El actual gobierno de Barack Obama, a pesar de tener la facultad constitucional de liberar a los Cinco, a través de una orden presidencial, no mueve un solo dedo para poner fin a esta injusticia.
Cristóbal León Campos* / Para CON NUESTRA AMÉRICA
En septiembre de 1998, cinco cubanos fueron arrestados en el Sur de la Florida por agentes del FBI y mantenidos en celdas de aislamiento durante 17 meses antes de que su caso fuera llevado al tribunal. Acusados de espías y terroristas les fueron agregando falsos delitos como conspiración y otros más graves como asesinatos inexistentes. Durante su juicio, el gobierno estadounidense no fue capaz de probar tales delitos, quedando en evidencia la injustica que se estaba cometiendo.
Estos cubanos fueron desde su país a Estados Unidos para monitorear las actividades de los grupos mercenarios responsables de numerosos actos terroristas contra el pueblo cubano, así como la constatación de las organizaciones que los apoyan. Su único objetivo era advertir al gobierno de Cuba sobre estos planes de sabotaje contra la Isla para poder adoptar medidas de prevención y defensa.
A pesar de que no tenían ninguna intensión de realizar acciones contra el gobierno estadounidense, el jurado elegido a modo de los intereses imperialistas, encontró culpables a los cinco de todos los cargos atribuidos. Después de ser hallados culpables, los Cinco fueron sentenciados en 2001 a condenas largas y sin precedentes, confinados en cinco cárceles de máxima seguridad totalmente separadas una de otra. Las sentencias dictadas son: para René González quince años de prisión; para Gerardo Hernández dos cadenas perpetuas, más quince años; para Antonio Guerrero cadena perpetua más diez años; para Ramón Labañino cadena perpetua más dieciocho años; y para Fernando González diecinueve años de prisión. Los tres con cadenas perpetuas se convirtieron en las primeras personas en Estados Unidos en recibir cadena perpetua en casos relacionados con espionaje, donde no existió ni un solo documento secreto. Una más de las calumnias e injusticias realizadas en un contexto de permanentes agresiones al pueblo cubano por los gobiernos de Estados Unidos.
Después de 27 meses la corte de apelaciones revocó todas las condenas al considerar que estos cinco hombres no tuvieron un juicio justo en Miami. En 2005, el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias, determinó que esta privación de libertad es arbitraria y exhortó al gobierno de Estados Unidos a tomar las medidas necesarias para rectificar esa arbitrariedad. La Fiscalía inventó crímenes que no fueron probados en el juicio, promovió un ambiente hostil y manipuló la evidencia y al jurado. No hay pruebas para sustentar las acusaciones y la imposición de condenas irracionales e injustificables son una muestra de una verdadera violación de derechos humanos.
A los Cinco se les ha impedido todo contacto con sus familiares e hijos pequeños, y ni siquiera pueden comunicarse entre sí a pesar de haberse comportado de un modo ejemplar. Amnistía Internacional ha condenado esos actos como violaciones del derecho internacional. El 4 de junio de 2008 el panel de tres Jueces encargado por el Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta, emitió su opinión anulando las condenas de los Cinco y ordenó un nuevo juicio por considerar que no tuvieron un juicio justo.
Sin embargo, por la cerrazón de los jueces derechistas que se obstinan en mantener las sentencias de los detenidos la injusticia continúa, a pesar de las numerosas cartas abiertas que Premios Nobel y otros artistas e intelectuales de todo el mundo han dirigido al Fiscal General de los Estados Unidos demandando justicia para los cinco cubanos. Es claro que el caso de los Cinco no guarda un principio legal sino un orden eminentemente político de agresión a la Revolución Cubana.
En septiembre próximo cumplirán doce años de prisión por defender la integridad de su Patria, la indignación se siente en todo el mundo. Existen por lo menos 346 Comités por la liberación de los cinco en 110 países. En los últimos días Gerardo Hernández ha presentado trastornos físicos a causa de una bacteria que circula entre los prisioneros. Pero al Imperio no le importa la vida de los Cinco, han enviado a Gerardo al “hueco” desde el 21 de julio a pesar de que su vida corre peligro. De nuevo la indignación mundial exige justica para los Cinco.
Desde el triunfo de la Revolución y la instauración del socialismo en Cuba, no ha cesado el Imperio de Estados Unidos en su campaña contra la isla. Cuba ha sido víctima de amenazas, sanciones, invasiones, sabotajes, guerra biológica, atentados contra los dirigentes de la revolución, y hostigada por un criminal bloqueo económico, además de que ha sufrido numerosos ataques por grupos terroristas financiados desde Washington.
El actual gobierno de Barack Obama a pesar de tener la facultad constitucional de liberar a los Cinco, a través de una orden presidencial, no mueve un solo dedo para poner fin a esta injusticia. Al iniciarse su gobierno en algunos discursos quiso dar la impresión de que estaba dispuesto a cambiar la política imperial hacia la isla caribeña, hoy los hechos son claros, los intereses del Imperio no son los de la humanidad, y por tanto los del pueblo cubano.
La necesidad de la libertad para los Cinco es clara, no sólo porque su vida corre peligro, sino porque ya es hora de dar el paso que nos conduzca al establecimiento de la justicia en el mundo, para lo cual debemos dejar atrás a los imperios y construir el gobierno de los pueblos.
*Historiador mexicano, miembro del Comité Yucateco de Solidaridad con los Cinco.
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