Este
renacer crítico de la juventud, si bien enfrenta contradicciones internas
propias de todo movimiento, representa la oportunidad de dar el salto
definitivo a un nuevo México, en el que las nuevas generaciones sean portadoras
de ideas y novedosas formas de organización.
Cristóbal
León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Yucatán, México
Jóvenes del movimiento "Yo Soy 132" en Tlatelolco. |
El
despertar juvenil que se vive en nuestro país, se suma al marco internacional
de movilizaciones que se han desarrollado en diferentes partes del orbe como
Chile, España, Estados Unidos, Canadá y algunos países árabes, en los cuales,
los estudiantes han jugado un papel central.
La
ruptura de la juventud con los organismos de poder tradicional como son los
partidos políticos, los medios de comunicación y algunas instituciones,
responde al hartazgo generalizado que la sociedad siente hacia la realidad que
se vive a diario, caracterizada por la violencia, la explotación, marginación y
las mentiras, que sin descanso se difunden en la televisión, la radio y la
prensa al servicio de los poderosos.
El
cúmulo de las injusticias y el cinismo de los gobernantes han sembrado la
semilla de rabia y dignidad que hoy vemos florecer principalmente en los
estudiantes, que han convertido a las calles y parques públicos, en lugares de
reflexión y crítica con el firme objetivo de poner fin al estado de cosas
actuales en nuestro país.
La
coyuntura de inicio fue el llamado viernes negro (11 de mayo) cuando
estudiantes de la Universidad Iberoamericana rechazaron la presencia del
candidato presidencial del PRI en su escuela. Pocos días después, la llama de
inconformidad se extendió a otras universidades y colegios a nivel nacional,
conformándose un movimiento plural y heterogéneo de estudiantes en su mayoría
agrupados bajo el lema “Yo Soy 132”.
Este
renacer crítico de la juventud, si bien enfrenta contradicciones internas
propias de todo movimiento, representa la oportunidad de dar el salto
definitivo a un nuevo México, en el que las nuevas generaciones sean portadoras
de ideas y novedosas formas de organización, regidas por la permanente
participación de todos los sectores sociales, dejando de lado el tradicional
verticalismo en la toma de decisiones y poniendo en práctica estructuras horizontales
y plurales.
Las
demandas de justicia y democracia, en todos los aspectos de la vida, deben
incluir a los demás sectores de la población que día a día luchan por
sobrevivir en condiciones realmente inhumanas. La crítica al sistema
antidemocrático de partidos necesita trascender a la raíz misma del problema,
es decir, debe reconocerse que la naturaleza misma del sistema capitalista es
incompatible con la verdadera justicia y democracia y, por lo tanto, es
necesario un cambio de sistema.
El
movimiento “Yo Soy 132” es parte de un proceso de concientización de la
juventud, no es algo espontáneo, aunque pretendan descalificarlo los poderosos
al llamarlo “un estallido manipulado”. El movimiento estudiantil siempre ha
existido en México y ha tenido diferentes expresiones, si analizamos las
demandas actuales, es claro ver continuidad en los objetivos de lucha y en las
necesidades reclamadas, es decir, no es posible descalificar esta nueva etapa
de lucha juvenil con simples mentiras.
Ahora
bien, las necesidades de lucha reclaman urgentemente una mayor y mejor
organización juvenil en cada universidad y escuela, así como el apoyo de la
sociedad. Las consignas contra el PRI y su candidato, si bien, muestran un
rechazo justo a las viejas prácticas del poder anquilosado, también pueden
convertirse en arma de doble filo si son encauzadas por las fuerzas
conservadoras a favor de otros candidatos a la presidencia, perdiéndose así, el
carácter antipartidista y libertario del movimiento.
En
Yucatán, lo anterior es muy claro, durante la marcha del pasado miércoles 23,
fue evidente la cercanía de militantes del PAN rondando a los jóvenes
inconformes, además, la presencia de varios autonombrados “estudiosos de la
democracia y la participación juvenil” de clara afiliación ideológica panista,
que con supuesta “postura crítica” se pretenden infiltrar en el legítimo
movimiento para encauzar a su favor la opinión de los inconformes.
La
semilla de inconformidad que va floreciendo, necesita del apoyo de todos
aquellos que integramos los demás sectores sociales oprimidos. El estudiantado
ha comenzado a dar pasos firmes para la transformación de México, en nuestras
manos esta apoyarlos o seguir siendo parte del problema que durante tantos años
ha lacerado a nuestra sociedad.
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