La revista Oriente apareció por vez primera el sábado 15 de septiembre de 1917, impresa y elaborada totalmente por los alumnos. Rápidamente se convirtió en el principal órgano de difusión de la Escuela Racionalista. En sus páginas se pueden encontrar narraciones de los alumnos sobre las formas de aprendizaje, la vida cotidiana en la escuela, los juegos y los trabajos que realizaban.
Cristóbal León Campos / Especial para CON NUESTRA AMERICA
En 1917, el suburbio de Chuminópolis de la ciudad de Mérida, vio abrir sus puertas -en la calle 17 número 108- a la primera Escuela Racionalista en Yucatán bajo la dirección del profesor José de la Luz Mena y Alcocer, quien acompañado del entusiasmo de un grupo de profesores y alumnos había propagado desde años atrás su pensamiento radical educativo.
Afirmaba José de la Luz Mena que la escuela tradicional coarta la convivencia entre los sexos; modera al alumno, convirtiéndolo en un ser dependiente; reprime los instintos, actividades y tendencias naturales de los niños, además de ser dogmática y clasista. En cambio por su parte, la Escuela Racionalista promueve la educación mixta y permite la libertad en el educando; es de carácter científico; ayuda a desarrollar la capacidad de análisis y razonamiento del niño; aprovecha todos los medios para el aprendizaje y fomenta la igualdad entre los miembros de la comunidad escolar.
El carácter radical de los ideales racionalistas pueden observarse en la puesta en práctica de su método, pues éste se basaba en la participación directa del alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje, para lo cual, como parte de las actividades de la Escuela Racionalista de Chuminópolis, se propuso elaborar una revista que contribuyera a la adquisición de los aprendizajes esperados.
La revista Oriente apareció por vez primera el sábado 15 de septiembre de 1917, impresa y elaborada totalmente por los alumnos. Rápidamente se convirtió en el principal órgano de difusión de la Escuela Racionalista. En sus páginas se pueden encontrar narraciones de los alumnos sobre las formas de aprendizaje, la vida cotidiana en la escuela, los juegos y los trabajos que realizaban.
La revista se distribuyó por toda la República, pues la labor propagandista de José de la Luz Mena no se circunscribió únicamente a Yucatán. Como él mismo recuerda visitó al menos 300 poblaciones del país. Además, al efectuarse el Congreso Nacional de Maestros en noviembre de 1920 en la ciudad de México, el mismo José de la Luz Mena al lado de Eduardo Urzaiz, pudo comprobar la distribución de la revista al escuchar los relatos de maestros de diferentes latitudes que le confesaron conocer la existencia y marcha de la escuela de Chuminópolis por su órgano difusor: la revista Oriente.
María Pérez Hernández, alumna de la Escuela Racionalista y primera directora de Oriente, escribió un artículo titulado “Cómo se hace Oriente” en el cual cuenta que al nacer la revista la intención de sus integrantes era canjearlo por otras producciones educativas y literarias, pero por la necesidad de conseguir el papel y la tinta para la impresión, se comenzó a vender. Además, del papel sobrante al recortarse la revista, elaboraban los alumnos sus cuadernos. “Los artículos se escriben -cuenta Pérez Hernández- debajo de los árboles; se corrigen y se pasan en la máquina. Después se llevan a la imprenta y cada escritor toma su artículo y lo entrega para entrar en prensa”. La humilde imprenta constaba de dos cajas de lectura y tres de titulares, y una prensita de mano. Una vez impreso, los voceadores salían a las calles a ofrecer a diez centavos el ejemplar.
Con la elaboración de Oriente los alumnos obtenían muchas enseñanzas, pues les proporcionaba aprender entre otras cosas a redactar con ortografía; leer, escribir a mano y a máquina; hacer operaciones, al llevar la cuenta de lo que se vende y gasta en su formación; a relacionarse con el comercio, artistas, fotograbadores y tipógrafos; a conocer los colores, tonos y medios tonos, al mezclar las tintas.
Otra importante enseñanza adquirida durante la elaboración de Oriente la describe Juan Herrera en su artículo “Conocimientos útiles”, pues nos cuenta que para enfajillar los periódicos utilizaban goma, pero desde que descubrieron que “la resina del pich es como la goma que se vende en las boticas, entonces todos los días al pasar debajo de la hermosa mata que hay cerca de la escuela, tomo la resina y la llevo para que nos sirva”. “Y desde entonces me he propuesto buscar más árboles que tengan goma, y ya tengo la del cedro y he podido apreciar que esta última es más pegajosa que la anterior”. Un aprendizaje que además les permitía “economizar y aprovechar las riquezas naturales de nuestra tierra”.
José de la Luz Mena explica en su libro La Escuela Socialista. Su desorientación y fracaso que su método de enseñanza buscaba “satisfacer las leyes biológicas de que el niño vive para adquirir experiencia, es decir, que el niño necesita desarrollarse, lo que se traduce en observación y experimentación para inferir por sí mismo los principios generales de la ciencia que en él existen latentes por herencia: necesita, pues, reproducir en su orden y sintéticamente todo cuanto la humanidad ha hecho para crear su civilización, y su cultura”.
Los planteamientos radicales e innovadores de José de la Luz Mena mantienen vigencia por centrar el proceso de enseñanza en el niño, la publicación de Oriente fue una eficaz herramienta didáctica, que proporcionó la oportunidad de desarrollar capacidades y habilidades a los alumnos, además las ideas racionalistas constituyen una parte muy importante del patrimonio pedagógico de Yucatán, que a través de los tiempos las generaciones de profesores nos han legado, por lo que conocerlos, estudiarlos y preservarlos es de gran importancia.
*El autor es historiador mexicano egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán. Colabora en periódicos, revistas y páginas web a nivel local, nacional e internacional.
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