El
señor don Jimmy Morales, presidente aún de Guatemala, está metido en un
berenjenal. Cualquiera diría que, ante los pasos de animal grande que se le
aproximan, ha resuelto subirse a la
cornisa del Palacio Presidencial y está dispuesto a suicidarse políticamente.
Rafael Cuevas Molina/Presidente
AUNA-Costa Rica
El Dr. Iván Velázquez y el presidente Jimmy Morales. |
El
actual presidente de Guatemala, Jimmy Morales, llegó al poder después de una
grave crisis de corrupción en el aparato gubernamental. El anterior presidente,
el general Otto Pérez Molina, y su vicepresidenta Roxana Baldetti, tuvieron que
renunciar por su implicación como cabecillas de
una red mafiosa conocida como La Línea, que se cebó en las aduanas para
amasar una fortuna. El juicio en el que se les juzga aún está en curso, plagado
de zancadillas, triquiñuelas y engaños propios de los abogados tramposos que se
ocupan de defender a este tipo de delincuentes y a militares violadores de los
derechos humanos en el país.
Ante
esa situación, que conmocionó al país provocando las más amplias movilizaciones
urbanas de su historia reciente, surgió la candidatura del señor Morales, que
tomó como lema de su campaña la consigna “Ni corrupto ni ladrón”.
El
señor Morales es de profesión comediante. Un comediante mediocre que se ocupó
durante años de hacer chistes racistas, homofóbicos y vulgares de baja estofa
en la televisión. Es una profesión que lo dio a conocer entre un amplio
espectro de la población, y le creo simpatías entre un público poco informado,
culturalmente depauperado y económicamente marginado. Dadas las condiciones de
Guatemala, esto es equivalente a decir que le hizo popular entre la mayoría de
la población guatemalteca.
Una
vez en el poder, sin embargo, don Jimmy Morales empezó a mostrar el colmillo.
El partido que lo llevó al poder se desenmascaró, y se evidenció como un
aparato político dirigido por militares cuestionados por su papel en la sucia
guerra interna que sufrió el país hasta 1996, y por gente cuestionada
éticamente por los negocios sucios e ilícitos en los que participó y participa.
Encima
de eso, el hijo de don Jimmy y su hermano se vieron pronto involucrados en una
estafa, mediante la cual fingieron venderle comida al Estado guatemalteco sin
efectivamente brindar el servicio. Para terminar de amolarla, el señor
presidente dio declaraciones a una cadena televisiva norteamericana en la que
justificó el actuar de sus parientes.
Pasado
un tiempo, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG),
organismo creado ad hoc por la ONU para combatir la corrupción y fortalecer el
aparato judicial guatemalteco, y el Ministerio Público, iniciaron
investigaciones sobre el financiamiento de varios partidos políticos,
incluyendo el que llevó al poder al señor Jimmy Morales.
Esas
investigaciones parecen estar llegando a buen puerto, aunque el buen puerto al
que están arribando no es un buen puerto para don Jimmy. Dado el puesto que
ocupaba en el momento en que se podrían haber cometido ciertos desmanes
financieros, él debería cargar con las culpas. Es decir, que no hay que ser muy
fantasioso para pensar que el actual
señor presidente de Guatemala podría correr la misma suerte que su predecesor y
terminar consignado ante los tribunales de justicia.
Seguramente
juzgando esta situación con su corta lógica de comediante, el señor Morales
decidió arremeter contra quienes, cumpliendo con el mandato por el cual están
en Guatemala, están llevando a cabo estas investigaciones. Así, sin decir agua
va, pidió una cita con el Secretario General de la ONU y el viernes por la
tarde le pidió que se llevara de Guatemala a quien dirige la CICIG, el Dr. Iván
Velásquez.
Antes
de la cita la noticia corrió como rumor por el país. Las voces de protesta no
se hicieron esperar, incluyendo la de la Fiscal General de la república, la
Sra. Thelma Aldana, quien anunció que si el señor Velásquez es conminado a
marcharse, ella renunciará.
Pero
nada echó para atrás a don Jimmy el comediante quien, por cierto, no dio la
cara durante toda la semana, poniendo a decir y desdecir en su lugar a otros,
incluyendo a su Canciller, el cual en la televisión dijo que si eso era cierto,
el renunciaría.
Es
decir, amigos y amigas, que el señor don Jimmy Morales, presidente aún de
Guatemala, está metido en un berenjenal. Cualquiera diría que, ante los pasos
de animal grande que se le aproximan, ha
resuelto subirse a la cornisa del Palacio Presidencial y está dispuesto a suicidarse
políticamente.
Porque
no otra cosa está haciendo. Dada la experiencia con el presidente anterior, los
ánimos de la ciudadanía guatemalteca, las manifestaciones que desde el exterior
le llegan oponiéndose a lo que está haciendo, es evidente que se está metiendo
en un callejón sin salida.
En
esas estamos. El señor que llegó a la presidencia con el cartelito de ni
corrupto ni ladrón colgado al cuello, se defiende tontamente como gato panza
arriba y está lanzando mandobles que le pueden costar muy caros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario