes
para derrocar a un presidente democráticamente electo y luego imponer una
dictadura. Gracias a la verdadera 'sociedad civil' en Venezuela, mejor conocida
como el pueblo, esa oposición antidemocrática no logró su objetivo.
MISIÓN ESPECIAL DE
INTELIGENCIA
Muchas de las actividades
del Gobierno de Estados Unidos orientadas hacia Venezuela han originado en una
oficina clandestina, creada en el 2005 bajo la reestructuración de la comunidad
de inteligencia de Estados Unidos. En esa transformación de la estructura de
inteligencia, fue también creada la Dirección Nacional de Inteligencia,
encargada de coordinar las 16 agencias de inteligencia del Gobierno
estadounidense. El primer director nacional de Inteligencia, nombrado por el
entonces presidente George W. Bush, fue John Negroponte, un nombre bastante
conocido en América Latina por su papel en las guerras sucias en Centroamérica
en los 80, y su rol principal en el escándalo Irán-Contra.
En respuesta a las
recomendaciones de la Comisión de Armas de Destrucción Masiva y la Ley de
Reforma de Inteligencia y Prevención del Terrorismo del 2004, Negroponte
estableció la figura de "misiones gerenciales" para temas de alta
prioridad estratégica y desafíos de inteligencia para Estados Unidos. La Misión
Gerencial para Cuba-Venezuela fue una de solo tres misiones dedicadas a países.
Las otras dos eran las misiones para Irán y Corea del Norte, enemigos
declarados de Estados Unidos. El hecho de incluir a Venezuela en una misión
orientada a la lucha contra las armas de destrucción masiva y el terrorismo
evidencia que es una alta prioridad de seguridad y defensa para Washington,
aunque fundamentado en conceptos absurdos y erróneos.
El primer encargado de
esa misión gerencial para Cuba-Venezuela fue el veterano de la CIA Norman A.
Bailey, un experto en las tácticas y estrategias de inteligencia durante la
Guerra Fría. Pero Bailey solo duró un año, y a su salida confesó que la oficina
estaba casi abandonada, sin recursos ni personal. No obstante, entró un nuevo
encargado, Timothy Langford, con su carrera de más de 25 años en los servicios
clandestinos de la CIA, para renovar la Misión Gerencial Cuba-Venezuela y
activarla de nuevo.
Documentos secretos
parcialmente desclasificados revelan la importancia dada a la Misión Gerencial
para Cuba-Venezuela desde la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados
Unidos. En un documento clasificado como "Ultrasecreto" (Top Secret)
del 2008, el director de Inteligencia destacaba como una meta clave, la
"identificación y manejo de 'centros de excelencia' para suministrar
inteligencia relevante, oportuna y auténtica sobre Irán, Corea del Norte y
Cuba-Venezuela". Otro objetivo era "crear una estrategia de inversión
para Irán, Corea del Norte y Cuba-Venezuela orientada a fortalecer análisis,
colección y explotación". Y también se apuntaba al comienzo de "una
campaña de planes contra programas y redes específicos en Irán, Corea del Norte
y Cuba-Venezuela". En el mismo documento secreto, que es una justificación
de presupuesto del 2008, se hace referencia a la creación de un "Fondo de
Iniciativas Cuba-Venezuela" para fomentar nuevas capacidades en la
comunidad de inteligencia estadounidense para analizar, recolectar y explotar
información relevante sobre ambos países.
Otro documento
ultrasecreto, parcialmente desclasificado del año 2009, revela una estrategia
de la Misión Gerencial Cuba-Venezuela de "desarrollar análisis sobre
transiciones de liderazgo", haciendo referencia específica al Plan de
Transición a la Democracia para Cuba, y las iniciativas para derrocar al
Gobierno de Hugo Chávez en Venezuela. En un testimonio ante el Comité de
Inteligencia del Senado de Estados Unidos en 2009, Timothy Langford hizo
referencia a las operaciones que estaban realizando desde su oficina a través
del "Centro de Fusión de Inteligencia" en Colombia, un núcleo de
espionaje que fusiona las capacidades de la NSA, CIA, DEA e inteligencia
militar (DIA). Fue desde ese centro que fuerzas estadounidenses comandaron el
ataque contra el líder de las FARC, Raúl Reyes, violando territorio ecuatoriano
el 1 marzo 2008.
Para el año 2011, la
Misión Especial para Cuba-Venezuela aún existía, aunque la información sobre
sus operaciones y actividades ha sido, desde entonces hasta hoy, totalmente
secreta. Y aunque su presupuesto no ha sido desclasificado en detalle, en 2015
la Dirección Nacional de Inteligencia tuvo un presupuesto por encima de 53.000
millones de dólares. Como la misión especial dedicada a Venezuela ha sido una
de las prioridades de esa Dirección, sin duda han invertido miles de millones
de dólares a sus operaciones.
A lo largo de estos años,
hubo múltiples denuncias sobre atentados contra el Gobierno venezolano, contra
el presidente Hugo Chávez y más recientemente, contra el presidente Nicolás
Maduro. También hubo decenas de incursiones no autorizadas de aviones de
espionaje de Estados Unidos, provocaciones que han incrementado las tensiones
entre ambos países. Para algunos analistas, el fallecimiento del presidente
Chávez a causa de una enfermedad tan agresiva y abrupta es causa de sospecha,
aunque hasta la fecha no ha salido evidencia para comprobar alguna teoría de
asesinato.
ALERTA
Durante las últimas
semanas, en la víspera de las elecciones parlamentarias el próximo 6 de
diciembre, se ha intensificado los ataques contra Venezuela en la gran prensa
mundial. Reportajes sin fundamento ni evidencia siguen saliendo en medios como
'The New York Times', 'The Washington Post', 'The Wall Street Journal' y otros,
acusando a figuras e instituciones claves del Gobierno venezolano de
corrupción, actividades ilícitas, lavado de dinero, mal manejo de fondos,
narcotráfico y violaciones de derechos humanos. En la mayoría de los casos, no
hay ninguna prueba presentada para evidenciar esas graves acusaciones, pero el
impacto mediático resulta ser muy efectivo.
Todos estos millones de
dólares invertidos en el fomento de un conflicto interno en Venezuela y en
operaciones clandestinas de los servicios de inteligencia de Washington que
están dedicadas a desestabilizar al país indican algo fundamental: hay que
estar alerta. Hay investigaciones en marcha y montajes preparados que están ya
esperando al próximo que caiga en la trampa. Cualquier espacio cedido será
tomado. Cualquiera que se equivoque o abuse de su poder sin rectificar pone en
riesgo la continuidad y credibilidad de la Venezuela soberana e independiente.
El juego es en serio.
No hay que olvidar nunca
que Venezuela tiene las más grandes reservas del petróleo en el planeta y
siempre será blanco de los más poderosos intereses de nuestro mundo. Es hora de
cerrar filas, de no dejarse distraer por intrigas, egoísmos, avaricias y
trampas. El objetivo detrás de esas emboscadas no es la persona que caiga, el
objetivo final es Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario