Hace 17 años, el
entonces presidente de EEUU, George W. Bush,
avaló un golpe de Estado contra el presidente Chávez que fracasó. Desde
entonces hasta la fecha, ha gastado ingentes recursos en poner fin al gobierno
bolivariano. Trump y sus asesores han puesto en marcha un operativo ideado por
el ‘establishment’ norteamericano hace un par de décadas: la guerra
humanitaria.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
¿Qué tienen en común
Dwight Eisenhower, Lyndon Johnson y Richard Nixon? Los tres siendo presidentes
de EEUU organizaron campañas para derrocar gobiernos democráticamente elegidos
en países latinoamericanos. En el caso de Eisenhower, organizó la invasión
contra el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954. Johnson envió tropas
a República Dominicana para derrocar a Juan Bosch en 1965. Nixon y su asesor de
Seguridad Nacional, Henry Kissinger, intervinieron en Chile en 1973 para poner
fin al gobierno de la Unidad Popular y asesinar a Salvador Allende.
Son tres ejemplos de
una larga lista de invasiones e intervenciones por parte de EEUU para
interrumpir procesos políticos democráticos en la región latinoamericana. Hay
que agregar a la lista a los demás países – con unas pocas excepciones – que han
sufrido invasiones, golpes o intervenciones a lo largo de más de un siglo. En
el siglo XXI se pueden agregar los golpes ‘parlamentarios’ contra presidentes
electos democráticamente en Paraguay y Brasil, así como el caso de Honduras.
En la actualidad, Washington
tiene tropas en la frontera de Colombia con Venezuela mientras trata de
estrangular económicamente al gobierno del presidente Nicolás Maduro, electo
democráticamente en 2018. Además del bloqueo, EEUU ha reclutado una docena de
países latinoamericanos y otros 4 gobiernos de Europa occidental en una
ofensiva diplomática contra el gobierno bolivariano. Las tropas en la frontera
colombo-venezolana responden a las amenaza del presidente Donald Trump de
mantener sobre la mesa la opción militar de una invasión.
Sería la primera vez en
la historia de las relaciones entre EEUU y América Latina que Washington lanza
una invasión terrestre utilizando un país latinoamericano. La modalidad siempre
ha sido marítima o aérea. EEUU siempre ha utilizado – previo a sus invasiones o
golpes de Estado – un sofisticado operativo de propaganda a escala mundial para
legitimar sus acciones. En la mayoría de los casos sólo han servido para dar el
golpe inicial y después se desmoronan. En Guatemala Arbenz fue descrito por Eisenhower
como un dictador sanguinario que seguía órdenes del comunismo soviético. En
realidad, Arbenz era un abogado de la burguesía nacional quien quería que la
United Fruit (bananera) pagara sus impuestos. En Dominicana, Juan Bosch era un
intelectual nacionalista que llegó al poder después de la larga dictadura de
Trujillo apadrinada por EEUU. Bosch prometía una reforma agraria que afectaría
a los grandes cañaverales propiedad de los monopolios norteamericanos. Salvador
Allende, a su vez, era un socialista que creía en la democracia y en la
posibilidad de poner al servicio del desarrollo de Chile las enormes riquezas
minerales (cobre). El error lo pagó con su vida y Chile fue sometido a la
barbarie más espantosa durante 20 años de dictadura militar.
En Venezuela, Nicolás
Maduro es sometido a una campaña de propaganda feroz a escala internacional que
impregna todos los medios de comunicación masivos y las redes sociales. Según
la máquina de propaganda de Washington, que reproduce los ‘fake-news’ diarios en
EEUU, América latina y el mundo entero, Maduro es un dictador, sanguinario, que
hace pasar hambre al pueblo y tiene las cárceles llenas de prisioneros
políticos. En realidad, Maduro fue elegido presidente, no reprime a sus adversarios políticos ni tiene
prisioneros políticos, tampoco hace pasar hambre a los venezolanos. Al
contrario, la oposición política se reúne en la Asamblea Nacional y moviliza a
los sectores opuestos al gobierno bolivariano en las calles. Incluso, permite
que un diputado de la Asamblea se auto-proclame presidente ‘interino’ con el
apoyo de EEUU.
Hace 17 años el
entonces presidente de EEUU, George W. Bush,
avaló un golpe de Estado contra el presidente Chávez que fracasó. Desde
entonces hasta la fecha, ha gastado ingentes recursos en poner fin al gobierno
bolivariano. Trump y sus asesores han puesto en marcha un operativo ideado por
el ‘establishment’ norteamericano hace un par de décadas: la guerra
humanitaria. Aunque suene contradictorio, la idea es hacer la guerra con un
manto humanitario. El primer paso consistió en bloquear económicamente a
Venezuela creando caos en el mercado nacional. Segundo, promover una campaña de
‘fake-news’ que creara un país no existente. Tercero, ante el caos económico
creado y la propaganda, levantar una supuesta crisis humanitaria.
La respuesta sería
enviar ‘asistencia’ humanitaria a Venezuela disimulando la presencia de tropas
norteamericanas y mercenarios de toda clase. Trump se agregaría a la nefasta
lista de presidentes norteamericanos que han violado una y otra vez la
soberanía de toda América Latina.
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