Un gobierno que no
protege ni da garantías a sus ciudadanos, que legitima el fraude electoral y,
en su afán de negocios y ganancias, arrasa con todo el progreso social
existente, no solo desconoce la sabiduría popular del todo vuelve, sino que se
arriesga a la forzada retribución con la misma moneda y los deje, como reza el
tango, en pampa y la vía.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza,
Argentina
Noticiero de la Tv
Pública Argentina, domingo 20 de agosto de 2017, 21,00 horas
Titular 1: Milagro Sala
es autorizada a seguir en prisión domiciliaria, aunque la CIDH observa que la
casa en donde se alojará, a 40 kilómetros de la Capital de Jujuy no está en
condiciones, ha sido saqueada, devastada, arrasada, sin puertas ni ventanas y
deberá ponerse en condiciones, trabajo que por lo menos demandará dos semanas.
Al respecto, su
abogada, Elizabeth Gómez Alcorta había denunciado el nivel de hostigamiento
sufrido por Milagro quien se iría de “Alto Sufridero (Comedero, el penal de
mujeres) en donde estaba recluida para irse a una casa donde no tenía ni para
lavarse las manos”.
Las cámaras de los
eventuales cronistas mostraron las paredes blancas y desnudas de una vivienda
sin puertas ni ventanas, con unos azulejos como de hospital de campo de
concentración, antesala de una muerte segura, pergeñada con la más aviesa de
las intenciones, maldad extrema que no debería sufrir ningún ser humano por
ningún tipo de delito, por aberrante que pudiera ser. Hombres o bestias nos
recuerda sin cesar desde la tumba Aristóteles. Mucho menos uno de carácter
político, donde la acusación principal es un acampe y reclamo al gobernador
Gerardo Morales, como expresan en su defensa los organismos de derechos humanos.
Pero el crimen mayor de Milagro es ser indígena, india y luchadora social, dos
cuestiones imperdonables. Para colmo se embanderó en su organización con el
nombre de Túpac Amaru, el del inca José Gabriel Condorcanqui, quien llevó a
cabo la mayor rebelión indígena que enfrentaron las autoridades españolas a
fines del siglo XVIII. Algo despreciable desde el fondo del pasado colonial que
sigue invadiendo, inundando y determinando las relaciones de los nacidos en
este convulsivo e irredento nuevo mundo.
Milagro, lo sepa o no,
aunque seguramente lo tiene gravado desde sus primeros años de su sufrida vida
o, lo trae inscripto en sus células desde antes de nacer, lo más seguro,
encarna en su martirologio a todos sus hermanos de raza, de explotación y
esclavitud, desde la aparición de Colón en el Caribe con sus tres carabelas y
los aventureros conquistadores que le siguieron; Cortés y Pizarro, que
saquearon y aniquilaron impunemente a millones de indios, ebrios de codicia de
los tesoros que guardaban estas tierras.
Más de cinco siglos de
dominio, persecución, tortura y aniquilamiento respaldan el desprecio y
perversidad de las actuales autoridades y, a pesar de la existencia de una
moderna estructura jurídica y las reconocidas declaraciones de los derechos
universales del hombre, ejercen el poder con la misma impunidad de los
inquisidores y verdugos del pasado. Nada parece haber cambiado, la misma sed de
sangre y de revancha circula por los sólidos pasillos de los edificios públicos
y los elegantes y educados funcionarios al dar explicaciones, no difieren en
absoluto de aquellos rudos y bárbaros salvajes imperiales que realizaban las
tareas de vigilancia y disciplinamiento en las oscuras minas de Taxco o Potosí
y en las innumerables encomiendas a lo ancho y a lo largo del continente.
El látigo, el yugo o el
cepo han cobrado formas más sutiles y sofisticadas: las cotidianas chicanas y
zancadillas administrativas, las reiteradas negaciones de visitantes o
trámites, el hostigamiento constante, consistente en vigilar a Milagro tras
espalda sus conversaciones con otras reclusas o mirar por debajo del baño
cuando lo utiliza, el despreciado aislamiento, la eliminación de los mínimos
recursos de higiene y una alimentación deficitaria, conllevan a la lenta
destrucción psicológica inevitablemente, como la gota de agua permanente sobre
la roca, la perfora, de igual modo el maltrato reiterado termina horadando la
conciencia de la persona más íntegra. Minar sus fortalezas, reducirla a un
vegetal sin identidad ni voluntad, es el triunfo institucional celebrado por
los integrantes del establishment, sobre
todo el nombrado gobernador Gerardo Morales, a quien Esmeralda Arosemena de
Troitiño, vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le
recordó que Milagro es una “defensora de derechos humanos” y, “bendito sea que
haya movimientos sociales que, frente a la ausencia del Estado, busquen
resolver los problemas de sus comunidades porque es lo necesitamos: que haya
gente que lidere a las comunidades”.[i] Reclamo que al gobernador
no le movió un pelo, de eso no cabe duda, indiferente e insensible como su
referente nacional.
A pesar del nivel de
escándalo internacional que ha adquirido esta indignante situación, pocos se
arriesgan a publicar estos hechos repugnantes, porque quien tiene la desgracia
de caer en prisión, desciende al mundo de las tinieblas, al infierno más temido
donde todas las miserias humanas se desarrollan, donde no existe la piedad y se
entroniza la perversidad, crecen oscuros amos dentro de una servidumbre
gelatinosa que se arrastra. Eso lo saben. Lo saben más que nadie los actuales
amos y patrones, como en aquellos tiempos lo sabía el monarca que hacía oídos
sordos a los reclamos de De las Casas y otros sacerdotes piadosos, lo sabían
los virreyes, pero mucho más lo sabían los capangas, quienes ejercían el poder
despótico sobre las víctimas, quienes tenían el terrorífico látigo entre sus
manos y disfrutaban con la sangre ajena, como los lobos o los perros
cimarrones. También sabemos que no hay perdón para ellos ni allá arriba ni aquí
abajo. Es cuestión de esperar la oportunidad de voltear las cosas a favor. En
las antípodas y en la oscuridad de su estrecha y larga prisión, lo intuyó
Mandela y dio vuelta las cosas. Desde las profundidades en donde se encontraba
derrotó al apartheid. Es uno entre muchos ejemplos heroicos que renuevan la fe
en las causas.
Titular 2:
inmediatamente, luego del anterior: El presidente Macri y familia, partieron
rumbo a Villa La Angostura a descansar, como también lo hizo la gobernadora
Eugenia Vidal y sus hijos a Bariloche, con el propósito de descansar el feriado
largo luego del agotador esfuerzo de las PASO.
Dentro de la
inconsistencia propia de la manipulación de informaciones y de la realidad, no
es necesario aclarar si esta noticia, luego de la otra fue una orden de la
producción o de más arriba. No importa, nada importa, como tampoco que los
funcionarios que partían para unas reconfortantes vacaciones celebraron
públicamente un triunfo eleccionario que no fue. Ellos sabían que no habían
ganado, que suspendieron el escrutinio y que la empresa encargada del control
también obedecía a sus intereses. Todo estaba armado. No importa, mienten todo
el tiempo porque la mentira es parte de la prepotencia en el ejercicio del
poder.
Volvemos al cántaro,
tanto va al agua que al final se rompe. Y la apelación y el riesgo azuzando a
los actores sociales, dentro de esa fantasía utópica que denominan “el país del
futuro” va llegando a extremos impensados, dentro del imaginario de estos chicos
de country que se divierten haciendo negocios y gobernando por capricho, ahora
Macri pretende quitarle el control de las Obras Sociales a los gremios, un
instituto que recuerda los beneficios del establecimiento del Estado de
Bienestar en el país de la mano del peronismo, luego de terminada la Segunda
Guerra Mundial, dentro de los 30 años gloriosos de la economía en la periferia
próspera.
Qué garantías le ofrece
el Estado argentino a la persona de Milagro con este gobierno, porque
convengamos que ellas están establecidas en la Carta Magna y en el resto de la
estructura jurídica que se le subordina, como en todo Estado moderno y, el
Poder Judicial debería ser el fiel custodio de ello, si realmente fuera
independiente y, como sabemos, una de las primeras medidas fue justamente,
cooptarlo, alinearlo.
Un gobierno que no
protege ni da garantías a sus ciudadanos, que legitima el fraude electoral y,
en su afán de negocios y ganancias, arrasa con todo el progreso social
existente, no solo desconoce la sabiduría popular del todo vuelve, sino que se arriesga a la forzada retribución con la
misma moneda y los deje, como reza el tango, en pampa y la vía.
[i] Página 12, Los Estados deben proteger a sus ciudadanos, nota a Esmeralda
Arosemena de Troitiño, vicepresidente de la CIDH, 24 de agosto de 2017.
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