«Nuestra política no puede ser moderada, porque ya aprendimos que ninguna evolución progresiva llevará a la humanidad a una liberación decretada»: Intervención en el IX Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios “El movimiento social popular en América Latina. Emergencias emancipatorias anticapitalistas en el siglo XXI”. La Habana, 10 de enero de 2011
Fernando Martínez Heredia / LA VENTANA
¿En qué radica la esencia de la crisis, más allá de la fenomenología de sus manifestaciones? ¿Por qué integral, sistémica y civilizatoria? ¿Qué alternativas emancipatorias se debaten en las actuales condiciones históricas de América Latina y el Caribe? La tercera pregunta es la principal para nuestro encuentro, porque estamos reunidos aquí luchadores y personas comprometidas. Pero precisamente por eso es tan conveniente formular las dos primeras preguntas.
Comienzo recalcando que las alternativas no pueden existir apartadas del capitalismo, sino en el proceso de una verdadera guerra contra él. Esa afirmación mía parte de una posición intelectual que analiza las realidades desde la hipótesis de que ellas contienen un conjunto de conflictos cuyo control resulta decisivo para el funcionamiento del sistema, y de que esos conflictos son diferentes, pero tienen una articulación entre sí. Es decir, si se trata de la emancipación humana y social me guío por los conflictos, y no solamente por la descripción del sistema y su funcionamiento, o por la descripción de la emancipación. Considero que esta cuestión teórica tiene una enorme importancia práctica, que a veces es decisiva.
Paso a comentar la primera pregunta. La esencia de la crisis que confronta el capitalismo está en su naturaleza actual, no en un alto nivel de las luchas contra él. A mi juicio, esta es una premisa básica para los anticapitalistas.
¿Cuál es la naturaleza del capitalismo imperialista hoy? Sus cambios recientes, ¿son inevitables?, ¿son irreparables? No me toca desarrollar este punto, pero es imprescindible profundizar en su conocimiento. Solo añado que es necesario distinguir entre lo que es resultado de la maduración de tendencias inherentes al sistema capitalista y a más de un siglo de su fase imperialista, y los hechos y características de la etapa más reciente del capitalismo. Entre estas últimas, por ejemplo, el fin del concierto de naciones que rigió durante tanto tiempo las relaciones entre sus potencias y la suerte de ultraimperialismo de la actualidad, o el tránsito del neocolonialismo que caracterizó a la madurez mundial del sistema a un nuevo complejo neocolonialista selectivo.
Si atendemos al movimiento histórico, y no solo a la estructura económico-social y el funcionamiento del sistema, quisiera destacar cuatro de los instrumentos que el capitalismo utiliza en la actualidad: un desmontaje de gran parte de las conquistas obtenidas durante el siglo XX; un alto nivel de prevención antisubversiva ―junto a la represión pero más importante que ella―; el desarme o la neutralización de las alternativas que pretenden levantarse en su contra; y una gran guerra cultural mundial, que he tratado en numerosos trabajos, y que es la pieza clave de su estrategia. Todos estos son retos provenientes del sistema de dominación, para los revolucionarios y para las resistencias de los de abajo. LEA LA PONENCIA COMPLETA AQUI...
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