Entre
los propósitos principales de la arremetida del gobierno estadounidense para
terminar con el virus de la Revolución Bolivariana, adueñarse de los recursos
naturales, y convertir a Venezuela en una colonia, está acabar con Telesur, una de
las escasas fuentes de información de la realidad, opuesta a la imposición del
pensamiento único imperial.
Telesur
fue el proyecto más importante en materia de comunicación, en lo que va del
siglo en América Latina y el Caribe, apadrinado por la Revolución Bolivariana y
por el presidente Hugo Chávez. Desde antes de salir al aire, congresistas,
diplomáticos y gobierno de EEUU trataron por varios medios de abortar el
proyecto, a veces con colaboración de funcionarios locales.
Telesur
surgió como un proyecto estratégico orientado a contrarrestar el mensaje
hegemónico del Norte mediante la creación de un canal multiestatal
latinoamericano. La idea era cristalizar aquel sueño acariciado durante años
por periodistas y trabajadores de la cultura de la región de ofrecer la imagen
y la voz de América Latina a todo el mundo y, a la vez, ver el mundo desde una
perspectiva propia.
Por
primera vez se gestaba un espacio público multiestatal en televisión para
difundir una realidad latinoamericana que era, en buena medida, invisibilizada,
ocultada, ninguneada o minimizada por los grandes medios de comunicación de los
países desarrollados e incluso por los medios comerciales de la región. • Como
señal alternativa (al mensaje hegemónico), nuevos actores se fueron sumando a
la pantalla y aquellos que durante muchos años no habían tenido voz ni imagen
comenzaron a informar y ser informados.
El
proyecto de Telesur no trataba de hacer una CNN latinoamericana o de izquierda
sino de revolucionar la televisión, con rigor periodístico, veracidad, calidad
y entretenimiento, información y formación de ciudadanía.
Los
documentos preparatorios de la televisora multiestatal investigaban sobre la
identidad (diversa, plural) de los latinoamericanos, e identificaban algunas
peculiaridades: la informalidad del latinoamericano, el uso coloquial del lenguaje
y su sentido transversal del humor. No todo eso se reflejó en la pantalla, por
el afán de copiar formatos, en lo que insistían algunos “asesores” europeos y
caribeños, con experiencia académica o política quizá, pero sin ninguna
construcción comunicacional y menos aún audiovisual.
Durante
casi 14 años en toda Latinoamérica nos acostumbramos a buscar la información de
Telesur, la contracara de la manipulación hegemónica. No es hora de críticas.
Es hora de evaluar la realidad. Lo difícil que es darse cuenta que, más allá de
Telesur, no se logró crear una verdadera red de información
latinoamericano-caribeña, que fuera voz de nuestros pueblos (y no solo de
gobernantes y dirigentes).
***
A
fines de 2001 hablaba con Hugo Chávez sobre la necesidad de garantizar la
soberanía comunicacional de Venezuela. Su comunicación al exterior dependía de
una sola salida satelital, la del canal oficial Venezolana de Televisión. Lo
primero que hizo la oposición en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 fue
bombardear la emisora. El golpe quiso pasar inadvertido: los medios hegemónicos
pasaban telenovelas y música, invisibilizando a un pueblo que se levantaba
reclamando el retorno de su presidente constitucional.
En
2005, logramos concretar la Televisora del Sur (Telesur), tras años de
proyectos, búsqueda de apoyos en toda Latinoamérica, Europa y Estados Unidos
también. Nuestro norte es el sur, era el lema (luego desechado). Vernos con
nuestros propios ojos, recuperar la memoria para conocer de dónde venimos y saber
hacia dónde vamos. Hace una década que no estoy en Telesur.
Hoy,
de mi computadora el vozarrón inconfundible, de La Negra Mercedes Sosa me
pregunta: “donde iremos a parar/ si se apaga Valderrama". Se refería al
mítico boliche Balderrama, considerado el altar del folclore argentino, por
haber inspirado a artistas salteños y de todo el país, sobre el cual Manuel J.
Castilla y Gustavo "Cuchi" Leguizamón, escribieron la zamba que La
Negra hizo conocer en el mundo.
¿Dónde
nos vamos a informar si destruyen Telesur?, me preguntaba el Ronco Arévalo,
mate en mano, en Punta Fría, en el este uruguayo. Un largo silencio acompañó en
la rueda de mate a la interrogante del añejo militante.
Trato
de escribir. Ahora es Fito Paéz, quien me despierta de mis añoranzas y desazones:
“Quién dijo que todo está perdido?/Yo vengo a ofrecer mi corazón/ Tanta sangre
que se llevó el río./Yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Aram
Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración.
Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana
(FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la
)
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