El gobierno, la
oposición política y los gremios empresariales, caminan de la mano con los
ideólogos neoliberales pretendiendo acabar con el proyecto de nación. Los
neoliberales comprenden bien que si convencen a los panameños que somos lo que
ellos llaman “globales” les entregamos en bandeja de plata nuestras riquezas.
Marco A. Gandásegui, h. / ALAI
Los ideólogos
neoliberales crean toda clase de confusiones. En EEUU acusan a los trabajadores
migrantes de origen mexicano, y otros latinoamericanos, de la recesión
economica. Los mismos ideólogos achacan el estancamiento de la economía
norteamericana a la Republica Popular de China que tiene obreros con salarios
más bajos. En Europa pasa algo similar con los neoliberales quienes le echan la
culpa de la crisis a sus respectivos pueblos.
En Panamá la situación
es algo distinta. El auge de la economía china ha impactado favorablemente al
sector de servicios marítimos de Panamá. El Canal de Panamá y los puertos, así
como el sector bancario y de seguros, crecen a tasas muy superiores al diez por
ciento anual. Igualmente, hay un fuerte incremento en áreas especulativas como
los inmuebles, el turismo y la minería.
Los neoliberales
panameños (fundamentalistas) insisten en plantear que el auge del último lustro
es el resultado de sus políticas engendradas durante la gestión presidencial de
Pérez Balladares (1994-1999). Fue en este período que el gobierno entregó casi
la totalidad de las empresas públicas a un pequeño grupo de inversionistas.
Además, inició el desmantelamiento de los sectores de la salud, educación y
seguridad social.
Los voceros
neoliberales que se pasean por los pasillos refrigerados del actual gobierno
felicitan al presidente Martinelli por sus iniciativas draconianas. Entre estas
se destaca la política de reducir a su mínima expresión las inversiones y los
servicios de salud dirigidos a la población. En cambio, el gobierno procura
establecer centros hospitalarios para atraer empresas extranjeras y turistas al
país. En la actualidad, hay un anteproyecto para privatizar las fuentes de agua
de los panameños. Es decir, el IDAAN tendrá que comprarle a precios
exhorbitantes el agua a un pequeño grupo de especuladores. Sin invertir un
centavo, estos especuladores se adueñarían de las cabeceras de los ríos esclavizando
a los 3.5 millones de habitantes del país.
Los neoliberales
también celebran sus avances en el campo de la educación. Las instalaciones
escolares han sido abandonadas y los estudiantes no cuentan con la
infraestructura mínina. Se está promoviendo el “rancho” escolar como modalidad
en las áreas rurales e, incluso, en algunos sectores urbanos. El “rancho” reúne
en un salón, bajo la dirección de una maestra, a niños de varios niveles.
La falta de escuelas y
equipos no impide que las autoridades no promuevan nuevas iniciativas. En la
actualidad, se trabaja en otro proyecto legislativo para privatizar las
escuelas del país. El programa consiste en convertir la educación panameña en
un negocio. El proyecto de educación “público-privado” entregaría las instalaciones
educativas y a los mismos educadores a empresarios para que puedan lucrar con
los bienes públicos y los trabajadores de la educación. Este sistema ha
fracasado tanto en el mundo subdesarrollado (Chile) como en el llamado “centro”
(ver el caso de la ciudad de Chicago en Estados Unidos).
Los neoliberales
proyectan una amplia gama de iniciativas públicas que incluyen negocios y
también planes ideológicos. En el campo de la educación han logrado dar pasos
importantes para eliminar del plan de estudios todas las materias que riñen con
sus fines lucrativos. Su primer objetivo es eliminar las materias que enseñan a
los jóvenes a pensar (filosofía, cívica), a tener conciencia de su identidad
(historia) o materias que le ofrezca al adolescente posibilidades de proyectar
su creatividad.
Los neoliberales
panameños descubren su verdadera intención ideológica cuando insisten en
tergiversar la enseñanza de la historia. No aceptan que los panameños puedan
levantar su propia bandera sobre territorio nacional. Rechazan el estudio de
las relaciones entre Panamá y EEUU en el siglo XX. Durante casi un siglo,
el pueblo panameño luchó por
recuperar su soberanía secuestrada por EEUU. El éxito de esta lucha es
negada por los neoliberales y han logrado borrarlo de los textos escolares y de
los salones de clase.
Pronto los neoliberales
podrán introducir en los textos escolares las figuras de los presidentes
norteamericanos Ronald Reagan y George Bush como pioneros de los ajustes
económicos en Panamá. Como lecturas obligatorias se leeran Harry Potter y
Alicia en el país de las Maravillas. Los textos ya han borrarado los mártires
de la gesta del 9 de enero de 1964 y las negociaciones encabezadas por Torrijos
y Escobar Bethancourt para poner fin a la colonia de la Zona del Canal con sus
bases miltiares. Se eliminaron las novelas de contenido social y nacionalsita
de Joaquín Beleño, Luna Verde y Gamboa Road Gang.
¿Cómo se explica que
sectores amplios de la población permitan este atropello a la identidad y al
bienestar de los panameños? La Universidad de Panamá se opone a lo que
considera un “enorme error” tergiversar la historia. Igualmente, los
estudiantes del Instituto Nacional y otros planteles secundarios han
protestado. El gobierno, la oposición política y los gremios empresariales, sin
embargo, caminan de la mano con los ideólogos neoliberales pretendiendo acabar
con el proyecto de nación. Los neoliberales comprenden bien que si convencen a
los panameños que somos lo que ellos llaman “globales” les entregamos en bandeja
de plata nuestras riquezas. Con esos millones manipulan a diputados,
magistrados e, incluso, al propio presidente de la República y su gabinete.
20 de septiembre de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario