Lo
que Cuba ha mostrado dignamente al mundo durante estos 60 años, y continúa mostrando
con cada vez mayor coherencia y tesón, es voluntad de paz, de convivencia, de solidaridad,
de amistad, de cooperación, de ayuda humanitaria, de no violencia, de
inclusión, de respeto por los derechos humanos en el verdadero sentido
universal de los mismos.
Mariano Ciafardini / Especial para
Con Nuestra América
Desde
Buenos Aireas, Argentina
Indudablemente
estos nada menos que sesenta años vividos en unos de los tiempos más inestables
y complejos de la economía y de la política internacional, de toda la historia,
están llenos de epopeyas, combates, y sobre todo de procesos vitales humanos de
significación trascendental. Allí sin más está la gigantesca figura del
Comandante Fidel Castro.
Pero
aquí queremos quedarnos en el hecho en sí de los 60 años. Ese número en
términos de procesos políticos habla indudablemente de una dimensión “epocal”. Ese
número hace que el proceso revolucionario cubano sea comparable con los más de
70 años del proceso soviético y con los actuales 70 años de la Revolución
China.
Todos
ellos han constituido movimientos telúricos contra el sistema capitalista
mundial y han sido con otras fuerzas los golpes determinantes de su actual
decadencia, debacle y derrumbe final.
Estas
gloriosas empresas épicas que honraron y honran el espíritu humano han mostrado
y
muestran
junto con la República Socialista de Vietnam y la República Popular de Corea
del Norte, cual es el camino de la liberación de la humanidad de las cadenas de
la violencia y la explotación del “hombre por el hombre” y la construcción del
nuevo mundo.
Ese
camino no es el del parasitario y rentístico capital financierizado global, ni
el de la guerra o la ocupación militar de territorios, ni el de las migraciones
forzadas, o el de la brutal diferencia entre el 1% más rico y el 70% más pobre
de la población del planeta, ni el de las altas tasa de mortalidad infantil,
niños con hambre y sin cobertura de salud ni educación garantizada. No es
tampoco el de las epidemias de consumo de drogas , ni el de la violencia
delictiva generalizada y la alienación humana. Tampoco el de la flexibilización
laboral y el desempleo masivo, ni el del abandono de los acuerdos
internacionales sobre el clima y la producción de armamentos Ese camino tampoco
es el del racismo, el sexismo, el patriarcalismo y la xenofobia ni el de los
bloqueos y las sanciones comerciales antihumanitarias.
No.
Justamente
lo que Cuba ha mostrado dignamente al mundo durante estos 60 años, y continúa mostrando
con cada vez mayor coherencia y tesón, es voluntad de paz, de convivencia, de solidaridad,
de amistad, de cooperación, de ayuda humanitaria, de no violencia, de
inclusión, de respeto por los derechos humanos en el verdadero sentido
universal de los mismos.
Ha
mostrado al mundo la más profunda experiencia de democracia popular, sin la
cual su subsistencia no hubiera sido posible, sobre todo en los más amargos
períodos del bloqueo y el aislamiento brutal que le impuso el gigante
imperialista que la acecha a escasas millas de su territorio. No hay otra
explicación para estos 60 años de continuidad y vigencia en las más adversas
circunstancias que el masivo apoyo del pueblo cubano a su gobierno y a sus
líderes históricos.
La
isla de la libertad, ese pedazo de socialismo realmente existente, que tenemos
la suerte de que sea parte de nuestro dolido “continente” nuestroamericano, ese
faro del amor, ¡cumple 60 años!
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