Siendo el ambiente el producto de las interacciones entre los sistemas naturales y los sistemas sociales, si deseamos un ambiente distinto debemos construir una sociedad diferente. Identificar y convertir en programa los elementos fundamentales de esa diferencia es, sin duda alguna, la tarea principal del ambientalismo en América Latina y en todo el moderno sistema mundial.
Guillermo Castro H. / Especial para Con Nuestra América
Ciudad del Saber, Panamá
Ciudad del Saber, Panamá
El Tercer Informe sobre el Estado del Ambiente en América Latina y el Caribe (GEO ALC 3), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, constituye un testimonio de singular valor, en sí mismo como en su circunstancia. En sí mismo, porque proporcionar datos relevantes sobre un problema decisivo en nuestro futuro, que sigue siendo poco y mal conocido. Y a esos datos añade, además, un marco de referencia que facilita la tarea de integrarlos en una visión de conjunto, y unas Reflexiones Finales que en apenas siete párrafos llevan a su límite extremo las conclusiones que esa visión puede ofrecer desde la perspectiva de consenso inherente a una entidad como el PNUMA.
En lo que hace a su circunstancia, por otra parte, el GEO ALC 3 se presenta a una América Latina en la que el ambientalismo se hace cultura, esto es, se convierte en conducta y en política de masas, mientras parece agotarse la capacidad de los Estados de la región para sostener su propia reforma en materia ambiental. Con ello, el ambientalismo latinoamericano ve acentuarse su capacidad corrosiva con respecto a la geocultura dominante en nuestras sociedades, sustentada en el conflicto aparente entre civilización y barbarie - o progreso y atraso, o desarrollo y subdesarrollo – antes que, como lo planteara José Martí, en la batalla decisiva entre la falsa erudición y la naturaleza.
No es de extrañar, así, que haya sido desde América Latina, y en el terreno de lo ambiental, que se pusiera en su mayor tensión a las capacidades de generación de consenso del sistema internacional. Es ese y no otro, en efecto, el significado de la respuesta a la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático realizada en Copenhague a fines de 2009, por parte del encuentro de organizaciones populares de la región que tuvo lugar en Cochabamba, Bolivia, en abril de 2010. Y esto resulta tanto más trascendente cuanto, como por lo demás lo confirma el propio Informe, nuestra América sigue desempeñando un papel de primer orden en la provisión de materias primas y servicios ambientales a un sistema mundial convertido en un peligro para sí mismo y para la Humanidad por el paroxismo al que ha llegado la adicción al petróleo de una economía que depende del crecimiento incesante para subsistir.
Al respecto, GEO ALC 3 aporta – como una novedad en este tipo de informes – elementos para un abordaje en perspectiva histórica de la situación ambiental de la región. Ese abordaje encara la situación creada a partir del siglo XVI, cuando América Latina inicia su participación en el sistema mundial, señalando los procesos que llevaron a la creación de subregiones socio ambientales – la afroamérica de la esclavitud y la plantación; la indoamérica de las encomiendas y las minas; la euroamérica de las haciendas, y las vastas fronteras interiores como la Amazonía, el Darién y el Atlántico mesoamericano -, y a la conformación de las estructuras de larga duración asociadas a la función de provisión de materias primas y servicios ambientales.
En esa perspectiva, resaltan con mayor intensidad las grandes tendencias en torno a las cuales se organiza la interacción entre los sistemas naturales y los sistemas sociales de la región en el siglo XXI. Así, por ejemplo, destaca el proceso que busca culminar la transformación de la naturaleza en capital natural mediante la incorporación de las últimas regiones de frontera interior al mercado global a través de megaproyectos de infraestructura y la inversión masiva en actividades extractivas, como resaltan también la vasta huella ecológica del desarrollo urbano desordenado, el incremento de los conflictos ambientales, y la creciente resistencia externa e interna a las políticas ambientales implícitas en la persistencia de las políticas económicas que conducen a que generan más del 70 por ciento de las exportaciones de la región esté integrado por materias primas y recursos naturales.
Estos méritos de GEO ALC 3 se corresponden con los de la cultura ambiental latinoamericana. Hace ya más de treinta años que intelectuales como el mexicano Víctor Urquidi y el chileno Osvaldo Sunkel abrieron camino a la transición desde la teoría del desarrollo elaborada en su momento por Raúl Prebisch y sus colegas de la CEPAL, hacia los problemas que hoy conforman el campo del desarrollo sostenible. De entonces acá, ese proceso ha llevado al florecimiento de un pensamiento ambiental de gran riqueza y complejidad, en el que la América Latina ha desempeñado un importante papel en la formación y el desarrollo de campos nuevos del conocimiento, como la economía ecológica, la ecología política y la historia ambiental.
Esos logros resultan tanto más notables en cuanto han tenido lugar en el marco de una crisis generalizada en las estructuras de gestión del conocimiento en nuestra región. En el curso de esa crisis, en efecto, se han acentuado, sin llegar a resolverse, las contradicciones que corroen sus premisas fundamentales, como las de la separación entre lo social y lo natural, con su correlato de reducción de lo ambiental al campo de la ingeniería de ecosistemas, y de lo social a los problemas del reparto de excedentes en una economía atada a un desarrollo desigual y combinado, en el que el vivir mejor de unos depende del vivir peor de otros.
Esto ayuda a entender que haya sido desde otros ámbitos, más directamente vinculados a la interacción entre los sistemas naturales y los sistemas sociales – como el de la producción de los medios de vida, y el del movimiento ambiental – que han venido formarse los aportes más innovadores al debate que subyace a informes como este GEO ALC 3. En ese debate, por ejemplo, de pasa hoy del énfasis en el desarrollo sostenible – entendido como crecimiento económico con prevención del deterioro ambiental – a la consideración de los problemas que plantea la sostenibilidad del desarrollo de nuestra especie. Esto ha conducido ya a la exploración de nuevas opciones de vinculación entre lo económico, lo social y lo ambiental, a la búsqueda de nuevas alternativas de participación en las transformaciones en curso en el sistema mundial, y a la formación de nuevas ideas fuerzas, de las cuales conviene destacar tres.
Una es la que busca trascender el conflicto entre conservación y desarrollo inherente a una economía hecha para el crecimiento incesante, en busca de una estrategia de conservación para la sostenibilidad del desarrollo, en la cual el objetivo de vivir mejor se ve desplazado por el de vivir bien. Otra reconoce la necesidad de fomentar la riqueza natural y su aprovechamiento sostenible mediante el fomento de la riqueza social, ampliando, fortaleciendo y democratizando la participación de todos los sectores de la sociedad en la interacción con los sistemas naturales de los que depende su existencia. Y una tercera, íntimamente asociada a las dos anteriores, promueve el desarrollo de formas nuevas de gestión del conocimiento, que cumplan con la premisa de injertar en nuestras repúblicas el mundo, garantizando al mismo tiempo el tronco sea el de nuestras repúblicas, según lo planteara José Martí en su ensayo Nuestra América, ya en enero de 1891.
Cabe decir, así, que GEO ALC 3 confirma la razón que también asistía a Martí al afirmar que toda gran verdad política es una gran verdad natural. El informe, en efecto, pone a la vista los elementos fundamentales del problema a resolver, y nos presenta el desafío de desarrollar nuevas opciones de planteamiento, expresadas en preguntas nuevas que nos conduzcan a respuestas realmente innovadoras.
Para encarar con éxito ese desafío, será necesario partir de una premisa que está implícita en lo que ya hemos aprendido: siendo el ambiente el producto de las interacciones entre los sistemas naturales y los sistemas sociales, si deseamos un ambiente distinto debemos construir una sociedad diferente. Identificar y convertir en programa los elementos fundamentales de esa diferencia es, sin duda alguna, la tarea principal del ambientalismo en América Latina y en todo el moderno sistema mundial.
Sin duda, también, GEO ALC 3 puede contribuir a esa tarea. Bienvenido sea, a la labor de todos.
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