Grecia está en bancarrota y su crisis nuevamente coloca en la cuerda floja a España y Portugal y a Europa en su conjunto. En cambio, Islandia nos está mostrando un camino democrático y popular para afrontar la crisis neoliberal.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
El sábado 2 de julio asistí en la ciudad de Puebla a un concierto del cantante y compositor español Luis Eduardo Aute. Su concierto fue maratónico y generoso con las solicitudes y expectativas de sus seguidores. El autor de esa maravillosa canción que se llama “Alevosía” presentó su nuevo disco, Intemperie, el cual vendido a las afueras del auditorio rápidamente se agotó. El disco incluye una canción que se llama “Atenas en llamas”, inspirada en sus vivencias en la Grecia del 2009 cuando miles de griegos salieron a las calles a protestar por las medidas que tomó la derecha griega a cambio de recibir un préstamo alemán para poder hacer frente a la deuda externa que se tiene sobre todo con bancos alemanes… Las medidas tomadas en aquel entonces por el gobierno fueron medidas de austeridad y castigo social propias del neoliberalismo más abyecto.
La derecha griega se desplomó y en 2009 ascendió a al cargo de primer ministro Giorgios Andreas Papandreou, nieto de Giorgios Papandreou e hijo de Andreas Papandreou, quienes en su oportunidad también ocuparon el mismo cargo. El actual gobierno griego autodenominado “socialista” está tomando las mismas medidas que llevaron a la debacle a la derecha en Grecia: acepta como legítima la impagable deuda contraída en gran medida por la derecha y contrae nuevos préstamos que servirán solamente para pagar a los bancos alemanes y franceses que como usureros de la peor especie están sangrando a Grecia. A cambio de ello el gobierno “socialista” venderá los últimos activos estatales que tiene y someterá a nuevas medidas de austeridad a un pueblo que enfrenta un desempleo que formalmente alcanza el 16% pero que en realidad llega al 20%.
Como dice la canción de Aute, Atenas está nuevamente en llamas. Trabajadores, desempleados y juventud, se enfrentan a las fuerzas del orden en sus calles y en las calles de otras ciudades. Grecia está en bancarrota y su crisis nuevamente coloca en la cuerda floja a España y Portugal y a Europa en su conjunto. El fracaso neoliberal también se expresa en la vecina España con las manifestaciones de los “indignados”, mayormente juventud sin futuro pese a que muchos de ellos tienen educación universitaria. Las medidas tomadas en el pasado reciente han resultado insuficientes y Grecia que tiene una población menor que la de Guatemala (alrededor de 11 millones y medio de habitantes), sigue enfrentando una deuda monstruosa: aproximadamente 481 mil millones de dólares lo que significa el 150% de su Producto Interno Bruto. La crisis mundial iniciada en 2008, tres años después sigue asolando a buena parte del mundo. Para empezar a ese gigante enfermo y decadente que son los Estados Unidos de América.
Grecia está haciendo lo contrario de lo que hizo Argentina con Kirchner para salir de su crisis. Esto y el contraste con lo que hizo Islandia lo ha resaltado en un reciente artículo el connotado analista Guillermo Almeyra. Por otras fuentes sabemos lo que callan los grandes medios de comunicación. Islandia, una isla nórdica con 317 mil habitantes, ha hecho lo siguiente: en el contexto de una deuda impagable se nacionalizó la banca en 2008; en 2009 la movilización popular hizo que dimitiera el primer ministro y se convocaran a elecciones anticipadas pero se emitió una ley que comprometía a Islandia a pagar la deuda en 15 años al 5.5% de interés; en enero de 2010 el pueblo islandés salió nuevamente a las calles y logró que se aceptará hacer un referéndum para decidir si se pagaba la deuda; en marzo de 2010 la consulta popular se realizó y el 93% de los islandeses votaron porque no se pagara la deuda, el gobierno metió a la cárcel a los banqueros responsables de la monstruosa deuda externa; se eligió una asamblea constituyente que comenzó sus trabajos en febrero de 2011 y recogerá las demandas consensuadas en las asambleas realizadas en diferentes partes del país y las que los ciudadanos están haciendo llegar a los 25 constituyentes a través de facebook y twitter.
En síntesis Islandia nos está mostrando un camino democrático y popular para afrontar la crisis neoliberal: nacionalización de la banca, movilización y consulta popular, castigo a los banqueros corruptos responsables de la crisis, moratoria y renegociación de la deuda y un proceso constituyente que se propone refundar al país.
Islandia ha sido conocida por que en 2010 un volcán con el impronunciable nombre de Eyjafjallajökull sumió a Europa en la penumbra con sus cenizas. Conviene conocer también que Islandia con su proceso es un faro que nos alumbra en la moribunda noche neoliberal.
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