Tenemos derecho a verdad y no cederemos en el reclamo y en la denuncia, que dicho sea de paso se ha extendido cada vez más por el mundo entero.
(En la fotografía, al centro, el poeta salvadoreño Roque Dalton)
Estoy muy gratamente sorprendido por un acontecimiento trascendente del cuál poco o casi nada se supo en El Salvador, pese a que se trató de un acontecimiento histórico, justo y hermoso a favor de los derechos humanos y de las víctimas que reclaman verdad y justicia. Sin embargo, también estoy confundido.
Primero, antes de hacer mis comentarios quiero transcribir un comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador:
El 17 de junio de 2010, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, acordó una trascendente e histórica resolución aprobada por consenso en la que se proclama el 24 de marzo como “Día Internacional por el Derecho a la Verdad acerca de las graves Violaciones de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas”, en la cual se rinde homenaje a la labor que Monseñor Oscar Arnulfo Romero realizó por la defensa de los derechos humanos.
La resolución, iniciativa de la Misión Permanente de El Salvador ante las Naciones Unidas en Ginebra, fue apoyada por todos los países de América Latina y el Caribe y se inscribe en el marco de las celebraciones conmemorativas de los 30 años de la muerte de Monseñor Romero.
El trabajo para llevar a término con éxito dicha resolución, fue arduo e intenso ya que requirió gestionar y conseguir el copatrocinio no solo de América Latina y el Caribe, sino el del resto de países miembros de las Naciones Unidas, con el fin de que dicha resolución mereciera la aprobación por consenso de todos los Miembros del Consejo.
El trabajo realizado, con esfuerzo y dedicación, dio el fruto esperado y por ello estamos orgullosos de informarles, como ya quedó expresado, que el día 24 de marzo ha sido proclamado por consenso en el Consejo de Derechos Humanos, en homenaje a nuestro querido Monseñor Oscar Arnulfo Romero, como el “Día Internacional por el derecho a la verdad acerca de las graves violaciones de Derechos Humanos y sobre la Dignidad de las Víctimas”.
Dicha resolución contó con el apoyo y patrocinio de América Latina y el Caribe, Dinamarca, Armenia, España, Chipre, Francia, Hungría, Bélgica, Austria, Marruecos y Côte d’Ivoire y al momento de su aprobación diferentes países tomaron la palabra como los Estados Unidos y el Reino Unido, entre otros, para manifestar su complacencia por el logro obtenido y expresar, al mismo tiempo, sus felicitaciones a El Salvador por tal iniciativa.
Monseñor Romero con visión de profeta nos dijo: “La palabra queda y éste es el gran consuelo del que predica, mi voz desaparecerá, pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido acoger”; este día, la palabra y la labor de este gran salvadoreño ha sido escuchada, reconocida y elogiada por el mundo entero a través de sus representantes en el Consejo de Derechos Humanos.
A partir de hoy cada 24 de marzo, toda la comunidad internacional, recordará a Monseñor Romero, como ha venido y continuará haciéndolo el pueblo salvadoreño desde su trágica muerte, a este gran humanista salvadoreño y que se suma a todos los que como él, han dedicado sus vidas a la lucha por la protección y promoción de los Derechos humanos, oponiéndose a toda forma de violencia y protegiendo a los más vulnerables y desposeídos.
Ahora, mi comentario es el siguiente: ¿Puede haber verdad sin que se investigue la verdad en el caso de Monseñor Romero? Claro que no. Los salvadoreños tenemos una noción de lo que ocurrió en el caso Romero, pero la verdad plena no está establecida porque en El Salvador no se ha juzgado el caso de Monseñor Romero. Es una deuda pendiente y por ello el caso se ventila en el sistema interamericano de Derechos Humanos.
El presidente Mauricio Funes pidió perdón en nombre del Estado Salvadoreño por el magnicidio de Monseñor Romero, y eso fue un paso trascendental, pero la verdad plena no está establecida, por lo tanto, el caso continúa en la impunidad. Si el Estado Salvadoreño pretende ser coherente con resoluciones que promulga, tiene que establecer la verdad, señalar jurídicamente a los victimarios, devolverle la dignidad a la víctima, así como resarcir a sus familiares como corresponde.
El “caso Roque Dalton” está en peor situación, pese a que Dalton es la otra figura universal y emblemática de El Salvador reconocida en el mundo. La familia ha pedido desde que lo asesinaron hace 35 años conocer la verdad y que nos entreguen sus restos mortales, pero lejos de ellos sus asesinos: Edgar Alejandro Rivas Mira, Joaquín Villalobos y Jorge Meléndez se han burlado y nos han engañado continuamente.
Todavía más. Meléndez dice “saber todo, que él estuvo ahí y que dirá su versión cuando le dé la gana”. Es una ofensa descarada para la dignidad de Roque Dalton y para su familia que este señor diga tales palabras y otras con el mayor de los cinismos. Pero no sólo ello, es indigno para el actual gobierno continuar permitiendo tal aberración ética.
Este gobierno y su presidente promueven una acción para que en el mundo entero todos los 24 de marzos conmemoren el Día Internacional por el derecho a la verdad acerca de las graves violaciones de Derechos Humanos y sobre la Dignidad de las Víctimas, pero internamente en El Salvador se encubre a uno de los torturadores y asesinos inescrupuloso de Roque Dalton y se le niega la verdad a su familia y a la sociedad.
¿Hay o no hay coherencia? No se puede ser moral y éticamente consecuente haciendo una cosa a nivel internacional, mientras que a nivel interno se le da una bofetada a las víctimas y se apaña la impunidad.
Actualmente estamos siendo espectadores de una parodia cruel: Jorge Meléndez es defendido por el presidente Funes de la misma forma como los anteriores presidentes areneros defendieron a los coroneles y generales que cometieron graves crímenes de guerra y de lesa humanidad, como por ejemplo, al general que masacró al personal médico-civil de un hospital en zona guerrillera. ¿Cuál es el concepto de cambio en este aspecto de los derechos humanos en el nuevo gobierno?
La familia de Roque Dalton desea reiterar que su deseo es encontrar la verdad y que nos entreguen los restos mortales de Roque Dalton y de Armando Arteaga, para lo cual Meléndez tiene la palabra. ¡Qué se llene de valor y ética! La verdad lo liberará de ese horrible peso histórico que carga sobre sus espaldas, sin ser quizás el mayor responsable de la tragedia. Pero tiene responsabilidad, de eso no nos cabe la menor duda.
Tenemos derecho a verdad y no cederemos en el reclamo y en la denuncia, que dicho sea de paso se ha extendido cada vez más por el mundo entero, como se demostró recientemente en el Festival Internacional de la Red de Escritores por la Tierra, celebrado en la ciudad de Santa Tecla, que en una declaración final apoyan el esclarecimiento de la verdad en el caso Dalton y brindan un apoyo a la familia.
Estos y otros eventos internacionales se intensificarán y se pondrá a prueba y en claro la verdadera voluntad del actual gobierno encabezado por Mauricio Funes.
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