La orden de captura dictada por un juez español contra militares salvadoreños acusados de la masacre de los jesuitas en 1989, demuestra que el pasado no está muerto para la memoria, ni tampoco para la justicia procesal. Es evidente que las leyes de amnistía no son una garantía perpetua, tal como sus promotores calcularon.
Carlos Ayala Ramírez / ALAI
(Fotografía: homenaje a los jesuitas asesinados en San Salvador)
En los últimos días la opinión pública ha estado dominada por la noticia de las órdenes de captura de militares salvadoreños, giradas por el juez de la Audiencia Nacional de España, Eloy Velasco. Los militares son acusados de la matanza de seis sacerdotes jesuitas – cinco de ellos españoles – y de Elba y Celina Ramos, ocurrida en noviembre de 1989 en el campus de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Este hecho ha sido calificado por el juez español como un crimen contra la humanidad o delito contra el derecho de gentes.
Las reacciones no se han hecho esperar: el Gobierno emitió un comunicado de cinco puntos, en los que se limita a informar los pasos que se han dado en torno al proceso judicial, sin emitir ningún juicio valorativo; el partido ARENA se pronunció argumentando que la resolución del juez Velasco atenta contra el régimen jurídico nacional, y que el caso ya fue investigado, juzgado y condenado conforme a las leyes salvadoreñas; el FMLN, por su parte, se pronunció de forma lacónica, genérica y ambigua, es decir, haciendo referencia a principios abstractos y eludiendo una posición firme y directa sobre el caso; la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), hizo un llamado a la Corte Suprema de Justicia para que haga valer el Estado constitucional de derecho, el respeto a la soberanía nacional, y mantenga incólume el prestigio de las instituciones nacionales, y volvió a repetir el discurso de que “abrir esta página de la historia lo único que logrará es desprestigiar el proceso de paz y a la Fuerza Armada que, a su juicio, solo cumplió con su obligación de defender la democracia. Lea el artículo completo aquí…
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