La mayoría de las
personas en Argentina está endeudada con tarjetas de crédito que cobran casi el
100% de tasa nominal anual, para pagar servicios o comprar alimentos. Duplican
la desbocada inflación que se viene soportando (entre enero 2018 y enero 2019,
48,7%, según la estadística que llevan los gremios de trabajadores), aunque
sólo sea superada por las tarifas de servicios que se multiplicaron hasta diez
veces.
Roberto Utrero Guerra / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Mendoza, Argentina
Las encuestas les dan
mal, las propias y ajenas. Todas van en picada. Eso los pone nerviosos. Tan
nerviosos que, como un barco a punto de hundirse, lo abandonan las ratas. La
alianza Cambiemos comienza a desbandarse, dejando solo a Macri para su reelección,
como si sufriera de halitosis. Hasta su principal aliado y gestor del triunfo
nacional, la UCR, quiere ir a elecciones por separado.
Desde luego que, en un
país generoso como Argentina, siempre quedan recursos para los predadores
enquistados en el poder y, desde los estrados tuertos de la justicia siempre
están pugnando por más. De allí la preocupación por mantenerse, conservar,
perdurar, reelegirse a cuenta de lo que sea. Lo que sea incluye fraude, por
supuesto, en consecuencia con la eterna y reiterada mentira.
Por un lado, porque sin
participación en el gobierno quedaron relegados a convidados de piedra. Por
otro, porque como todo lo hicieron mal, no quieren cargar con esa pesada
herencia. Sin embargo, esto no es nuevo. Hace rato que Ricardo Alfonsín rompió
lanzas y reclama ir por separado. Pero ahora ha ocurrido algo inesperado, el
gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, presidente de la UCR nacional, hasta
ayer orgulloso del cambio y su querido presidente, no quiere saber nada. A
pesar de ello, a contrapelo de sus personales elucubraciones, de paso otra vez
por EEUU vuelve a adelantar el nuevo triunfo de Macri. Letanía con la que
intentan asegurar el rumbo de sus intereses comerciales propios, único cometido
de la gestión Cambiemos. Porque, cuando toda la sociedad está bajo la línea de
flotación, él y su familia son exitosos.
Desde luego que allí ha
desdoblado las elecciones y elegido su delfín sucesor, el actual intendente de
la Ciudad de Mendoza, Rodolfo Suárez. También ya salió con los tapones de punta
el intendente de Luján de Cuyo, Omar De Marchi, como PRO de primera hora como
precandidato a gobernador de la provincia. En rueda de prensa todos se han
mostrado exultantes y felices, cuando se sabe que, en política, las sonrisas
siempre son fingidas, por no decir falsas.
De todos modos, un año
electoral es momento de pasarle el plumero a las ambiciones y, como las
inversiones en política siempre significan dividendos en el gobierno, todo se
presenta prometedor aunque el pueblo esté hambreado, su horizonte cotidiano sea
llevar el pan a la mesa y tenga el ánimo por el suelo.
Aunque suene
reiterativo, la mayoría de las personas en Argentina está endeudada con
tarjetas de crédito que cobran casi el 100% de tasa nominal anual, para pagar
servicios o comprar alimentos. Duplican la desbocada inflación que se viene
soportando (entre enero 2018 y enero 2019, 48,7%, según la estadística que
llevan los gremios de trabajadores), aunque sólo sea superada por las tarifas
de servicios que se multiplicaron hasta diez veces. Endeudamiento exponencial
de las familias y los pequeños empresarios imposible de dimensionar. Algo
infernal, diabólicamente ideado bajo el rótulo de eliminación de subsidios y
dolarización, epítetos sarcásticos que ocultan una destrucción económica, pero
sobre todo, una desarticulación social sin precedentes que tiene como telón de
fondo las desopilantes declaraciones de los funcionarios a cargo, cuando no,
las del primer magistrado – último o primer responsable de la catástrofe –
quien sonríe a un punto tan ausente como su sensibilidad social: “juntos lo
estamos logrando”.
No obstante, el FMI
responsable de lo realizado y fiel custodio de cada dólar prestado, comienza a
tener reuniones con posibles futuros gobernantes, como es Roberto Lavagna,
ministro de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, no sólo para pedirles un
diagnóstico de la situación actual, sino para asegurarse la continuidad de las
políticas de ajustes conforme lo planificado para el nuevo período a iniciarse
en diciembre del corriente, sea del oficialismo o de la oposición.
De modo que, aunque los
niños ricos entren en pánico, el equipo de Christine Lagarde, va por más.
Quien todavía no se
decide a postularse para ningún cargo, es la otra Cristina, la dos veces
presidenta, a la que quieren poner entre rejas y no pueden por más triquiñuelas
jurídicas que hacen, la que pastorea como dueña y señora de las pampas chatas.
A contrapelo del oficialismo, va primera en todas las encuestas, propias y
ajenas. Sobre todo, las oficialistas que ofician como gran movilizador de
acciones. Saben que el sueño porteño y capitalino tiene fecha de vencimiento.
Saben de todo esto y mucho más, pero… no les alcanza.
Se agradece la divulgación de nuestro proyecto de comunicación y el
reenvío de este resumen.
¡Saludos desde Costa Rica!
Andrés Mora Ramírez
Editor
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