Hoy, cuando el
presidente Chávez ha creado el Consejo de Estado y le ha dado como primera
tarea, recomendar si el país debe
retirarse de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, me permito con mucho
respeto solicitar a los notables miembros de dicha instancia que evalúen la
salida de Venezuela de los tres órganos regionales de hegemonía estadounidense
a los que nuestro país pertenece aún.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela.
La historia de las relaciones de América quedó
marcada desde los primeros años de la Independencia por la disyuntiva en torno
a si nuestro proceso de integración se iba regir por las idea panamericana o
por la que sustentaba como prioritario el vínculo entre los países del sur del
río Bravo, dicho de otra manera por las ideas de Monroe o las de Bolívar, incluso
de forma más sencilla se puede enunciar cómo
la definición entre la alternativa de integrarnos con Estados Unidos o
sin Estados Unidos. Ello oponía la
propuesta del Libertador esbozada en la
Carta de Jamaica en 1815 y consolidada en la convocatoria al Congreso
Anfictiónico de Panamá de 1824 al discurso del presidente de Estados Unidos
James Monroe en 1823.
Durante el siglo XIX y
la mitad del XX la idea monroista se impuso. En 1947 y 1948 con la firma del
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la creación de la
Organización de Estados Americanos (OEA) dicho paradigma se arraigó.
Posteriormente en 1959 fue creada la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. Con ello se completaba la tríada de control político y militar de Estados Unidos sobre nuestra región en
momentos en que la mayoría de los países
estaban dirigidos por gobiernos entreguistas que cercenaron su soberanía para
entregarla a la potencia del norte. Ninguno de esos tres instrumentos ha
servido para defender los intereses de los pueblos de Nuestra América cuando
ellos han estado en contradicción con los de los poderosos. Al contrario, la
tríada ha legitimado la intervención, las dictaduras y las violaciones a los
derechos humanos.
Hoy, cuando el
presidente Chávez ha creado el Consejo de Estado y le ha dado como primera
tarea, recomendar si el país debe
retirarse de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, me permito con mucho
respeto solicitar a los notables miembros de dicha instancia que evalúen la
salida de Venezuela de los tres órganos regionales de hegemonía estadounidense
a los que nuestro país pertenece aún, los que además, están en franca
contradicción con el ideal bolivariano.
Asimismo, los exhorto a que estudien el artículo 153 de
nuestra Constitución Nacional que expone privilegiar las “…relaciones con
Iberoamérica” porque es contradictorio con lo que el mismo artículo expone
antes cuando dice que “… se promoverá y
favorecerá la integración latinoamericana y caribeña”. Dicha frase reniega de
nuestra condición de país caribeño, de la responsabilidad que tenemos con los
países hermanos de esa región, en particular con Haití, país a quien debemos en
gran medida- la Independencia.
Asimismo y toda vez que el Canciller Nicolás Maduro ha
dicho que el Consejo de Estado “es un mecanismo para reforzar
la eficacia política en los grandes temas que tienen que ver con el futuro de
la República”, desde ya se debería valorar la no asistencia de Venezuela a la
Cumbre Iberoamericana de Cádiz, España a celebrarse en noviembre de este año en
apoyo a los gobiernos y pueblos de Argentina y Bolivia por las groseras e
irrespetuosas declaraciones de altos representantes del gobierno de la
monarquía española en contra de la
Presidenta Cristina Fernández y el presidente Evo Morales. De igual manera,
manifestar la solidaridad de Venezuela
con los campesinos indígenas de Santa Cruz Barillas en Guatemala que están siendo
brutalmente reprimidos por oponerse a la construcción de
hidroeléctricas y minas a cielo abierto por parte de la compañía española
Econer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario