La clase capitalista ha podido sacar provecho hasta de la catástrofe. Pero le será muy difícil resolver las contradicciones de un sistema económico basado en la expoliación y propenso a la inestabilidad.
Alejandro Nadal / LA JORNADA (México)
Una de las interpretaciones más populares sobre los orígenes de la crisis en Estados Unidos es que se produjo al estallar la burbuja especulativa en los bienes raíces. La bursatilización y la opacidad de los vehículos de inversión sembraron el caos en el mercado interbancario. Los grandes bancos empezaron a abrigar dudas sobre la solvencia de los demás, y eso congeló el crédito de corto plazo entre bancos, una de las piezas clave de una economía monetaria.
El corolario de esta narrativa es que la crisis se hubiera evitado con un sistema regulatorio eficaz. Eso hubiera sometido la voracidad de los agentes en el sector financiero y el problema se hubiera prevenido.
El problema con esta interpretación es que faltan dos elementos importantes: los fenómenos en el sector real (no financiero) de la economía y las medidas de política macroeconómica. Lea el artículo completo aquí…
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