No queremos más una
vida indigna para producir riquezas a los verdaderos hombres sin dignidad.
Nosotros somos los indignados que llenan las calles, que ocupan plazas, tierras,
territorios, casas, bancos. Vamos a hacerlos nuestros. Queremos ocupar los
espacios que hacen el poder, para hacer nuestro propio poder. Socializar
al poder, para hacer nuestra propia vida.
Venancio Guerrero* / Especial para Con Nuestra América
Desde Sao Paulo, Brasil
Las y los indignados del mundo ponen en jaque a un Occidente que se pensaba civilizado. |
¿Quiénes
vienen de las calles? ¡Ellos y Ellas! Pero, ¿quiénes son Ellos y Ellas? Son los
deformes, los sin personalidad, los que no son famosos. Aquellos a quien nadie
quiere en los programas de televisión. Sí. No son personalidades de telenovela,
de músicas, de aventuras de ficciones. Son personas normales. Vienen a los
montones. En algunas calles son poquitos, pero siguen al sentimiento general,
que quiere explotar: ¡Indignación! ¿Indignados? ¿Por qué, pues? Son aquellos
que Ya No Aguantan comer un plato de hambre, mientras ven en la televisión
números e imágenes de riqueza. No aguantan ver juicios de los economistas: “Es
necesario ahorrar”, mientras los poderosos gastan en bonitos carros, despiden y
ganan dinero del Estado.
Sí.
Ellos vienen de muchas calles. Sean calles de concreto o tierra. Son las calles
de vendedores de Túnez. Ellos miran a los números en los televisores: ¡Precio
de los alimentos crece! ¡Desempleo crece! Los periodistas piden paciencia.
Mientras, los vendedores comen hambre, los policias quieren que paren de
trabajar. Pues, ellos impiden la ganancia integral y sobrehumana de los
oligopolios, que monopolizan las ventas. Ellos son competencia para los “Wall
Mart’s” o “Carrefour’s”. Sí. No pueden trabajar. Los vendedores no pueden
trabajar.
El
muchacho de Túnez ya fue impedido de trabajar en la profesión que ha estudiado.
Mismo que el “Mundo Civilizado” ha dicho que en su “mundo” no es posible tener
personas de enseñanza superior, él fue e hizo una universidad. Pero, no pudo
trabajar. Los economistas dijeron que no hay inversiones suficientes para
lograr trabajo de calidad, aquel de su sueño. Entonces, se fue a la calle a vender.
Ahora los policías dicen que él no puede trabajar. Los vendedores no pueden
trabajar. El joven vendedor intelectual no puede. Entonces, él ha explotado y
se ha indignado. ¡El muchacho puso fuego a su cuerpo! ¡Sí! ¡Sí! Su vida se ha
indignado y si los hombres de carros se enojan con el cierre de carreteras, él
ha usado la calle de su propio cuerpo. La calle que ha visto pasar muchos
conocimientos y dolores y ha servido para explotar la indignación del Pueblo de
Túnez. Ahí vemos el pueblo que ha huido de la historia del fin de la historia.
Llenan las calles. Los medios de comunicación pasan a demandarlos. Ahora los
indignados salen como personajes de novelas, personajes de historias.
¿Personalidad del Año en la revista Times?
Las historias de los individuos y personalidades son inferiores a la de los
sujetos sociales. Los Indignados renuevan la historia de Lucha de Clases.
Ellos
llenan las calles de un Occidente que se pensaba civilizado. Llenan los
corazones de aquellos, que pensaban una civilización europea sin rebeldías y
actos anticapitalistas. Sí. Sí. Ellos llenan las plazas europeas, son millones
de colores, es el mundo de los que viven en España. Son jóvenes indignados con
el salario de hambre que reciben. ¿Pero no les habían dicho que era necesario
estudiar siempre? No. No.
Muchos
trabajadores calificados trabajando en subempleos. Parte de tu tiempo, ¡Part-time!
Parte de un todo de un trabajador colectivo. La conciencia está en la máquina,
en el teléfono, en la computadora. Produzco excedente, luego existo como parte
de un todo de masas que producen masas. No es posible aceptar haber estudiado
años y tener que trabajar en un call
center. No. No. Fueron años de libros de historia, política, economía,
geografía, biología, sociales. Otros, muchos más libros de ingeniería,
matemática, física, arquitectura. ¿Para qué? Para tener que usar el manualito
de cómo contestar a las personas, para ser manejado por la máquina de control
llamada computadora. No daba para aguantar. Mientras yo gano 700,00 euros y
tengo que pagar un alquiler de 400,00 euros, los banqueros facturan millones.
¡Sí!
Indignación contra los mismos que ahora ganan más. Sí. El muchacho español mira
al reloj. Ya eran tres de la mañana, y todavía discutían en la plaza ocupada.
Ahora él percibe que la democracia no se hace en los papeles de votos. ¡No!
¡Percibe que es necesario y posible un mundo sin mercancías! ¡Sí! Todos
debatían en el 15 M. Aquí los indignados españoles no son españoles, se
descubren parte de los explotados del mundo. No pueden aceptar más las
diferencias entre naciones, que hacen ganancia para los cosmopolitas
explotadores. Ya no somos distintos de los ecuatorianos, guatemaltecos,
salvadoreños, brasileños, egipcios, también somos pobres como ellos.
¡Sí!
Ellos se indignan y llegan a tomar las calles. A llenar las plazas, a volverse
presentes en la lucha. A crecer y crecer ¡99%! Somos 99%. Somos una cosa sola.
Tenemos identidad, personalidad, no somos masas informe. No somos solo
productores de excedente. Somos personas, humanos y merecemos más, muchos más.
¡No
quiero vivir una vida indigna! Así ha pensado el señor griego. 77 años de vida.
Trabajo. Dignidad. ¡Sí! Él era Digno. No ha aceptado que los indignos le
impongan el hambre, para poder llenar sus bolsillos de riqueza. No quería
aceptar que hiciesen los millones y millones de préstamos a los bancos, a
partir de imponer miseria y deudas a su pueblo, y a él mismo. No. No. Él ha
terminado su vida, antes de tener que buscar comida en la basura. Se ha juntado
con el vendedor de Túnez, se ha juntado con los mártires de la historia de los
indignados. Su sacrificio crea nuevas calles de alternativas. ¡Es posible ser
valiente! Es posible sacrificarse por las vidas que vendrán. ¡Despierten! ¡Yo
me he muerto para que ustedes despierten!
Sí.
Sí. Ellos despiertan en todas las calles del mundo. Ocupan el Centro del Poder.
Ocupan todo. Ocupan Wall Street. Son los Hijos del Tío Sam. Aquí, ellos también
fueron engañados, también sufren con el poder del dinero. Ya no tienen más la
casa del sueño americano. Ya no tienen más tanto poder. Ellos corren para
agarrar a los banqueros que se esconden en el espejo del poder. Espejo de
ganancia. Espejo de las finanzas que invierte la vida, que invierte el poder,
que hace con el 99% de la población sea explotado, oprimido por el 1%.
¡Indignados: ¡exploten a las casas de los espejos! ¡Necesitamos de realidad!
Necesitamos de producción sostenible, pero que no sea más una burbuja de
ficción de capitalismo verde. Necesitamos de una producción que sostenga por
todos los hombres y mujeres. Sí. Sí. Aquellos que llenan las calles quieren
realidad de la vida con sustancia, y no “la
nada de la televisión”, de las músicas-masas, letras e imágenes sin
forma, sentido y contenido. Quieren matar a los “Homer Simpson’s” que existen
dentro de cada estadounidense. Matamos a la caja tonta. ¡Indignados! Se juntan
y llenan las calles para acabar a los indignos que les hacen tener una vida
indignante.
Indignados
de América Latina. ¡Indignados indígenas! Ya no acepten que entren en su casa y
te desalojen. ¡No! ¡No! Son los indignados de Santa Cruz de Barrillos, en
Guatemala. Los indignados que deben expulsar a la Hidroeléctrica. Que deben
expulsar al ejército del General Otto Perez Molina. Llenen las calles con sus
corvos, con sus rostros duros de mayas. ¡Llenen! ¡Llenen! Expulsen a los
soldados. Arrasen con la Política de Tierra Arrasada. Ustedes son Dignos, pues
son hijos de la tragedia, de la sangre. ¡Pero, todavía desafían al poder!
¡Vivan y resistan! Viva al Pueblo Originario Indignado.
Pueblo
Originario expulse al brasileño opresor. Originario de Bolivia: expulse al
Estado de Brasil. Estado que financia carreteras de la muerte. Carreteras que
van a desalojar su Amazonia, que van a desalojar su vida. Expulsen a todos los
imperialismos. Expulsen al imperialismo del agronegocio brasileño de soya en
Paraguay, que mata a los indígenas y produce veneno con transgénicos. Llenen
las calles de tierra. No aceptemos opresión y explotación, no importa de donde
venga.
Pues,
ese Estado Brasileño oprime a los suyos. Aquí, también hay indignados. Pocos
todavía, pero son los valientes resistentes del Pinheirinho. ¡Que no aceptan a
ningún especulador! Eso dicen las mujeres y hombres que fueron expulsados de la
comunidad del Pinheirinho. Que fueron expulsados de sus casas. Esos indignados
perdieron, sí, pero, no dejan su lucha morir. Todavía resisten y recuerdan al
poder: que no aceptarán vivir en las calles. Las calles son hechas para ocupar
en la lucha, no para hacerse viviendas. Los Pinheirinho’s se multiplican. Es el
Pinheirinho de Brasilia que ocupa la tierra improductiva para hacer casas. Son
los indignados brasileños que empiezan a salir a las calles. A decir que ya no
quieren creer más en la propaganda. Sí. Sí. ¡Sea los indígenas en Mato Groso
que sobreviven al genocidio! ¡Sea las mujeres que exigen su cuerpo! Son pocos
todavía. Pero ya se hacen presentes en la Indignación Mundial. Empiezan a superar
la fe en el Brasil del Primer Mundo. Despierta brasileño. Tu país todavía es
desigual, opresor y explotador. No somos emergentes. No. No. Sigue al rumbo de
tus hermanos latino-americanos.
¡Pueblo
latino-americano de los chilenos estudiantes! Pueblo que lucha por educación
gratuita. ¿Cómo es posible ser pago la ciencia producto colectivo de la
humanidad? ¿Cómo es posible que los conocimientos saqueados de los
trabajadores, de los pueblos en el mundo por el capital, ahora sea mercancía?
No es posible. No podemos dejar. Pues, nos estamos endeudando tan jóvenes,
salimos de la universidad y tenemos de trabajar para sobrevivir y para pagar
intereses a los banqueros que prestan dinero del gobierno. ¿Por qué al banquero
el dinero sale casi gratuito y para nosotros la educación es paga? Sí. Sí.
Vayamos a la calle. ¡Estudiantes chilenos están en lucha, unidos con los
pueblos de su país! Están juntos con todos los indignados en el mundo. Gritan
en las calles: ¡No es posible! ¡No podemos! América Latina despierta.
Sí.
Sí. Pueblos de América Latina llenan las calles. Luchan en contra de los
desalojos. Expulsaremos al 1% que quiere matar nuestras tierras. Sí. Sí. Ellos
que quieren sacar oro para especular con el hambre del veneno. Sí. Sí Aquí,
sufren los peruanos, los ecuatorianos, los guatemaltecos, los salvadoreños, los
mexicanos, los mapuches, muchos otros hermanos latino-americanos. Por eso, esos
pueblos se hacen indignados. Todos ellos llenan las calles en contra a los
proyectos de muertes.
No
vamos a aceptar. No podemos aceptar. No queremos más una vida indigna para
producir riquezas a los verdaderos hombres sin dignidad. Nosotros somos los indignados que llenan las calles, que ocupan plazas, tierras, territorios,
casas, bancos. Vamos a hacerlos nuestros. Queremos gestionar la producción de
la riqueza, sin necesitar de las lentes del dinero. Queremos ocupar los
espacios que hacen el poder, para hacer nuestro propio poder. Socializar
al poder, para hacer nuestra propia vida. Sí. Sí. Una vida verdaderamente
digna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario