La jauría mediática completa -no sólo de Perú, sino de América Latina-, apuntaló sus editoriales contra el nuevo presidente peruano por visitar Cuba.
Abner Barrera R. / AUNA-Costa Rica
(Fotografía: En La Habana, el presidente electo Ollanta Humala fue recibido por el canciller cubano Bruno Rodríguez).
Días antes del viaje de Ollanta Humala, presidente electo de Perú, hacia México, de donde se trasladaría luego a Cuba, la prensa cavernaria de la derecha peruana aulló a todos los vientos. El motivo: la visita del presidente peruano a la isla soberana. Ni siquiera hablaron del viaje que realizaría primero Humala a México, país capturado por el narcotráfico y el crimen organizado. No les importó a los publicistas los desafíos que la realidad mexicana presenta a la región. La jauría completa -no sólo de Perú, sino de América Latina-, apuntaló sus editoriales contra el nuevo presidente peruano por visitar Cuba.
El reciente electo presidente de Perú culminó su periplo por los países sudamericanos, cuando el pasado 15 de julio llegó a Venezuela, donde fue recibido por el mandatario Hugo Chávez. La manada, sin mostrar ningún respeto por la salud de líder bolivariano, cuestionó esa visita. En Caracas, Humala expresó: “Vengo con mucho cariño a conversar, a mirar hacia adelante y a darle fuerzas en esta batalla personal que está llevando”. Como es sabido –y hoy ya resulta hasta cómico en la política peruana- la oligarquía de la derecha limeña, sin mostrar ninguna prueba, ha calumniado reiteradamente a Humala, de haber recibido fondos del gobierno de Chávez para financiar sus campañas electorales (el 2006 y 2001). En días recientes, a propósito del viaje a Venezuela, en uno de los diarios limeños, la jauría aulló, publicando una foto de los dos mandatarios (Humala y Chávez) saludándose; el aullido decía: “Uña y carne”.
Como los rugidos de la perrería son abundantes, al azar, escogemos uno, donde la periodista le pregunta al político José Barba Caballero: “¿Es un error del presidente electo terminar sus viajes visitando Venezuela y Cuba?” Él responde: “Sí, claro que sí. Primero, no se perdía nada si los omitía. Terminar visitando a dos dictadores de muy mala estirpe. Ir a inclinarse ante las barbas ensangrentadas de un dictador sanguinario como Fidel Castro y saludarlo como si fuera un venerado maestro dice mucho de quien pretende ser un presidente democrático.” El que así opina -Barba Caballero- es un político que se ha paseado por todos los partidos de derecha, buscando ser electo en el Congreso de Perú; sus últimos manotazos como agónico tipejo del circo neoliberal, fue animar la fracasada candidatura presidencial del mediocre publicista Jaime Bayly.
Ha sido el mismo Fidel Castro quien ha expresado, en más de una oportunidad, que visitar a Cuba es una manifestación de independencia. A pesar que, ya no vivimos los años de la guerra fría (entre Estados Unidos y la Unión Soviética), sin embargo ésta está viva de parte de los Estados Unidos contra la Revolución Cubana. No es cualquier jefe de Estado el que se atreve a visitar a la Isla, porque tiene que tomar en cuenta lo que piensa Estados Unidos, algunos temen represalias económicas o políticas, no quieren disgustar a Estados Unidos, o porque están buscando alguna ayuda o préstamo de los organismos económicos internacionales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o el Fondo Monetario Internacional. Por eso visitar la isla soberana es un acto de valentía aunque la jauría rabiosa expida todo tipo de espumarajos.
En la entrevista que le hiciera el sacerdote brasileño Frei Betto a Fidel Castro en 1985 (que resultó en la publicación del libro Fidel y la religión), el Comandante dice “De modo que conocemos mucha gente que incluso mira con simpatía las actividades de Cuba, pero debe tener en cuenta todos los intereses antes de tomar la decisión casi heroica de venir a Cuba. Visitar a Cuba se convierte, realmente, en una manifestación de independencia”.
En la madrugada del reciente martes 19 de julio, al arribar Humala a la Isla, dijo: “Andamos de gira para visitar a un pueblo hermano, el pueblo de Cuba, a plantear una agenda abierta con su presidente”. Estas declaraciones convirtieron los sueños de la jauría en pesadilla.
El diario digital Cubadebate registra que en su estancia en Cuba, Humala revisó con el presidente Raúl Castro el estado de las relaciones y “apostó por fortalecer la cooperación en áreas como la sanidad, la educación, el deporte, la cultura y la economía”. Señala que el presidente peruano “se mostró especialmente interesado por el programa para erradicar el analfabetismo que Cuba ha llevado a cabo en otros países de la región como Venezuela o Bolivia”. Mientras Ollanta Humala busca promover este beneficio para miles de peruanos analfabetos, hace tres semanas el actual presidente de Perú Alán García (que termina su mandato el próximo 28 de julio), irresponsable y populistamente, dijo que Perú es un país libre de analfabetismo. García cree que el analfabetismo se elimina por decreto.
La rabia de la jauría no pudo ser menor, cuando se enteró que Humala almorzó con el “demonio” Fidel Castro, encuentro que el electo mandatario peruano calificó de “alegre” y en el que hablaron de diversos temas e intercambiaron impresiones sobre el panorama político regional. Y como si fuera poco, Humala criticó el bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba y consideró “una vergüenza que en el siglo XXI haya este tipo de situaciones que la verdad no ayudan a la integración de América”. Estas últimas declaraciones, la jauría prefirió no publicarlas, porque no querían hacerse eco de una voz más que se levanta a favor de la Revolución Cubana y en contra del imperialismo estadounidense.
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