Hugo Chávez ha jugado un papel relevante
haciendo cristalizar tendencias progresistas que se encontraban larvadas en las
masas venezolanas, que no encontraban
salida ante la situación opresiva a la que las habían llevado las reformas
neoliberales impulsadas por una clase política corrupta y desfasada. Pero su
papel ha ido más allá de Venezuela, pues supo establecer alianzas que han
llevado al subcontinente a un nuevo estadio.
Rafael
Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
Chávez dejó abierta la posibilidad de no asumir el nuevo mandato presidencial por su situación de salud. |
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez
Frías, anunció a la nación el sábado 8 de diciembre que no ha podido vencer a
la enfermedad de cáncer que lo aqueja. A diferencia de otras oportunidades, se
mostró cauteloso sobre su futuro, y avizoró la posibilidad de que no pueda
tomar posesión del cargo de presidente el próximo 10 de enero.
Es una noticia terrible. El papel que
Hugo Chávez ha jugado en la reconformación de América Latina en los últimos
diez años ha sido crucial, y las circunstancias en las que anuncia la gravedad
de su estado de salud no es el mejor para los gobiernos nacional progresistas
de esta parte del mundo, a tal punto que algunos analistas, como Raúl Zibechi
por ejemplo, especulan sobre la posibilidad que se esté llegando al final del
ciclo que tuvo como protagonistas al mismo Chávez, a Evo en Bolivia, a Correa
en Ecuador, a los Kirchner en Argentina y al Frente Amplio en Uruguay.
En este sentido, se argumenta que,
probablemente, el golpe de Estado en Honduras haya marcado la frontera después
de la cual se inicia el freno al proyecto bolivariano encarnado en el ALBA, lo
cual habría sido refrendado por el golpe en Paraguay. De ser estos análisis
acertados, la falta de Chávez en el panorama político de la región acentuaría
esta tendencia.
Mucho se ha discutido sobre el papel de
las personalidades en la historia. Estas discusiones han tenido lugar después
que el marxismo hiciera valer en las ciencias sociales la preminencia de los
procesos socio-políticos sobre los actores individuales. Estas posiciones
fueron vehementemente defendidas en la medida en que las ciencias sociales
tradicionales, pero sobre todo la historia, centraban su atención en las
grandes personalidades, y les asignaban un rol determinante. A esa concepción
se opuso el marxismo, y durante todo el siglo XX se convirtió en herramienta de
análisis privilegiada.
El marxismo no desdeña, sin embargo, a
las personalidades individuales en el devenir histórico, sino que les asigna un
lugar determinado. En primer lugar, como resultado ellas mismas de su
respectivo tiempo, es decir, como producto de las tendencias prevalecientes en
un determinado momento histórico. En segundo lugar, como catalizadores
privilegiados de esas mismas tendencias.
Todo lo anterior no descarta, tampoco,
el papel determinante que en algunas oportunidades esas personalidades puedan
jugar en una coyuntura específica. Sus cualidades personales pueden tener un
gran peso a la hora de que ciertas tendencias se decanten por una u otra vía o
por el ritmo que tomen los cambios.
Quiere decir todo lo anterior que la
relación entre las personalidades individuales y las tendencias de una
específica época histórica conocen una relación de mutua determinación que se
perfila en función de las diferentes coyunturas históricas concretas.
En el caso que nos ocupa, Hugo Chávez ha
jugado un papel relevante haciendo cristalizar tendencias progresistas que se
encontraban larvadas en las masas venezolanas, que no encontraban salida ante la situación
opresiva a la que las habían llevado las reformas neoliberales impulsadas por
una clase política corrupta y desfasada.
Pero su papel ha ido más allá de
Venezuela, pues supo establecer alianzas que han llevado al subcontinente a un
nuevo estadio. Esta situación se ha repetido en otros países de la región, lo
que ha posibilitado que hayamos vivido, durante los últimos años, una situación
inédita en nuestra historia.
La desaparición de Néstor Kirchner fue
un duro golpe para estos procesos de los que hacemos mención, y la falta de
Hugo Chávez se haría sentir, igualmente, con gran fuerza en ellos.
No son buenas noticias, pues, las que
llegan desde Venezuela.
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