Según una
investigación del movimiento a favor del control de armas “Everytown for Gun
Safety”, “la mayoría de las masacres con armas de fuego están relacionadas de
alguna manera con la violencia doméstica o familiar”. Entre 2009 y 2016, en más
de la mitad de las masacres con armas de fuego, los agresores mataron a sus
parejas u otros miembros de sus familias.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
La opinión
pública mundial asocia a EEUU con “el sueño americano” pero también con la
“pesadilla” de su máquina de guerra. Panamá tiene una larga historia que supera
siglo y medio de intervenciones armadas por parte de EEUU a un costo altísimo
de vidas. En la incursión más reciente en Panamá, en 1989, las fuerzas armadas
de EEUU dejaron un saldo de miles de muertes y un régimen neoliberal que ha
hundido el país en un estado de corrupción endémico.
La situación
parece ser global, con Washington tratando de crear Estados ‘fallidos’ en todos
los continentes. Lo increíble de esta situación es que la política de
desestabilización que emprende EEUU a escala global también la aplica en su
propio país. Las organizaciones sociales norteamericanas han sonado la alarma
para despertar a su pueblo que debe enfrentar la epidemia de violencia que
azota a 350 millones de habitantes en EEUU.
En sólo un
día de la semana pasada, se presentaron en los medios masivos de comunicación
de EEUU una serie de denuncias contra el acoso sistemático contra las mujeres.
En unas cuantas semanas se han producido masacres de civiles por personas que
son calificadas como ‘enfermas mentales’ o ‘terroristas’ (tiene connotaciones
políticas diferentes según la legislación norteamericana). Grupos sociales
historicamente discriminados, a su vez, son objeto de asesinatos sistemáticos,
incluso por agentes de la autoridad. En una semana salieron a la luz pública
casos de acoso de “alto perfil”. El caso más reciente es la de una mujer que
asegura que Roy Moore, un candidato del sur de EEUU a elección para senador, la
maltrató sexualmente cuando tenía 14 años de edad. Otro caso es la acusación
por acoso sexual de una mujer en el norte de EEUU, Minnesota, contra un senador
estatal, Dan Schoen. En Kentucky, otro legislador, Jeff Hoover, es presionado
para que renuncie después de llegar a un acuerdo con la mujer que lo acusa de
acoso sexual.
El millonario
productor de los medios y del cine, Weinstein, ya tiene en su contra más de 20
casos de acusaciones de acoso en su mayoría de mujeres de Nueva York. Otro
millonario de la farándula, Louis C.K., es acusado por cinco mujeres de acoso y
mala conducta sexual. La escritora Kater Gordon acusa de acoso sexual al
creador de la serie de televisión ‘Mad Men’, Matthew Weiner. El actor Kevin
Spacey fue removido de la película que estaba filmando por las acusaciones de
agresión sexual de varias mujeres. Las denuncias no reflejan algo nuevo. Es
parte de una cultura ‘machista’ generalizada en EEUU. Las denuncias son un
reflejo de que las mujeres están reaccionando. Todo indica que la situación se
hará más grave ya que las mujeres no tolerarán la conducta de ciertos hombres,
Otra enfermedad que agobia a EEUU – igual o peor que el abuso sexual – es la
cultura comercial del uso de las armas de fuego. Desde niños, el norteamericano
es educado para matar, aunque sea en juegos que parecieran inocentes. Con sus
pistolas al cinto persigue a ‘indios’ como sus héroes en la gran pantalla.
Después con armas electrónicas persigue al ‘enemigo’ de turno que puede ser de
una nacionalidad indeseable. Ahora es el ‘musulman’ radical o del Estado
Islámico.
Según una
investigación del movimiento a favor del control de armas “Everytown for Gun
Safety”, “la mayoría de las masacres con armas de fuego están relacionadas de
alguna manera con la violencia doméstica o familiar”. Entre 2009 y 2016, en más
de la mitad de las masacres con armas de fuego, los agresores mataron a sus
parejas u otros miembros de sus familias. La violencia doméstica es más que una
señal de alarma; es un crimen en sí mismo. El informe descubrió que “la
presencia de un arma de fuego en una situación de violencia doméstica hace que
sea cinco veces más probable que una mujer resulte asesinada”.
“Las mujeres
en EEUU tienen una probabilidad 16 veces mayor de ser asesinadas con un arma de
fuego que las de otros países, lo que hace que este país sea el más peligroso
en el mundo desarrollado en cuanto a violencia con armas de fuego hacia las
mujeres. Todos los años, las mujeres estadounidenses sufren 5,3 millones de
incidentes de violencia por parte de sus parejas”. El informe agrega que
“cincuenta mujeres en EEUU son asesinadas cada mes por disparos efectuados por
sus parejas”.
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