Primera parte de una entrevista
con Martin Herrmann, co-presidente de
mediCuba Suiza.
Por Sergio Ferrari* / Especial para Con Nuestra América
Desde Ginebra, Suiza
Martin Herrmann, co-presidente de mediCuba-Suiza. |
“Si
bien nuestra solidaridad ha movilizado recursos materiales, mucho más
importante es el espíritu de intercambio y todo lo que hemos aprendido de los
colegas cubanos”. El balance de 20 años de mediCuba, unas de las principales
organizaciones de cooperación solidaria de Suiza y de Europa (existe también a
nivel continental), es categórico. No se trata de “dar” sino de “compartir”,
según lo expresa el Doctor Martin Herrmann,
co-presidente de mediCuba en Suiza. Con una larga experiencia de
presencia solidaria en numerosos países del Sur – Nicaragua, El Salvador,
Kenia, Sudán, Eritrea etc.- Herrmann ha sido miembro de esta organización desde
temprano, sin por ello dejar de colaborar activamente con otros actores de la
cooperación suiza en el terreno médico, como la Central Sanitaria. Especialista
en cirugía general y trauma, ex – responsable de la clínica quirúrgica del
Hospital de Moutier, Herrmann ha decido volcar sus treinta años de experiencia
profesional en iniciativas y proyectos solidarios.
P: mediCuba llega a sus dos décadas de existencia. ¿Cuál
fue la reflexión que dio origen a su fundación? En un momento histórico en que ciertos ideólogos apostaban
al “fin de la historia” y la solidaridad internacional vivía una crisis
profunda…
R: Con la desaparición
del bloque económico COMECON que unía a los entonces países socialistas se
desvanecieron las relaciones económicas favorables de intercambio de las que
gozaba Cuba. Víctima, además, de la
continuidad e incluso de la profundización del bloqueo estadounidense. Factores
que al inicio de los noventa agudizaron la crisis a lo interno de la isla
caribeña y que influyeron directamente en el sistema de salud, a pesar de haber
sido siempre una prioridad para el Gobierno. En ese momento un grupo de médicos
suizos, con una visión internacionalista y con experiencias personales de
colaboración y amistad con médicos cubanos, propusimos nuestra ayuda
.Convencidos del derecho de todo ser humano, en cualquier parte del planeta, a
gozar de una atención de salud universal. Al principio se trató esencialmente
de ayuda de emergencia. Facilitamos equipos y repuestos. Con el pasar del
tiempo y en la medida que se daba una relativa recuperación económica,
orientamos nuestra solidaridad más hacia
proyectos de mediano y largo plazo, especialmente para inducir ahorros y
mejoras. Un ejemplo: desde hace 15 años financiamos –junto con una red de
organizaciones europeas – materias primas para producción de medicamentos de
uso hospitalario. Un aporte de alrededor de 10 millones de Francos
–aproximadamente el mismo valor en dólares estadounidenses- que permitió a Cuba
producir remedios de un valor equivalente a 40 millones de la misma moneda y
mantener las capacidades productivas de la industria farmacéutica local.
La solidaridad: dar y recibir
P: Cuando se habla de Cuba, además de bloqueo económico,
presiones norteamericanas etc. se mencionan logros significativos en el campo
de la salud y la educación. ¿Si se corrobora la hipótesis de grandes logros en
la salud, cómo se explica la necesidad de una solidaridad internacional permanente en ese terreno, paradójicamente,
uno de los sectores priorizados por las autoridades?
R: Parte de los logros
se deben a iniciativas que requieren pocos recursos: básicamente mejorar la
higiene, lo que exige educación popular. Sin embargo, si se mejora el estado de
salud de la población aumentan los desafíos médicos. Por ejemplo en lo relativo
a enfermedades crónicas de impacto real en la población adulta. Estados Unidos
siguen monopolizando mundialmente el sector médico: sea a nivel de la literatura, de la producción de
material médico o de medicamentos, - directamente o a través de patentes. El
bloqueo también impera en la salud, por lo que Cuba no puede acceder
directamente a diversos productos,
saberes y entrenamiento. Nuestra solidaridad que es considerada como un
intercambio, busca no solo sustituir
ciertas limitaciones locales sino también contribuir a promover la
independencia cubana. En la actualidad, la gran mayoría de nuestros proyectos
contemplan la introducción de procedimientos y técnicas que permitirán a
nuestras contrapartes un desarrollo autónomo. E incluso fortalecer la
cooperación médica cubana hacia otros países del Sur. En este sentido, mediCuba
facilitó el establecimiento de una planta para producir medicamentos para
combatir el cáncer. Aprovechamos de nuestras competencias y redes profesionales
para intercambiar con colegas cubanos y facilitarles un desarrollo paralelo al
nuestro. Lo que permite al Estado ahorrar en este campo.
P: En cualquier relación de cooperación solidaria no todo
es fácil. En vuestro balance de dos décadas ¿cuáles han sido las dificultades,
incomprensiones, tensiones más fuertes entre mediCuba y las contrapartes
cubanas?
R: Usé antes el
concepto de “intercambio”. En el caso de Cuba, realmente es eso. Conocimos a
los médicos cubanos en el contexto de misiones internacionalistas de ayuda a
otros países. En el caso de mediCuba no se trata de dar solidaridad
unidireccionalmente, si no que ambos actores practicamos, vivimos,
protagonizamos la solidaridad. Es cierto que hay dificultades. A veces, los
colegas cubanos no saben o no osan presentar sus problemas de modo comprensible
para nosotros. Y tampoco siempre logran convencer a las instancias
administrativas locales que tienen que avalar y acompañar los proyectos. No
podemos y no queremos favorecer un centro médico determinado o una persona
individualmente. El Ministerio de Salud tiene que asegurar el uso de la
cooperación, pero los responsables no siempre comparten ideas, conceptos y las
prioridades que nosotros sugerimos o aportamos. Otra dificultad surge de
cambios administrativos durante el desarrollo de proyectos determinados.
Algunos empezaron bajo la responsabilidad de una institución y de repente
pasaron a otra. Acompañado a veces por incomprensiones o percepciones erróneas
mutuas. Últimamente experimentamos demoras y re-orientaciones en relación con
la reorganización de los ministerios y de la economía. Estos cambios nos
parecen importantes a largo plazo, sin embargo, en lo inmediato, pueden
dificultar nuestro trabajo de solidaridad.
P: ¿Y el saldo más positivo de esta solidaridad activa?
R: En 20 años logramos
hacer beneficiar al sistema de salud cubano de más de 5 millones de francos
suizos (cifra equivalente en dólares norteamericanos). Paralelamente, y lo que
es más importante, hemos construido una colaboración, lazos de confianza mutua
y amistades a diferentes niveles que nos permiten avanzar juntos. Si COSUDE, la
cooperación oficial suiza, por ejemplo, instaló desde hace algunos años una
oficina local en la Habana, es en parte también gracias a los contactos y la
confianza que establecimos organizaciones como mediCuba. A través del
financiamiento que ellos nos otorgaron, fueron percibiendo la seriedad de la
parte cubana. Finalmente, si analizamos lo que puede lograr un sistema de salud
sin interferencia de intereses privados, como es lo que se vive en Cuba,
podemos extraer enseñanzas, conceptos, aportes muy ricos para el debate, también en Suiza y en Europa,
sobre el derecho a la salud para todos.
La salud como concepto universal
P: Los medios de comunicación europeos en general son muy
críticos hacia Cuba. ¿En qué medida mediCuba ha podido en estos años dar su
propia imagen de Cuba aquí? ¿Cuál es esa imagen?
R: La batalla de la
información es efectivamente una de las más esenciales en un mundo globalizado,
sometido a la voracidad de este sistema hegemónico. Informando paso a paso, con
ejemplos concretos, reales, sin exagerar
en visiones ideológicas preconcebidas, pudimos parcialmente contrarrestar la
imagen distorsionada que dan los grandes medios sobre un país que nunca ha atacado
a ningún otro. A pesar del acoso continuo desde décadas, de parte de EE UU y
sus aliados, y a pesar de sus propios
errores, especialmente en el campo económico, Cuba ha defendido un concepto de
derechos humanos que prioriza el acceso igualitario a la salud y la educación
para toda la población. Y que se extiende más allá de las fronteras nacionales.
Son miles y miles de médicos y personal paramédico cubano que trabajan en los
más diversos rincones del mundo, solidariamente, con las poblaciones locales
más desfavorecidas. Una visión de la cooperación entre el Sur que es remarcable
y emblemática en un mundo cada vez más
separado por fronteras artificiales.
P: ¿Una reflexión de futuro? ¿Continuar con esta
solidaridad? ¿Cómo? Especialmente en un
momento en que Cuba transita transformaciones internas de profundidad…
R: Quisiéramos llegar a
una colaboración aun más estrecha y que poco a poco se aleje todavía más del
concepto de “ayuda”. Una pista es la investigación científica. En muchas áreas
de la salud, las condiciones en Cuba son mejores que las nuestras. En otras –
especialmente la financiera y la metodología – tenemos ventajas aquí. Queremos
promover esfuerzos en investigaciones multilaterales. O sea “revertir” la
globalización a favor de la población, allí y acá.
P: ¿Conocedor
profundo de Cuba, hacia donde cree se encamina el proceso en ese país?
R: Es muy difícil hacer
previsiones, especialmente en un momento de gran crisis mundial. Tengo la
impresión que la época del dominio unilateral de parte de Estados Unidos se
está terminando. En todo caso en América Latina se ha debilitado. Un mundo
multipolar dejará más espacios a experiencias autónomas. Lo que es cierto es
que el Gobierno cubano está buscando su modelo económico, aprendiendo de otras
experiencias. Cuba sigue teniendo un rol esencial en la integración
latinoamericana y ésta seguramente condicionará y, al mismo tiempo
fortalecerá, también el desarrollo de la
isla.
*Sergio Ferrari, en
colaboración con E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria coparte de
mediCuba/Suiza. Próxima entrega: entrevista con el Dr. Nélido González,
representante cubano de mediCuba
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