No será posible desconectarse del caos sistémico en curso sin conflictos ni pérdidas, eludiendo desgarros internos. Eso es una crisis. Quiebre y ruptura para cambiar el rumbo.
Raúl Zibechi / ALAI
Con 700 mil millones de dólares de reservas monetarias, 400 millones de habitantes, grandes reservas de hidrocarburos, autonomía energética, importantes yacimientos mineros, la mayor biodiversidad del planeta, la región sudamericana no tienen ningún motivo para no despegarse de la crisis sistémica en curso y elaborar su propia agenda política y económica.
En las últimas semanas, ministros y presidentes de la región se pronunciaron por establecer medidas defensivas para evitar contagios de la crisis que afecta al primer mundo. Cristina Fernández dijo que “debemos blindar la región para no perder lo que hemos logrado”. Guido Mantega, ministro de Hacienda de Brasil, se pronunció por establecer “un cordón de aislamiento” para evitar perjuicios[2]. Hasta el conservador presidente de Colombia Juan Manuel Santos advirtió en la Cumbre de UNASUR en Lima que se deben contrarrestar los efectos nocivos de las crisis económicas por las que atraviesa Estados Unidos y Europa que devalúan los ahorros de la región.
Son miradas positivas que muestran una toma de conciencia generalizada de que hay que actuar pronto. Pero las medidas defensivas son insuficientes. Lea el artículo completo aquí…
No hay comentarios:
Publicar un comentario