José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Lima, Perú
Creo que ya nos es suficiente haber soportado tremenda ofensa y falta de integridad de la gente que elegimos como conductores de la vida política del Perú. El casi ex presidente de la República del Perú, el Sr. García, pasó del triste celebre artículo “El síndrome del Perro del Hortelano”[1] a la calificación de ciudadanos de segunda categoría, anticristos o primitivos a toda aquella persona o comunidad que concibe el desarrollo económico desde una perspectiva o cosmovisión diferente a su ideologizada y fanática visión del desarrollo de los pueblos.
Un día soleado - de este ambiguo clima del mes de Julio - conversando con una educadora del Colegio Nacional Integrado Beata María Ana Mogas, en el poblado de Quillazú, en la selva oxapampina del Perú, nos involucramos en una historia basada en la vida real. En el año 2003 en Yanahuanca- Cerro de Pasco un grupo de estudiantes del poblado de Chinche (Cerro de Pasco) - que viajaban por motivos de excursión - se precipitó al abismo muriendo toda una promoción completa.[2]
Usted me dirá, ¿qué tiene de novedoso esta historia? Sobre todo en un país en donde los accidentes automovilísticos ocupan uno de las primeras causas de muertes. Lo curioso es que aquí no queda la historia. En el año 2003 se estaban haciendo construcciones de carreteras, lo cual demandaba voladuras de terrenos, aplanamiento de montañas y demás modificaciones de la zona del desastre. Dicha zona era transitada por personas que recorrían diariamente el denominado “camino de los incas”. Evidentemente con innumerables dificultades por la falta de caminos asfaltados y en buenas condiciones. Pero, aquellas montañas, denominadas Apus, eran las milenarias guardianas y compañeras de generaciones a generaciones los cuales mantenían la comunicación abierta con la naturaleza al punto del diálogo y la relacionalidad canónicamente herética.
Días antes de la tragedia la profesora fue testigo presencial de los comentarios que hacían – entre sí – pobladores de dicho poblado. Nos comentó la docente, “los ancianos del pueblo decían que en las noches los Apus hablaban entre sí en quechua presagiando un doloroso desastre…”. Según la profesora los pagos a los Apus no habían sido realizados por los afanosos constructores de carreteras, túneles y puentes. Parecía que las concesiones mineras no incluían la solicitud de permiso a los Apus antes de violentar sus espacios sagrados. Evidentemente la pragmaticidad ilustrada tiene como primitivismo toda aquella manifestación cultural- idiosincrática que sea contraria a los valores del progreso y desarrollo que elevaron a los altares de la idolatría al Capital, gran ídolo y hasta fetiche de todos los tiempos.
Señor Presidente, los ancianos de esta población del alto Cerro de Pasco oyeron a los Apus hablar entre ellas en su idioma original, el quechua. Estas montañas estaban en desacuerdo con que se les abriera el vientre y perforará la carne cual avaro carnicero bizantino. No dijeron los ancianos que no se podría hacer construcciones, sino que se pida permiso para hacerlo, que se ofrezca una ofrenda a la naturaleza considerada el ser vivo entre los seres vivos, fuente de toda existencia.
¿Usted – Señor Presidente - no hace lo mismo cuando paga sus impuestos? ¿No es este acto una especie de ofrenda al Estado? ¿No estira su mano en la Catedral para dar limosna bajo el atento ojo de su amigo el Cardenal? ¿Cómo le llama al “regalo” de 100,000 soles para su “Cristo de cemento y fierro retorcido”, ofrenda? Regalo? Caridad? ¿Es menos primitivo usted Señor Presidente por haber asumido el poder otorgado por el pueblo como poder personal omnipotente?
Sí, Señor presidente, los Apus hablan entre sí, lo escucharon Augusto Salazar Bondy, José María Arguedas, José Carlos Mariátegui y hasta su ignorado jefe, Víctor Raúl Haya de la Torre. Esto no es herejía, ni primitivismo, es espiritualidad desde una perspectiva diversa a la suya y no “ideologías absurdas panteístas que creen que las paredes son dioses y el aire es dios” o “peces porque son criaturas de dios y son la expresión del dios Poseidón”.[3]
Hacemos eco con lo dicho por Marco Hostos:
Dentro del criterio antropológico y razonado existe la convicción de que los pukios, naturaleza y deidades no conversan entre ellos ni deciden, ya que son sólo recursos explotables, sin embargo, cuando uno se dirige al chaman de la zona, curandero, guía espiritual o simplemente algún comunero de edad, este afirmará que los cerros y lagunas si hablan y tienen vida. No obstante esta diferencia de opinión, ambas vertientes antropológica y paranormal se reconcilian cuando consideran una misma idea cuya práctica salta a la vista: El comunero siempre mantiene conversación con sus deidades.[4]
l fanatismo multisectiorial - del Señor Presidente - el cual desfigura cada día más su controversial y polémica personalidad, así como ofende irreverentemente las raíces de una identidad histórica que por lo visto se ha propuesto destruir y cambiar por mercantilizadas teorías sobre la visión del desarrollo, del mundo y el ser humano. Ya ha tenido usted Señor Presidente dos períodos de gobierno y ad portas del término de su segunda pésima gestión ética se ufana de haber casi acabado con el analfabetismo y por otro lado acusa de primitivos y mal educados a aquellos pueblos que usted dice haber alfabetizado. ¿De qué educación habla Señor Presidente? ¿De qué religiosidad? ¿De qué ideologías absurdas? ¿De qué formas primitivas de religiosidad?
Unos amigos me comentaron hace un par de días que lo vieron bastante contento en uno de los más lujosos hoteles de la ciudadela de Machupichu celebrando el centenario de su “descubrimiento”. ¿Qué hacía allí Señor Presidente? Celebrando cómo encendían con multicolores rayos laser el Santuario de los Incas a los que ahora usted llama de “primitivos” “absurdos” y “mal educados”. ¿Está consciente usted Señor Presidente que estaba brindando al lado de sus amistades del mundo empresarial y político frente a uno de los más emblemáticos Apus del Perú: El Huayna y Machu Pichu? o su cerebro reptiliano ensordecido – la base neuronal del límbico y el neocortex - está traicionando su refinada, afrancesada y muy civilizada educación y religiosidad.
NOTAS
[1] Aún recordamos las palabras de García en dicho nefasto artículo: “… la demagogia y el engaño dicen que esas tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados”…” “Además existen verdaderas comunidades campesinas, pero también comunidades artificiales, que tienen 200 mil hectáreas en el papel pero solo utilizan agrícolamente 10 mil hectáreas y las otras son propiedad ociosa, de 'mano muerta', mientras sus habitantes viven en la extrema pobreza y esperando que el Estado les lleve toda la ayuda en vez de poner en valor sus cerros y tierras, alquilándolas, transándolas porque si son improductivas para ellos, sí serían productivas con un alto nivel de inversión o de conocimientos que traiga un nuevo comprador”… “Y es que allí el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista. Pero siempre anticapitalista, contra la inversión, sin explicar cómo, con una agricultura pobre, se podría dar un salto a un mayor desarrollo”…etc. Fuente: http://elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2007-10 28/el_sindrome_del_perro_del_hort.html. Revisado: 13/07/11.
[2] Cf. Diario La República. Fuente: http://www.larepublica.pe/14-12-2003/siete-alumnos-profesora-y-medico-mueren-en-accidente. Revisado: 13/07/11.
[3]Cf. Interesante opinión de Alberto Adrianzén “La ‘religión’ del Presidente”. Fuente: http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=PER&pagina=http://www.larepublica.pe.
[4] Cf. Fuente: http://www.enigmasperu.org/articulo.php?id=78. Revisado: 13/07/12.
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