Una investigación minuciosa de la ideología encubierta en acciones políticas de numerosas ONG’S, comprometidas con los intereses y la ayuda económica del gobierno estadounidense, debería ser motivo de preocupación del actual gobierno de Ollanta Humala. No olvidemos que los mismos actores desestabilizadores del gobierno de Fujimori (1990-2000) se encuentran en las entrañas del Estado sin haber sido removidos o cesados en sus funciones.
José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Lima, Perú
(Fotografía: la “revolución naranja” ya fue probada en Ucrania en 2004)
Cualquier parecido con otras experiencias de conspiración política en el planeta podría ser una insulsa coincidencia, pero en el terreno de las ciencias políticas y militares (si es que esta última es ciencia) los análisis son objetivos, pragmáticos, estadísticos. Desde el golpe de Estado del 5 de Abril de 1993 el escenario político en el Perú tiñó de naranja la campaña de “limpieza étnica y política” la cual profundizó el gobierno de facto del ex reo por crímenes de lesa humanidad Alberto Fujimori Fujimori. Los signos de los tiempos nos llevan a pensar que en el Perú se pretende consolidar una versión peruana de la denominada revolución de color, golpe suave, coup d’etat o cambio de régimen que muy bien podría ser de color naranja, desestabilizando – de manera “no-violenta” y sin acceder a la vieja usanza del golpe militar – la nueva administración gubernamental del presidente peruano Moisés Ollanta Humala Tasso.
En la primera parte haremos un recordaris sobre los orígenes de la “revolución de color” a nivel internacional, la idea no es profundizar el tema en este espacio, no obstante intentaremos ver las más relevantes acciones de la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy- NED) y la Agencia para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development - USAID), así como su influencia en la toma de decisiones en los diferentes poderes del Estado.
En un segundo momento intentaremos rastrear - en los últimos 30 años de vida democrática en el Perú – el accionar de NED y USAID más allá de su democrática y filantrópica imagen impregnada en el imaginario colectivo internacional. En un tercer momento, veremos si existió o no influencia del Pentágono detrás del golpe de Estado de 1993 y la participación directa de agentes peruanos al servicio de la internacionalización de la “Revolución de Color” cual proyecto mesiánico internacional a cargo de los EEUU. De ser así, el nuevo Congreso de la República podría muy bien incluir los diferentes hechos conspirativos en la lista de casos de corrupción en contra de los intereses de la República del Perú.
Finalizando con una remembranza asociativa de Gene Sharp y la influencia de sus Métodos de lucha noviolenta en los últimos comicios electorales en el Perú, nuestro objetivo principal será demostrar que en el Perú se conspira el triunfo consolidado de la “Revolución de color” (Gene Sharp) que bien podría ser naranja, celeste, rosada, amarilla o roja multicolor. Lea el artículo completo aquí…
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