Que Hugo Chávez obsequiara Las venas abiertas de América Latina a Barack Obama, hizo que la caverna, huérfana de ideas, destilara desubicación y rusticidad. Pero igual hubieran reaccionado si el libro hubiera sido El fútbol a sol y sombra del mismo autor. Contra la indigencia intelectual ya nada se puede hacer.
El obsequio del libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, por parte de Hugo Chávez a Barack Obama el pasado 18 de abril en la Cumbre de la Américas en Trinidad y Tobago, removió las hediondas entrañas de la caverna latinoamericana, que ignorante y obnubilada (perdonen la redundancia) casi se corta las venas cuando se enteraron del hecho.
Mientras Obama, al recibir el presente, sonreía para las cámaras del mundo -enterándose recién que también en América Latina había escritores y pensadores-, sus adulones derramaron bilis y reaccionaron desde la oscuridad de sus prisiones. Es tanta la ignorancia de los palafreneros imperiales que inclusive se preguntaron: ¿dónde estaba su seguridad personal que permitió que recibiera ese detonante? Y todavía hoy, debaten si Obama debe o no leer el libro. Patéticos.
El gesto de Chávez se convirtió en noticia que dio la vuelta al mundo llenando los portales de los diarios virtuales sin excepción. Los medios internacionales dedicaron tiempo y espacio para publicar las reacciones cavernarias, y la prensa en Costa Rica tampoco se quedó atrás; el principal diario comercial del país, La Nación, dio su ‘aporte’ publicando, entre otros, un refrito titulado “No más venas abiertas” de Ángel Soto (26-04-09), profesor de estudios latinoamericanos de la Universidad de los Andes (Chile). Cualquiera que lea ese recalentado encontrará repeticiones del putrefacto Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano. Libraco visceral que devela la truhanería históricamente iletrada e insensata de la derecha latinoamericana.
El gesto de Chávez se convirtió en noticia que dio la vuelta al mundo llenando los portales de los diarios virtuales sin excepción. Los medios internacionales dedicaron tiempo y espacio para publicar las reacciones cavernarias, y la prensa en Costa Rica tampoco se quedó atrás; el principal diario comercial del país, La Nación, dio su ‘aporte’ publicando, entre otros, un refrito titulado “No más venas abiertas” de Ángel Soto (26-04-09), profesor de estudios latinoamericanos de la Universidad de los Andes (Chile). Cualquiera que lea ese recalentado encontrará repeticiones del putrefacto Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano. Libraco visceral que devela la truhanería históricamente iletrada e insensata de la derecha latinoamericana.
Llama la atención el pavor que ocasionó este regalito. Se trató de un acto simbólico; una manera elegante del presidente bolivariano Hugo Chávez de decirle a Obama: ya que, dices que, quieres ser amigo de América Latina, entonces, aquí tienes este libro; entérate de la historia de estos pueblos, cómo han sido saqueados sus recursos naturales y explotados sus habitantes por los imperios coloniales y los estados imperialistas desde el siglo XVI en adelante. ¡Infórmate! En estas páginas encontrarás una parte del pasado del Imperio que hoy representas.
¿Dónde está el delito de Chávez con este obsequio? ¿Por qué se conmovió la caverna? ¿Cuál es el miedo a estas letras? Muy sencillo: la historia los delata.
La irritación explica mucho de lo que esa gente “piensa”. Soto -y con él los reos de las sombras-, creen que, un texto como estos puede dañar al Imperio. Refiriéndose al libro recibido por Obama, Soto dice que “debiera ser tema para preocupar a sus agentes de seguridad, dada la toxicidad del contenido entregado al presidente de Estados Unidos. Un verdadero atentado a la seguridad nacional”. Como puede leerse pareciera que estamos ante un Imperio de cartón.
El texto de Eduardo Galeano es uno de los tantos libros escritos en esa perspectiva por otros autores latinoamericanos. Pero la caverna ignora eso. El “aporte” de Soto consiste en repetir lo que sus hermanos dijeron en el Manual. Engalanado de ignorancia el profesor de estudios latinoamericanos concluye que “el libro de Galeano es uno de los que más daño le ha hecho a nuestro continente”.
Si Soto -y compañía incluida-, a temprana edad, hubieran leído y entendido, siquiera la mitad de los textos que él menciona, copiando del Manual -pero sin citarlo-, hoy tendrían un poquito más de autoestima y de decoro y serían menos serviles y ramplones. Pero a estas alturas ya es pedirles demasiado.
Si Soto -y compañía incluida-, a temprana edad, hubieran leído y entendido, siquiera la mitad de los textos que él menciona, copiando del Manual -pero sin citarlo-, hoy tendrían un poquito más de autoestima y de decoro y serían menos serviles y ramplones. Pero a estas alturas ya es pedirles demasiado.
Empezamos hablando de libros, terminemos hablando de ellos. Contrario a lo que afirman las estrellas del antro, esta fue la primera vez que Hugo Chávez regaló un libro a un presidente de los Estrados Unidos; a Bush no le dio ninguno por aquello de no tirar las perlas a los cerdos. Que Hugo Chávez obsequiara Las venas abiertas de América Latina a Barack Obama, hizo que la caverna, huérfana de ideas, destilara desubicación y rusticidad. Pero igual hubieran reaccionado si el libro hubiera sido El fútbol a sol y sombra del mismo autor. Contra la indigencia intelectual ya nada se puede hacer.
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