Una lección invaluable dictó el presidente Evo Morales al mundo, pocas horas antes de concluir el año 2010, al derogar el decreto de nivelación del precio de los combustibles por mandato de su pueblo.
Isabel Soto Mayedo / Prensa Latina
Desde La Paz
Con esta determinación, tomada luego de dialogar de madrugada a madrugada con representantes de todos los sectores sociales y escuchar sus sugerencias al respecto, demostró la firmeza de quien apostó por conducir su país obedeciendo al pueblo que lo llevó a la presidencia.
En mensaje a la nación, transmitido el 31 de diciembre, el mandatario reiteró las razones que sustentaron la adopción del Decreto Supremo 748, pese a lo cual decidió acatar el pedido popular de anularlo por los efectos colaterales que podía acarrear su sostenimiento a la familia boliviana.
"Mi Gobierno es un Gobierno que nace del sufrimiento del pueblo boliviano. Nuestro movimiento político nace y surge del gran sentimiento del pueblo boliviano sobre su querida Patria y se debe, mi Gobierno y mi Presidencia, al pueblo y especialmente a los movimientos sociales", afirmó.
"Todas las medidas quedan sin efecto. No existe ninguna razón ahora para subir los pasajes, ni aumentar el precio de los alimentos, ni la especulación. Todo vuelve a la situación anterior", enfatizó el jefe de Estado.
La medida anunciada cinco días antes estaba orientada a acabar con el desangramiento de la economía nacional, con el contrabando de combustibles, y a incentivar la explotación e industrialización del petróleo.
Esto pretendía lograrse mediante la nivelación de los precios de los combustibles en relación con el resto de la región y a partir de la eliminación de la subvención estatal a los hidrocarburos, implantada por el Gobierno del ex presidente Hugo Banzer, en 1997.
La cantidad invertida en la importación de naftas transitó de 108 millones de dólares en 2005 a 660 millones en 2010, de los cuales 380 quedaron en la subvención y 150 escaparon del país por el contrabando.
El proyecto del Gobierno del cambio era recuperar lo perdido por cuenta de la subvención, que afecta al erario público, para impulsar múltiples programas de beneficio popular.
Paralelo a ello, el mandatario anunció el incremento del salario mínimo nacional en 20 por ciento y de los sueldos de los sectores de la esfera pública en igual medida, lo que también quedó derogado.
De este modo, Morales enseñó que el Estado Plurinacional de Bolivia sigue en construcción y para avanzar en ello, promueve de manera plena la participación de los movimientos sociales populares en la toma de decisiones políticas fundamentales. Mucho valor requiere dar vuelta atrás a una disposición, máxime si la razón la acompaña, pero el presidente de este país suramericano dejó claro el porqué de su actuación: "Los bolivianos no estaban preparados para enfrentar las consecuencias de la nivelación de precio de los combustibles".
"El pueblo me escuchó y me enseñó y saluda la decisión que tomé en defensa de las familias más pobres", reflexionó luego en conferencia de prensa, en la ciudad de Cochabamba.
En esa ocasión, reiteró que como fue su promesa al asumir la Presidencia de Bolivia, escuchó y se sometió al pueblo porque "sus consejos son sabios".
El alza de casi 80 por ciento en los precios de los combustibles hizo inviable la economía de las familias más pobres y ello desencadenó las protestas en varios puntos del país, pero sobre todo, en las ciudades de La Paz y El Alto, el 30 de diciembre, reconoció Morales.
El 22 de enero de 2006, al ser investido como presidente, había jurado: "Cumpliré con mi compromiso (...), mandar obedeciendo al pueblo, mandaré Bolivia obedeciendo al pueblo boliviano".
Un lustro después, prevalece el compromiso y la intención de cumplirlo, incluso a costa de su imagen personal o del partido al cual representa, el Movimiento Al Socialismo (MAS).
Resultado de su formación aymara, el concepto de trabajo de Morales es equivalente al ayni, es decir, a la conciencia de que todo está conectado entre sí, por lo que la responsabilidad como autoridad tiene esa dimensión y exige respetar el consenso.
Este modo de ver y actuar en relación con el mundo es parte indisoluble de lo identificado como Vivir Bien y con seguridad, es uno de los elementos que garantizó el respaldo popular al mandatario en estos años.
El seguimiento a esa proyección de vida también redundará en la derrota constante de quienes sueñan con retornar a épocas superadas, porque hasta la Real Academia de la Lengua Española lo define: Evo es "duración de tiempo sin término", "duración de las cosas eternas".
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