Hoy en día en el mundo
entero las fuerzas anti-imperialistas en EU, Europa, Asia, África y en diversos
países de América Latina y el Caribe, están pugnando y luchando por evitar que
las tropas estadounidenses ataquen por vía diplomática, terrestre, aérea o
marítima a Venezuela.
Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Sin
duda el epicentro de la política mundial se encuentra ubicado en la patria de
Simón Bolívar y Hugo Chávez Frías. Como nunca antes en la historia
latinoamericana, el asedio imperialista, mantiene su virulencia contra la
República Bolivariana de Venezuela. La iniciativa de la contrarrevolución ya no
la dirigen las fuerzas conservadoras de la extrema derecha venezolana, sino
directamente la Casa Blanca y los miembros más recalcitrantes de la política
exterior estadounidense entre los que destacan John Bolton asesor de Seguridad
Nacional de la Casa Blanca y los dirigentes de la tristemente llamada “Mafia
Cubano-Americana”, que ahora la encabezan el senador republicano Marco Rubio entre otros.
La
campaña impulsada por Washington contra Venezuela es una operación nada
encubierta sino todo lo contrario, es una intromisión abierta y descarada que
hace recordar los tiempos del filibusterismo que encabezó William Walker a
mediados del siglo XIX en el norte de México y en Nicaragua donde llegó incluso
a dar un golpe de Estado y a entronizarse en la presidencia de ese país
centroamericano. Sin embargo, la resistencia de los patriotas contra el
intervencionismo le pasó la cuenta y desde aquellos años los restos de Walker
descansan en el panteón de puerto Trujillo, Honduras.
Seguramente
algo semejante llegará a ocurrir si los marines estadounidenses son enviados
por Trump y sus esbirros a invadir Venezuela. Esto es, les pasará lo mismo que
hicieron los mexicanos cuando en abril de 1914 los cadetes de la marina y
diversos grupos de trabajadores y del pueblo en general les ofreció la más
férrea resistencia popular en el puerto
de Veracruz. O como también les aconteció a las tropas intervencionistas en
Nicaragua entre 1927 y 1933. Las guerrilleras del General de Hombres Libres,
Augusto C. Sandino, las derrotaron y
expulsaron en medio de una gran campaña mundial de solidaridad que se conoció
como “Manos fuera de Nicaragua”. La guerra en el interior requiere un frente internacional que hace conjugar
favorablemente la correlación de fuerzas a favor de las luchas
anti-intervencionistas y su consecuente victoria. Tal como aconteció en la
guerra de liberación de Vietnam.
Hoy
en día en el mundo entero las fuerzas anti-imperialistas en EU, Europa, Asia,
África y en diversos países de América Latina y el Caribe, están pugnando y
luchando por evitar que las tropas estadounidenses ataquen por vía diplomática,
terrestre, aérea o marítima a Venezuela. Lo que más han podido hacer las
fuerzas más retrogradas de los EU y sus aliados venezolanos en compañía de
algunos gobiernos latinoamericanos es
desarrollar una campaña mediática contra el gobierno venezolano. En diversos
medios monopólicos de información han
tratado de deslegitimar al gobierno del
presidente constitucional Nicolás Maduro Moros, así como a la misma Revolución
Bolivariana e impulsan al mismo tiempo
una supuesta campaña de ayuda humanitaria; reconocer a un supuesto presidente
autonombrado como el tristemente célebre Juan Guaidó; exigir nuevas elecciones
presidenciales; así como toda una serie
de mentiras con el propósito de legitimar un golpe de Estado. Incluyendo un
pretendido festival de música en Cúcuta, Colombia, el 23 de febrero con
cantantes de la farándula comercial de derecha
(Maná, Paulina Rubio, Miguel Bosé y Juanes entre otros que son
patrocinados por la Mafía Cubano-Americana).
Pero toda esta retórica desplegada por la campaña intervencionista de
Donald Trump cada día muestra su flaqueza
y poca operatividad de sus planes. Incluyendo la presencia en la misma ciudad
fronteriza de Cúcuta de los presidentes de Colombia y Chile, Iván Duque y
Sebastián Piñera.
Sin
embargo, esto pone en alerta a gran parte del mundo entero que sabe o intuye
que la política intervencionista de Trump puede llevar a desatar una real
intervención militar estadounidense en suelo venezolano. De ahí que en diversos
países del mundo se reivindica la paz para la patria de Simón Bolívar y retoma
con más fuerza la consigna: “Manos fuera de Venezuela”. De esta manera
encontramos que en diversos países del orbe se demanda la no intervención
estadounidense. Por ejemplo, esto se hizo evidente en la República de Serbia
el 19 de febrero cuando, en Belgrado,
Ivica Dacic, primer vicepresidente del
Gobierno y titular de Asuntos Exteriores, junto con Yván Gil, viceministro para
Europa de Relaciones Exteriores de
Venezuela, ratificaron la postura de apoyar al país sudamericano frente al intervencionismo
estadounidense que también padeció Serbia a fines del siglo XX.
En
Irán el ayatolá Jamenei, en los cuarenta años de la revolución islámica iraní,
también han ratificado su postura de la no intervención de los EU. Como
asimismo lo han expresado el gobierno de la Federación Rusa,
el de la República Popular China, Turquía y de manera semejante gran parte de
los países latinoamericanos que integran el Mecanismo de Montevideo: México,
Uruguay, Bolivia y 14 naciones de la
Comunidad de países del Caribe (Caricom). A los que suman Cuba, El Salvador,
Nicaragua y República Dominicana entre otros.
Solamente
los que mantienen la postura de meter las manos en Venezuela son los gobiernos
ultraconservadores y pro-intervencionistas de Colombia, Brasil, Chile,
Argentina, Panamá, Perú, Honduras, Guatemala, Panamá y Costa Rica. Gobiernos que dan vergüenza a
sus pueblos y ciudadanos por acatar y deponer sus principios a las ordenes intervencionistas de
Donald Trump.
De
llegar a ocurrir una operación militar estadounidense en suelo de Venezuela, el
gobierno de Trump sabe que va generar una amplia guerra en Sudamérica. La cual
llevaría la resistencia anti-intervencionista a otros escenarios de la región y
de los propios EU. De ahí las constantes dudas y temores de Trump quien conoce que su política injerencista en
la región latinoamericana (ya sea por la intervención en Venezuela, en la
construcción del muro en la frontera con México y en la expulsión de migrantes
de EU), serán su talón de Aquiles para las próximas elecciones donde aspira a
continuar en la Casa Blanca.
La
Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), ha desplegado en todo el territorio
venezolano un operativo estratégico.
Recordemos que Venezuela cuenta con la mejor defensa antiaérea de todos los
países latinoamericanos. Su moral de combate es muy elevada y muy semejante en
su memoria histórica a las fuerzas armadas sandinistas y cubanas, lo que
resalta el poder moral del que hablaba Simón Bolívar. De ahí que esa fuerza de
combate a su vez tiene el respaldo de
los más amplios sectores sociales venezolanos, lo que le brinda una mayor calidad de resistencia en
el caso de generarse una intervención militar. La política de Trump finalmente
representa a una potencia en declive,
debe pensar muy bien si pretende
meterse en un territorio rico en petróleo y otros recursos naturales en
el que sus tropas se empantanarían y difícilmente saldrían bien libradas. Por
otro lado tiene aliados militares que no quieren verse en situación semejante
como lo han expresado los militares brasileños. Los paramilitares colombianos
podrían funcionar como una fuerza de reserva pero no estratégica. Los marines
yanquis (negros, latinos y anglos pobres) también dudarían en entregarse plenamente a una guerra que no es suya. Así, lo mejor
que puede hacer Trump para tratar de seguir en la Casa Blanca en sacar las
manos fuera de Venezuela.
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