El próximo 28 de julio se abre una nueva etapa en el país andino. Un nacionalista de izquierda llega a la cúspide de un país tradicionalmente reacio a los cambios. Humala buscará ser un moderado más que un revolucionario, un Lula más que un Chávez, pero apuntará sus miradas a los vecinos regionales antes que al norte.
Germán Gonaldi / Agencia Periodística de América del Sur
El reciente triunfo de Ollanta Humala en las elecciones presidenciales de Perú dio a los procesos políticos latinoamericanos otro capítulo que alimenta la esperanzas de millones de personas que ven que su hora ha llegado: la hora de equilibrar la balanza del poder, la hora de acabar con la desigualdad política y económica, la hora de los pueblos.
Humala, un nacionalista de izquierda con pasado militar, ganó en su segundo intento de llegar al poder, tras aquellas elecciones de 2006 cuando cayó ajustadamente en ballotage con Alan García, luego de ganar en primera vuelta. La experiencia se dio vuelta en esta elección histórica y pudo superar a la candidata del “status quo”, Keiko Fujimori, hija del autócrata ex presidente que hoy pasa sus días tras las rejas. Lea el artículo completo aquí…
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