Ana Esther Ceceña y David Barrios Rodríguez /
CLAE
La guerra
contra Venezuela no es “para derrocar a un dictador”, cuestión que evoca las de
Irak, Libia y circunstancialmente las de cualquier país petrolero que pretenda
poner condiciones a la entrega de sus recursos. Es la guerra de la Exxon, que
no deja de abrir brecha desde la región en disputa del Esequibo; es la guerra
de Chevron, del coltan, el uranio, el thorium, el gas y el oro; es la guerra
del estado norteamericano por reforzar sus condiciones materiales y su posición
hegemónica.
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