José Mujica se perfila como el próximo candidato del Frente Amplio de cara a los comicios en Uruguay. Una mirada sobre su persona y su pensamiento, donde la juventud es clave en el actual momento político uruguayo.
Montevideo- El hombre permanece en el centro de la tarima. A veces mueve los brazos para hacer énfasis. No hay susurros entre la muchedumbre. Expone, cuenta, argumenta. Explica esto, explica aquello. Su voz llena todo el espacio. De repente, la mano empuñada, y ¡ordeñar al buen burgués! aplausos, aplausos y aplausos. Luego, “Pepe” Mujica continúa la lección.
Su futuro político está jugado. Es el precandidato presidencial del Movimiento de Participación Popular (MPP). Aspira a ganar las elecciones internas del Frente Amplio para buscar vencer en las presidenciales. El Frente Amplio, actualmente en el poder, es una coalición de partidos de izquierda donde el MPP es mayoritario.
Es viernes y es de noche. La calle de Tristán Narvaja está llena. Al escenario lo ilumina una luz amarilla y otra roja. En las sillas hay señoras cargando niños, grupos de ancianos, hay hombres maduros con mujeres maduras: todos metidos en una multitud de jóvenes. “Pepe” tiene 74 años. El discurso se centra en una reflexión sobre la lucha social. Se pregunta por cuál es la forma de alcanzar los anhelos de la izquierda. Recuerda la caída del paradigma, la Unión Soviética. Sin embargo, habría que seguir en esa búsqueda por nuevos caminos. Una de sus tesis: multiplicar las fuentes de riqueza para poder repartirlas. “Hay que darle la mano al buen burgués para que produzca y luego ordeñarlo para el desarrollo social”, dice.
Mujica perteneció al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. Estuvo preso 14 años en diferentes batallones junto con Raúl Sendic, líder y fundador del movimiento. Salió libre con la caída de la dictadura en 1985 y fue cobijado por la amnistía a detenidos políticos. Siguió haciendo política. Es la cabeza del MPP, y durante 3 años fue Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca del gobierno de Tabaré Vásquez. Actualmente ocupa el cargo de senador.
Las paredes están llenas de avisos electorales. Su nombre está pintado en pancartas: PEPE, en letras rojas. Un cartel recuerda el motivo del encuentro: homenaje a Raúl Sendic. El orador principal, “Pepe” Mujica.
“Y la preocupación debe ser garantizar que los niños vayan y aprovechen la escuela”. Explica que la educación es la herramienta que va a permitir el desarrollo de los pueblos. Y entonces, se dirige a los jóvenes. Les dice que el capital más valioso es la mente humana, y concluye que la educación superior debe ser estimulada por la sociedad. “Debe ser prioridad para Uruguay”, afirma.
Una fiesta de estudiantes comienza a sólo tres cuadras del lugar. Es en la Universidad Nacional, sobre la avenida 18 de julio. Se celebra la recolección de las firmas suficientes para un referendo que abolirá la Ley de Caducidad, por la cual muchos crímenes cometidos durante la dictadura podrían quedar impunes. Hablo con algunos chicos que me cuentan que este proceso tuvo su apoyo en la juventud uruguaya que busca investigación y justicia. Una de ellas es Verónica, asiste a la manifestación de “Pepe” para luego ir a ver los grupos que se presentan: Cuatro Pesos de Propina y El Pato Darwin, dos bandas locales que tocan punk y ska, que tocan reggae y hip hop.
Lentamente, palabra a palabra, “Pepe” sigue exponiendo sus puntos de vista. Trata a los asistentes como Amigos y Compañeros.
“No podemos esperar a la utopía del comunismo, hay que actuar ya”, dice refiriéndose a las necesidades sociales insatisfechas. “Sin embargo, hay que creer en esa utopía y luchar por ella ¿Acaso no es utópico también creer en el más allá o creer en la felicidad completa?”. Para Mujica, hay que emprender un camino de reformas, unas más profundas que otras.
“¿Ves como nos habla? Usa un lenguaje muy coloquial, como si nos conociéramos”, me dice Verónica mientras me explica que la mayoría de los jóvenes asistentes irán a la fiesta de las firmas. Son dos hechos afines políticamente.
“Pepe” viene del campo. No ha sido militar como Chávez pero fue guerrillero como Fidel. Admira a Lula. El 13 de abril publicó un texto que se llama El ejemplo a seguir es Lula ¡Grande Lula! Uniendo a diferentes, y en el que dice que sin hacer una revolución, sacó a 50 millones de brasileros de la pobreza. Con los Kirchner la posición es otra. Hace unas semanas, ante un saludo en el que Néstor Kirchner dijo que ojalá gane Mujica, éste le contesta que a los candidatos uruguayos los elegían los uruguayos, y escribió: “Si quiere ayudar que destape los puentes”.
Mujica ha apoyado la posición de Tabaré en los conflictos fronterizos, y deja claro que seguirá en una línea muy similar. La campaña electoral ya ha trascendido la frontera.
Precisamente, un periodista de la televisión argentina le dijo:
- Vaya probándose el traje para ser candidato.
- Tengo una pinta desastrosa, parezco un verdulero- respondió.
- Un verdulero inteligente, parece.
A lo que “Pepe” contestó abriendo las manos en señal de conclusión:
- Viví mucho mi amigo. Cometí muchos errores. No la pasé de turista, y el hombre aprende mucho más del dolor que de la bonanza.
Hombre de mediana estatura, bigote y muchas canas, “Pepe” termina su discurso. La noche sigue despejada. “Luchar por un gobierno de puertas abiertas, abierto a todas las posiciones de la sociedad”. El puño hacia lo alto. Ahora ha caminado un poco por la tarima: la voz firme. Le rinde un homenaje a Sendic. Unas palabras finales ¡lucha social en el Uruguay! y la multitud se deshace en aplausos.
“Pepe” baja por detrás del escenario y conversa con algunas personas. Doy por terminado el acto político. Algunos se van. El presentador anuncia una murga: A contramano.
- Quedémonos, esta murga fue la ganadora del Festival- me cuenta Martín.
A contramano se presenta. Están disfrazados, llevan tambores y narices rojas. “Pepe” la está escuchando, nosotros también. Los muchachos cantan crítica política como la mayoría de las murgas. Hacen teatro, hacen juego de voces y burla política al tiempo.
Una de ellas es una sátira al discurso de la derecha que se basa en pedir aumento en la seguridad, para evitar que la sociedad se descomponga. Consistía en mostrar cómo aumenta el trabajo de un cerrajero, el gran beneficiado.
En Uruguay los jóvenes tienen el poder para decidir el futuro político del país y ejercen ese poder por medio del voto. No hay movimiento social sin el impulso de la juventud. Además, se identifican con el arte:
-El arte local es muy político… bueno y muy local. Habla de todo lo que pasa en nuestra tribu- ,e dice Martín.
Martín tiene 21 años. Esta noche soy testigo del gusto de los jóvenes por el discurso de “Pepe”. La juventud tiene la fuerza para llevarlo a la presidencia. Si así salen las cosas, los jóvenes uruguayos escogerían a la experiencia para liderar su tribu.
(*) El autor de esta nota es alumno del Seminario de grado “Periodismo en Escenarios Latinoamericanos” que se dicta en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP en coordinación con APM.
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